Quisiera
hermanarme hoy con aquellos a los que la desazón les ha puesto cuatro clavos en
su corazón. Pero no con todos, porque hoy vengo a hacer de la grieta la base
desde la que la Patria puede ser recuperada, recuperarla solo con aquellos para
los que nuestra tierra es mucho más que un perorata banal y de efemérides.
No
me interesa, ni respeto, al aluvión corrupto que hoy vuelve por sus fueros de
mangantes y ladrones, pero tampoco me interesan los tilingos que creían que
repitiendo machaconamente, pero vaciados de fe, “¡si, se puede!”, una victoria vana le caería del cielo y hoy se apenan por el derrumbe un mundillo de fantasía al que
sus propios dirigentes, con estupidez y cobardía supina, se dedicaron a demoler.
Hoy
estamos frente a una derrota, que nos atañe porque se da en nuestra tierra y
vuelve a postergar, con trapisondas electorales, lo que esta tierra se merece.
Si debemos tener muy en claro, que como derrota en sí, esta no nos pertenece
porque los que decían dirigir el combate lo hacían aferrados a un fuero de
progresía que nos resbala, más aún, que nos repugna porque creen ellos que
dejando de lado a nuestra Fe adquieren carta de ciudadanía de un mundo
decadente y progresista.
Esta
derrota sería grave si careciéramos de ejemplos, pero, Dios Nuestro Señor ha
hecho que estos sobren en esta tierra y no hay que remontarse a muchos años
atrás para revivirlos porque aún los tenemos frescos, porque esos paradigmas
aún están vivos en nuestro corazón.
En la tarde heroica de Manchalá y ante la demora de los refuerzos y la falta de municiones los soldaditos salteños no se lamentaron, simplemente afilaron sus bayonetas; en la noche sacrificial del 13 de junio de 1982 el BIM 5 y fracciones del Ejército borraron la palabra derrota de sus corazones y siguieron atacando.
Esos
son nuestros ejemplos y no la estúpida alegría de creer que somos algo por
tener un congreso equilibrado.
José
Luis Milia
josemilia_686@hotmail.com
josemilia_686@hotmail.com
NOTA: Las imágenes
no corresponden a la nota original.
Non nobis, Domine, non nobis. Sed
Nomini tuo da gloriam.
Estupendo, José Luis. No tiene desperdicio alguno.
ResponderBorrarLamentablemente, gran parte del pueblo argentino, no exactamente de uno u otro lado de la grieta, sino un % importante, han involucionado a la categoría de subhumanos. Ergo somos un pequeño grupo los que podemos comprender siquiera tu planteo.