"Había que despertar en el pueblo un
sentimiento de vergüenza por los
delitos que
mancharon doce años de nuestra historia, y denuncié a
quienes
indirecta o directamente vindican ese espacio de infamia".
Jorge Luis
Borges
En general,
las necesidades electorales de algunos y la desesperación por la pérdida de la
impunidad de otros generan situaciones repugnantes. Ayer, La Nación publicó una
desagradable noticia que pasó desapercibida en medio de los planes para reducir
los precios de los artículos de la canasta alimentaria, de las disputas
políticas de baja estofa y de la detención de Julian Assange, que tanto ha
dividido a la opinión mundial.
En ella,
Lucrecia Bullrich listó quiénes asistieron a una cena en Palermo; entre otros,
reunió a Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Marcelo Tinelli, Miguel Pichetto,
Daniel Vila, Rodolfo D'Onofrio y Facundo Manes. Hasta allí, una cita más de los
electrones libres que pululan en el peronismo alternativo, el radicalismo, la
televisión, el fútbol y las empresas. Pero también estuvo presente Sebastián
Eskenazi y, como dicen los jóvenes, allí se pudrió todo. Según trascendió, otro
prócer de este país decadente faltó a la cita: el banquero Jorge Brito; de
haber asistido, alguien hubiera gritado ¡bingo!
Porque don
Sebastián y su padre, Enrique Eskenazy, fueron eslabones fundamentales de la
siniestra cadena montada por Néstor Kirchner y su viuda para saquear, como
nunca antes, a la Argentina: no solamente operaron desde su banco la fuga de
los famosos "fondos de Santa
Cruz" -los US$ 1.100 millones de la Provincia que desaparecieron en
las cuentas extranjeras privadas de su entonces Gobernador, sino que actuaron
como testaferros en la apropiación del 25% de YPF, un truco de ilusionismo que
le costó al país el autoabastecimiento energético y le generó un gasto superior
a los US$ 50.000 millones en importación -además, sobrefacturada- de gas
licuado.
Pero no se
agotó así la vocación ladrona de los cómplices, ya que aún pretenden robar
otros US$ 5.000 millones con un juicio promovido en los Estados Unidos contra
el Estado. ¿Somos conscientes de la magnitud de los montos involucrados?, ¿y de
qué relación tienen con el 32% de pobreza y la pauperización de la educación y
de la salud, la inflación y el endeudamiento?
Es sabido que
aquí no existe la condena social a los corruptos y a los cleptómanos, que
circulan libremente por la calle y son invitados a los más rumbosos eventos
públicos, donde son fotografiados por la prensa amarilla y cholula. En
cualquier sociedad civilizada y con férreas reglas morales, muchos de los
asistentes no se hubieran siquiera sentado a esa mesa, ya que al hacerlo se
convertían en inmorales cómplices de la impunidad, y los corruptos estarían
escondidos en sus madrigueras para evitar el castigo que, sin duda, les
impondrían sus tribunales; entre nosotros, hasta cenan con los jueces que
deberían juzgarlos o duermen las causas que los complican. ¡Teléfono para los
jueces Ariel Lijo y Claudio Bonadio!
Pero cuando la
Argentina nació, ya la violación de la ley y el contrabando formaban parte de
su ADN; nada ha cambiado desde entonces, como no sea el agravamiento de los
hechos y el suicidio colectivo de un país que, hace cien años, era una
verdadera potencia y la quinta o sexta economía mundial.
Me pregunto
cuáles habrán sido, en la reunión en cuestión, amén de las viandas y los
mostos, que imagino exquisitos, los favores prometidos e intercambiados entre
los asistentes: ¿alguna forma de amnistía para los funcionarios, empresarios y
banqueros ladrones?, ¿fondos frescos (y negros) para las campañas políticas,
anoréxicas desde el estallido de los "cuadernos"?
Las agencias
anticorrupción, con toda lógica, avanzaron esta semana ante la Justicia
buscando el procesamiento por lavado de dinero de los protagonistas de esa
causa. Y digo que es totalmente razonable que lo hicieran, ya que el producto
de los sobreprecios que el Estado se vio obligado a pagar en todas, todas las
obras públicas del kirchnerismo, terminó en cuentas del exterior de ex-funcionarios
y hombres de empresa y luego fue objeto del blanqueo, pese a su origen ilícito.
Para completar
el cuadro del fangal siniestro en que se mueve la Justicia, que describí la
semana pasada, recomiendo una imprescindible nota de Andrea Palomas Alarcón (http://tinyurl.com/y5w9f6dy).
Finalmente,
aplaudo el tardío (llegó cuatro años después) decreto del Gobierno para
autoimponer al Ejecutivo nacional un claro procedimiento que impida o, al
menos, dificulte la continuación de la corrupción sistémica que tanto nos ha
costado; sería deseable que los otros poderes, el Legislativo y el Judicial,
hicieran suyas esas mismas normas, y que éstas se replicaran en las distintas
administraciones provinciales. Como se ve, adoro las utopías.
Bs.As., 13 Abr 19
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
LA PATRIA EXISTE.....Y TRIUNFARA !!!
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