Roma | El cimiento
de una República, de un verdadero estado de derecho, no debe ser el odio, la
afirmación es apenas un resumen de la exposición brindada por el Obispo
Castrense de Argentina, Mons. Santiago
Olivera, en el V° Curso de Formación de Capellanes Militares Católicos. En el desarrollo del estudio, «La privación de la libertad personal en el
contexto de los conflictos armados. La misión del capellán militar», en el 70
aniversario de los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, Mons. Olivera
desarrolló su ponencia bajo el título, “Detenciones y Derechos Humanos”.
Fue
en las primeras horas de la mañana del martes, en el Instituto Agustino Patrístico, en la ciudad de Roma, al Obispo Castrense de Argentina, se le pidió, brindar su
testimonio respecto de la realidad de militares presos en nuestro país y sobre
los Derechos Humanos. En primera instancia, Mons. Olivera dijo, “aquí me referiré sobre todo, a lo ocurrido
luego de la dictadura vivida en Argentina desde 1976 hasta 1983”.
Al
respecto, declaró, “mi país ha tenido sucesos lamentables al respecto y aún hoy muchas
heridas no han sanado. Pero estoy convencido, y así lo expreso en cada
oportunidad en las que debo intervenir a raíz de estos temas, que la VERDAD
TIENE UNA FUERZA ESPLENDOROSA”. Continuando decía, “(…) estoy seguro, que el
magisterio del Papa Francisco que viene manifestando en sus distintas
expresiones, catequesis y viajes apostólicos, nos deben impulsar para transitar
caminos de encuentro y de justicia. Sin verdad, y sin justicia no será posible
una paz estable”.
Al
respecto, el Obispo Castrense de Argentina, reflexionó, “todos sabemos y estamos de
acuerdo que nunca el fin justifica los medios.
Y querer justificar acciones por violaciones a los derechos humanos,
violando esos mismos derechos es un contrasentido”. Profundizando su
análisis, Mons. Olivera destacó, “tampoco podemos callar lo negativo para la
propia persona y para el valor justicia cuando nos encontramos, en algunos
casos, con parcialidades y prejuzgamientos, tanto de parte de los propios
órganos judiciales como de los comunicadores sociales que dan por “juzgadas”
las acciones y “juzgados” a sus protagonistas sin que ellos puedan expresarse o
defenderse con libertad, afectando claramente el debido proceso”.
Avanzando, subrayó, “a los militares se los llama
“genocidas” o <<represores>> mientras que a los terroristas y
subversivos <<jóvenes idealistas>>”. Hablando de su labor
pastoral, declaró que hace dos años y medio es Obispo Castrense de Argentina,
contando además, “vengo de Diócesis territoriales y aunque sabía de modo más lejano de
algunas de estas situaciones y realidades, mi condición de pastor y padre hizo
que me acercara más a esta problemática”.
Agregando,
“(…)
escuchando y acompañando puedo dar testimonio de las injusticias que se van
cometiendo”. Hace poco supe decir que, dentro de unos
años, muchos deberemos pedir perdón por tanto silencio”. Dicho esto,
Mons. Olivera compartía su experiencia en la asistencia espiritual de los
hermanos privados de libertad, declarando, “sería muy largo contar tantos testimonios
que fui recogiendo en estos años. Tristes y dramáticos testimonios. Personas
mayores que fueron detenidas durante más de 9 años, en una prolongada “prisión
preventiva” sufriendo todo lo que ese estado les ha significado”.
Sobre
la situación de los militares detenidos, el Obispo dijo, “fueron y son calificados de
“genocidas” y, a pesar de ello, algunos fueron absueltos. Peor aún, están
siendo juzgados con leyes técnicamente retroactivas, alejadas de los principios
fundamentales del derecho penal, nacional e internacional”.
Y
respecto a las características de esas detenciones, Mons. Olivera decía, “dicha prisión preventiva, así, se
transforma de hecho en una “cadena perpetua”. Recordemos en este punto las
enseñanzas del Papa Francisco quien, en el discurso a los miembros de la
Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, en diciembre de 2018, y
teniendo <<la certeza de que cada vida es sagrada y que la dignidad
humana debe ser custodiada sin excepciones”, indicó que la pena de
muerte es una “cruel forma de castigo>> y también que <<las penas
perpetuas son una forma de pena de muerte encubierta>>.
También
el Obispo Castrense de Argentina recordaba las palabras vertidas el último 14
de septiembre por el Santo Padre cuando, dirigiéndose a la Policía
Penitenciaria, “(…) llamó a comprometerse para “garantizar que la pena no comprometa
el derecho a la esperanza, y que se garanticen las perspectivas de
reconciliación y reintegración. Al mismo tiempo que se corrigen los errores del
pasado, no se puede borrar la esperanza en el futuro. Porque si se encierra en
una celda la esperanza, no hay futuro para la sociedad” Exclamó: “¡Que
nunca se prive del derecho de empezar de nuevo!”. Que la pena justa tenga como
horizonte la reinserción y la vida en libertad”.
