martes, 29 de octubre de 2019

ROMA | EL CIMIENTO DE UNA REPÚBLICA, DE UN VERDADERO ESTADO DE DERECHO, NO DEBE SER EL ODIO



Roma | El cimiento de una República, de un verdadero estado de derecho, no debe ser el odio, la afirmación es apenas un resumen de la exposición brindada por el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera, en el V° Curso de Formación de Capellanes Militares Católicos. En el desarrollo del estudio,  «La privación de la libertad personal en el contexto de los conflictos armados. La misión del capellán militar», en el 70 aniversario de los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, Mons. Olivera desarrolló su ponencia bajo el título, “Detenciones y Derechos Humanos”.

Fue en las primeras horas de la mañana del martes, en el Instituto Agustino Patrístico, en la ciudad de Roma, al Obispo Castrense de Argentina, se le pidió, brindar su testimonio respecto de la realidad de militares presos en nuestro país y sobre los Derechos Humanos. En primera instancia, Mons. Olivera dijo, “aquí me referiré sobre todo, a lo ocurrido luego de la dictadura vivida en Argentina desde 1976 hasta 1983”.

Al respecto, declaró, “mi país ha tenido sucesos lamentables al respecto y aún hoy muchas heridas no han sanado. Pero estoy convencido, y así lo expreso en cada oportunidad en las que debo intervenir a raíz de estos temas, que la VERDAD TIENE UNA FUERZA ESPLENDOROSA”. Continuando decía, “(…) estoy seguro, que el magisterio del Papa Francisco que viene manifestando en sus distintas expresiones, catequesis y viajes apostólicos, nos deben impulsar para transitar caminos de encuentro y de justicia. Sin verdad, y sin justicia no será posible una paz estable”.




Al respecto, el Obispo Castrense de Argentina, reflexionó, “todos sabemos y estamos de acuerdo que nunca el fin justifica los medios.  Y querer justificar acciones por violaciones a los derechos humanos, violando esos mismos derechos es un contrasentido”. Profundizando su análisis, Mons. Olivera destacó, “tampoco podemos callar lo negativo para la propia persona y para el valor justicia cuando nos encontramos, en algunos casos, con parcialidades y prejuzgamientos, tanto de parte de los propios órganos judiciales como de los comunicadores sociales que dan por “juzgadas” las acciones y “juzgados” a sus protagonistas sin que ellos puedan expresarse o defenderse con libertad, afectando claramente el debido proceso”.

 Avanzando, subrayó, “a los militares se los llama “genocidas” o <<represores>> mientras que a los terroristas y subversivos <<jóvenes idealistas>>”. Hablando de su labor pastoral, declaró que hace dos años y medio es Obispo Castrense de Argentina, contando además, “vengo de Diócesis territoriales y aunque sabía de modo más lejano de algunas de estas situaciones y realidades, mi condición de pastor y padre hizo que me acercara más a esta problemática”.

Agregando, “(…) escuchando y acompañando puedo dar testimonio de las injusticias que se van cometiendo”. Hace poco supe decir que, dentro de unos años, muchos deberemos pedir perdón por tanto silencio”. Dicho esto, Mons. Olivera compartía su experiencia en la asistencia espiritual de los hermanos privados de libertad, declarando, “sería muy largo contar tantos testimonios que fui recogiendo en estos años. Tristes y dramáticos testimonios. Personas mayores que fueron detenidas durante más de 9 años, en una prolongada “prisión preventiva” sufriendo todo lo que ese estado les ha significado”.

Sobre la situación de los militares detenidos, el Obispo dijo, “fueron y son calificados de “genocidas” y, a pesar de ello, algunos fueron absueltos. Peor aún, están siendo juzgados con leyes técnicamente retroactivas, alejadas de los principios fundamentales del derecho penal, nacional e internacional”.



Y respecto a las características de esas detenciones, Mons. Olivera decía, “dicha prisión preventiva, así, se transforma de hecho en una “cadena perpetua”. Recordemos en este punto las enseñanzas del Papa Francisco quien, en el discurso a los miembros de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, en diciembre de 2018, y teniendo <<la certeza de que cada vida es sagrada y que la dignidad humana debe ser custodiada sin excepciones”, indicó que la pena de muerte es una “cruel forma de castigo>> y también que <<las penas perpetuas son una forma de pena de muerte encubierta>>.

También el Obispo Castrense de Argentina recordaba las palabras vertidas el último 14 de septiembre por el Santo Padre cuando, dirigiéndose a la Policía Penitenciaria, “(…) llamó a comprometerse para “garantizar que la pena no comprometa el derecho a la esperanza, y que se garanticen las perspectivas de reconciliación y reintegración. Al mismo tiempo que se corrigen los errores del pasado, no se puede borrar la esperanza en el futuro. Porque si se encierra en una celda la esperanza, no hay futuro para la sociedad” Exclamó: “¡Que nunca se prive del derecho de empezar de nuevo!”. Que la pena justa tenga como horizonte la reinserción y la vida en libertad”.

