Por
Claudio Kussman
Crímenes
"Perfectos"
El “modus operandi” que se lleva a cabo,
casi siempre es el mismo: se procede a detener un adulto mayor generalmente
próximo a cumplir 70 años, o ya sobrepasados y que preferentemente vistiera
uniforme. Se lo imputa como autor de un
delito de lesa humanidad, con lo cual los medios periodísticos, iglesia,
institución a la perteneció y funcionarios en general lo aíslan, censuran y
estigmatizan. No importa si lo denunciaron, describen o estaba en el destino
donde dicen que ocurrieron los hechos que “se
investigan”, de cualquier forma, aún por inferencias queda preso.
Los tiempos legales
dejan de ser respetados y decretada la prisión preventiva pueden pasar seis,
ocho o diez años en esta condición. A lo largo de ese periodo el deterioro
biológico se acelera, producto del estrés carcelario, las penurias y la
deficiente atención médica por lo que muchos fallecen. La corta y miserable
rutina a la que es sometido y los espacios reducidos, van atrofiando
mentalmente al individuo quien deja de ejercitar sus neuronas, bajan sus
defensas volviéndose torpe y olvidadizo al tiempo que pierde toda iniciativa.
Esto empeora por la
falta de afectos ya que tiene contacto con sus seres queridos solo a través de
la visita, por cortos plazos, espaciados y en un ambiente carcelario
desfavorable y deprimente. En las mismas, ambas partes, tanto el prisionero
como sus visitantes disimulan el desaliento y los malos estados de ánimo,
producto de la difícil situación que se vive. Debemos tener en cuenta que
principalmente las esposas, también personas mayores, en soledad, deben
enfrentar todas las obligaciones de la vida cotidiana. Además, asistir a través del tiempo al
encarcelado acarreando, elementos de higiene, limpieza, salud o comestibles que
el Servicio Penitenciario dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos no provee, porque decretado o no, siempre está en “emergencia” debido a la corrupción imperante.
Transcurridos los
años ya bien desgastado en salud física y mental, se lleva al prisionero a
juicio en donde unos hipócritas togados con la mirada vacía como la de los
peces muertos, fingen escucharlo en sus balbuceos, ya que su condena está
establecida de antemano.
Poco se puede decir y
probar como defensa sobre hechos ocurridos hace más de cuarenta años y así
fácilmente se produce la condena a penas incumplibles, porque el tiempo de vida
está casi agotado y la muerte llega primero. Acompañamos un video donde cuatro
imputados luego de SIETE AÑOS en ilegal prisión, son notificados de su
absolución. El legal procedimiento por el que falsamente un corrupto togado
llamado DANIEL RAFECAS los encarceló, había sido avalado en el año 1975 nada
menos que por el Fiscal JULIO CESAR STRASSERA, recordado por su frase NUNCA MÁS
en el juicio que juzgó a las Juntas Militares.
Estos hombres se encuentran a dos horas de volver a ser
libres para reencontrase con su familia y su hogar dejando atrás el horror. La
ausencia de emotividad que se puede apreciar es la muestra palpable del daño
que se les infligió, al punto que solo son muertos vivientes. Aun así, una
horda radicalizada quebranta la ley profiriendo gritos y amenazas ante la
pasividad cómplice del tribunal. El plan pergeñado durante el gobierno de la
década ganada y continuado con cambiemos, se llevó a cabo. El crimen perfecto
se ha consumado una vez más a la indiferente vista de todos, en esta Argentina
en donde impera una vil y criminal “POLÍTICA
DE ESTADO”.
Claudio Kussman
Los jueces Fernando Canero,
Julio Panelo y José Martínez Sobrino, luego de absolver a los policías
encarcelados ilegalmente durante siete años, fueron pasivos ante el
quebrantamiento de la ley por parte de una horda radicalizada que gritaba y
amenazaba a los liberados (ver video).
Claudio Kussman
Interno L.P.U. 345.349
Servicio Penitenciario Federal
Junio 10, 2019
FUENTE:
https://prisioneroenargentina.com/es/index.php/2019/06/10/los-muertos-vivientes-en-argentina/
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