Volviendo
a la realidad que viven los militares detenidos de nuestro país, Mons. Olivera declaró, “(…)
en el estado de prisión preventiva, un número considerable de estos detenidos
pierden la vida por falta de la debida atención médica, que deberían poseer
acorde a su edad avanzada”.
Planteada
esta situación, analizó, “podemos hablar de una mala praxis judicial
en los llamados juicios de lesa humanidad ya que a todos los imputados se los
priva de libertad entre tanto se produce la sustanciación de la causa. No se
respeta en absoluto el máximo legal para dicho estado de detención que alcanza
a una duración máxima de prisión preventiva de 2 años, pudiendo extenderse por
causa justificada a los 3 años”.
Luego,
presento una serie de datos, en los cuales plasmo con número la cantidad de
militares detenidos con prisión preventiva, cuántos han fallecido sin el
desarrollo de un juicio ni respeto a los Derechos Humanos. Además, contó que en
Argentina hay militares detenidos
con prisión preventiva que superan los 5 y 10 años, a lo que nos preguntó: “¿Podemos
hablar de derechos humanos con 10 años de prisión preventiva, es decir sin
condena?”
Mons. Santiago Olivera,
decía además, “la verdad es clave. Pero verdad completa. Sin perder de vista la
gravedad de lo que respecta a los militares de aquellos tiempos. ¿Por qué no se puede ver el contexto? ¿Por
qué no se puede reparar en los orígenes o las motivaciones? Cuando hablamos de
Derechos Humanos debemos hacerlo en su concepción absoluta, es decir, para todos,
sin ideologías, en la verdad y en la justicia”.
Hablando
de nuestros efectivos de las Fuerzas Armadas y su actitud frente a estos
delitos, decía, “podrán conocer de memoria los principios y normas del Derecho
Internacional Humanitario que regulan la protección de la población civil, los combatientes
enfermos y heridos y los prisioneros de guerra. Pero todo ello debe tener un
plus. Consiste en excluir toda venganza, todo sentimiento de odio. Existirán
enfrentamientos entre los Estados o entre Estados y organizaciones delictivas,
pero los protagonistas directos de esos choques son hijos del mismo Padre, que
ama a todos por igual”.
El
Obispo avanzó aún más en su mensaje, declarando sobre la responsabilidad de
quienes deben cuidar a detenidos, “estar a cargo de prisioneros no implica
responsabilidad del cuidado de <<cosas>>. Se trata de entender
acabadamente que se está en frente a un hermano o hermana que lucha por sus
ideales patrióticos. Incluso, la cooperación errónea con organizaciones que
cometen delitos, no los transforma en <<demonios>>”.
Frente
a todo esto, Mons. Olivera dijo, “como
pastores, tenemos la responsabilidad de ayudar a nuestros hermanos a que vivan
cada vez más y mejor de acuerdo al Evangelio. Que todos trabajemos para que ese
Evangelio se haga cultura, se haga valor”.
Asimismo,
les decía a los presentes sobre el Evangelio, “(…) estamos: para anunciar y
ayudar a encarnarlo. El evangelio de la vida, el evangelio de la paz, el
evangelio que es justicia, el evangelio que nos habla del amor, el evangelio
que nos habla de ver a todos como hermanos, aun a aquellos que nos hacen sufrir
o nos enfrentan, y nos invitan a una actitud de corazón dispuesto a mirar con
perdón y caridad”.
Fiel
a su misión, el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera ratificaba, “(…) urge tender verdaderos
puentes que custodien el restablecimiento de los principios que han custodiado
en los dos últimos siglos los derechos humanos de todos los habitantes del
mundo civilizado. El cimiento de una República, de un verdadero estado de
derecho, no debe ser el odio”.
Continuando,
se refirió a los 39 principios para la protección de todas las personas
sometidas a cualquier forma de detención o prisión, adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en su resolución 43/173, de 9 de diciembre de 1988. De ellos, Mons. Olivera se refirió a los
principios, 1, 3, 5 y 6, donde se explayó y brindó su opinión, cabe resaltar,
que, cuando se refirió al principio 5, también compartió 3 casos vividos por
nuestros detenidos y sus familias.
En
el final de su presentación, Mons.
Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina citó al Santo Padre
Francisco, refiriéndose al testimonio brindado el 28 de octubre de 2017, en la Sala Clementina, durante la Conferencia
sobre Derecho Internacional Humanitario. Recordando, de ese mensaje, <<Donde
el derecho humanitario sabe de vacilaciones y omisiones, sepa la conciencia
individual reconocer el deber moral de respetar y proteger la dignidad de la
persona humana en todas las circunstancias, especialmente en situaciones en las
que está más fuertemente amenazada>>, así concluía el Obispo
Castrense de Argentina.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!