Volviendo a la realidad que viven los militares detenidos de nuestro país, Mons. Olivera declaró, “(…) en el estado de prisión preventiva, un número considerable de estos detenidos pierden la vida por falta de la debida atención médica, que deberían poseer acorde a su edad avanzada”.

Planteada esta situación, analizó, “podemos hablar de una mala praxis judicial en los llamados juicios de lesa humanidad ya que a todos los imputados se los priva de libertad entre tanto se produce la sustanciación de la causa. No se respeta en absoluto el máximo legal para dicho estado de detención que alcanza a una duración máxima de prisión preventiva de 2 años, pudiendo extenderse por causa justificada a los 3 años”.


Luego, presento una serie de datos, en los cuales plasmo con número la cantidad de militares detenidos con prisión preventiva, cuántos han fallecido sin el desarrollo de un juicio ni respeto a los Derechos Humanos. Además, contó que en Argentina hay militares detenidos con prisión preventiva que superan los 5 y 10 años, a lo que nos preguntó: “¿Podemos hablar de derechos humanos con 10 años de prisión preventiva, es decir sin condena?”

Mons. Santiago Olivera, decía además, “la verdad es clave. Pero verdad completa. Sin perder de vista la gravedad de lo que respecta a los militares de aquellos tiempos.  ¿Por qué no se puede ver el contexto? ¿Por qué no se puede reparar en los orígenes o las motivaciones? Cuando hablamos de Derechos Humanos debemos hacerlo en su concepción absoluta, es decir, para todos, sin ideologías, en la verdad y en la justicia”.

Hablando de nuestros efectivos de las Fuerzas Armadas y su actitud frente a estos delitos, decía, “podrán conocer de memoria los principios y normas del Derecho Internacional Humanitario que regulan la protección de la población civil, los combatientes enfermos y heridos y los prisioneros de guerra. Pero todo ello debe tener un plus. Consiste en excluir toda venganza, todo sentimiento de odio. Existirán enfrentamientos entre los Estados o entre Estados y organizaciones delictivas, pero los protagonistas directos de esos choques son hijos del mismo Padre, que ama a todos por igual”.

El Obispo avanzó aún más en su mensaje, declarando sobre la responsabilidad de quienes deben cuidar a detenidos, “estar a cargo de prisioneros no implica responsabilidad del cuidado de <<cosas>>. Se trata de entender acabadamente que se está en frente a un hermano o hermana que lucha por sus ideales patrióticos. Incluso, la cooperación errónea con organizaciones que cometen delitos, no los transforma en <<demonios>>”.


Frente a todo esto, Mons. Olivera dijo, “como pastores, tenemos la responsabilidad de ayudar a nuestros hermanos a que vivan cada vez más y mejor de acuerdo al Evangelio. Que todos trabajemos para que ese Evangelio se haga cultura, se haga valor”.

Asimismo, les decía a los presentes sobre el Evangelio, “(…) estamos: para anunciar y ayudar a encarnarlo. El evangelio de la vida, el evangelio de la paz, el evangelio que es justicia, el evangelio que nos habla del amor, el evangelio que nos habla de ver a todos como hermanos, aun a aquellos que nos hacen sufrir o nos enfrentan, y nos invitan a una actitud de corazón dispuesto a mirar con perdón y caridad”.

Fiel a su misión, el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera ratificaba, “(…) urge tender verdaderos puentes que custodien el restablecimiento de los principios que han custodiado en los dos últimos siglos los derechos humanos de todos los habitantes del mundo civilizado. El cimiento de una República, de un verdadero estado de derecho, no debe ser el odio”.

Continuando, se refirió a los 39 principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión, adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 43/173, de 9 de diciembre de 1988. De ellos, Mons. Olivera se refirió a los principios, 1, 3, 5 y 6, donde se explayó y brindó su opinión, cabe resaltar, que, cuando se refirió al principio 5, también compartió 3 casos vividos por nuestros detenidos y sus familias.

En el final de su presentación, Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina citó al Santo Padre Francisco, refiriéndose al testimonio brindado el 28 de octubre de 2017, en la Sala Clementina, durante la Conferencia sobre Derecho Internacional Humanitario. Recordando, de ese mensaje, <<Donde el derecho humanitario sabe de vacilaciones y omisiones, sepa la conciencia individual reconocer el deber moral de respetar y proteger la dignidad de la persona humana en todas las circunstancias, especialmente en situaciones en las que está más fuertemente amenazada>>, así concluía el Obispo Castrense de Argentina.





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