Después de un
controvertido video que se viralizó en las redes con expresiones de Mons.
Olivera sobre la guerra revolucionaria que ensangrentara a la Argentina en los
año '70, el Obispo Castrense se vio obligado y en la necesidad de explicar que
las mismas habían sido sacadas de contexto y fijó una posición muy fuerte
contra el accionar de la justicia que se había transformado en una venganza.
Estas expresiones, a su vez, fueron apoyadas por el Capellán Mayor del Ejército
Argentino.
Buceando en diversos
archivos hemos encontrado que Mons. Olivera ya había fijado su posición al
respecto y considera una vergüenza la situación de muchos militares privados de
su libertad.
MUCHOS MUEREN SIN CONDENA
El obispo castrense
de Argentina, Mons. Santiago Olivera, advirtió que en su primer año de labor
pastoral ha observado «cómo, embanderados
en derechos del pasado, se cometen hoy graves, intolerables e injustificables
injusticias».
17/08/18
6:25 PM
(Aica) «Aunque nos cueste escucharlo o suponga
algún dolor de cabeza, la situación de muchos detenidos por delitos de lesa
humanidad es una vergüenza para la república: una discriminación nunca vista en
democracia, llevada a cabo especialmente por algunos miembros del Poder
Judicial, con el silencio cómplice de algunos de los miembros de otros poderes
y de buena parte de la dirigencia nacional», puntualizó.
«Veo
también silenciados los sufrimientos de tantas víctimas de violencia en nuestra
patria perpetrados en tiempos de democracia equiparándolos a otras impunidades
presentes. Otra deuda a saldar», aseguró en una
carta de lectores en el diario La Nación.
Frente a esta
situación, el prelado consideró necesario «transitar
caminos de verdad y de justicia para alcanzar la paz», y sostuvo: «No podemos mirar la historia con un ojo
solo; necesitamos una mirada compasiva sobre todos aquellos a los cuales les
tocó vivir la locura del enfrentamiento fratricida de aquellas épocas.
Enfrentamientos en los cuales hemos perdido todos».
«Debemos
pedir justicia con fuerza, coraje y valentía, porque muchos hermanos argentinos
mueren en las cárceles o en sus domicilios sin condena»,
agregó, y preguntó: «¿Es esto justicia?»
Tras citar el mensaje
en el que el papa Francisco afirmó a presas de una cárcel de Chile que «una condena sin futuro no es una condena
humana, es una tortura», monseñor Olivera concluyó: «Más allá de imputaciones y penas, todo ser humano tiene dignidad, y
nadie puede privarlo de ella. Todos podemos rehabilitarnos».
Carta
del obispo
¿Es esto justicia?
¿Por qué será que
hablar de la cultura del encuentro en nuestro país, de una memoria sin
ideología, de la verdad completa y de justicia, nos divide tanto a los
argentinos al punto de polarizarnos? A veces me pregunto: ¿por qué no queremos
avanzar hacia una país fraterno y justo para todos? Es que no es fácil
transitar la verdad y, por motivos diversos, se la calla, se la oculta o se la
tergiversa. Mucho de esto pasa en nuestra patria. Hablar de algunos temas no es
fácil, pero hay que hablar, para no ser tildados de cobardes o de permanecer
callados frente a tanta injusticia y al dolor de muchos.
Al asumir, el
Obispado castrense destacaba el valor de tender puentes en un mundo de zanjas,
que nos desafían a superarlas. En este primer año de labor pastoral, he
observado cómo, embanderados en derechos del pasado, se cometen hoy graves,
intolerables e injustificables injusticias. Aunque nos cueste escucharlo o
suponga algún dolor de cabeza, la situación de muchos detenidos por delitos de
lesa humanidad es una vergüenza para la república: una discriminación nunca
vista en democracia, llevada a cabo especialmente por algunos miembros del
Poder Judicial, con el silencio cómplice de algunos de los miembros de otros
poderes y de buena parte de la dirigencia nacional. Veo también silenciados los
sufrimientos de tantas víctimas de violencia en nuestra patria perpetrados en
tiempos de democracia equiparándolos a otras impunidades presentes. Otra deuda
a saldar.
Necesitamos transitar
caminos de verdad y de justicia para alcanzar la paz. No podemos mirar la
historia con un ojo solo; necesitamos una mirada compasiva sobre todos aquellos
a los cuales les tocó vivir la locura del enfrentamiento fratricida de aquellas
épocas. Enfrentamientos en los cuales hemos perdido todos. El papa Francisco
nos recordó que la misericordia no excluye la justicia y la verdad. El Dios del
Preámbulo, «fuente de toda razón y
justicia» para nuestra Constitución, no es el Dios vengativo y
discriminador en que parecen inspirarse algunos crueles y diferenciados tratos.
Debemos pedir justicia con fuerza, coraje y valentía, porque muchos hermanos
argentinos mueren en las cárceles o en sus domicilios sin condena. ¿Es esto
justicia?
Su Santidad dijo a
unas presas de una cárcel en Chile: «Una
condena sin futuro no es una condena humana, es una tortura». Más allá de
imputaciones y penas, todo ser humano tiene dignidad, y nadie puede privarlo de
ella. Todos podemos rehabilitarnos.
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