por Enrique Guillermo Avogadro
“Debemos enfrentarnos a nuestros enemigos, no
quedarnos a hablar con nuestros aliados”.
Lee Child
A quien le parezca injustificado el título,
le sugiero reflexionar sobre lo que sucede en la Argentina castro-chavista, se
trate de la liberación de peligrosos delincuentes, los banalizados asaltos y
asesinatos de policías, las relaciones exteriores y las idas y vueltas en
materia de derechos humanos, los inmundos ataques a la Corte Suprema y la
persecución a jueces y fiscales no condescendientes, los agravios permanentes a
la ciudadanía que reclama libertad y justicia, la absurda pérdida del año
lectivo y la sumisión ante los ideologizados gremios docentes, la
discriminación y castigo fiscal a provincias y municipios opositores, el
verdadero apocalipsis que la cuarentena eterna y notoriamente fracasada -pero
útil para los designios de empobrecimiento general y sometimiento social- ha
desatado sobre la economía, la inflación y la maxi-devaluación del peso, la
caída en el poder adquisitivo, la catástrofe cotidiana de la inseguridad, la
proliferación del narcotráfico y la pérdida irremediable de empresas y empleos.
Lo acontecido esta semana permite verificar
cuán alejada está la agenda del poder de las necesidades y preocupaciones de la
ciudadanía. Mientras la población padece tan terribles calamidades, todos los
esfuerzos del Gobierno canalla se concentran, exclusivamente, en obtener la
impunidad de los cuantiosos delitos cometidos por la asociación ilícita organizada
por Néstor Kirchner y encabezada, tras su muerte, por Cristina Fernández. Hoy,
cuando el Banco Central carece de divisas para enfrentar la crisis y el déficit
fiscal se ha ido a la estratósfera, conviene pensar que, si estos ladrones
devolvieran aunque fuera parte de las enormes fortunas que acumularon,
alcanzaría para solucionar esos problemas. La hiper Vicepresidente, por su
parte, no ha dicho una palabra sobre la pandemia y sus víctimas, como tampoco
lo hizo cuando se produjo el incendio de Cromañon o las inundaciones de La
Plata, la magnitud de cuya consecuencia en vidas fue ocultada por el ex
Gobernador Daniel Scioli y bailó en la Plaza de Mayo mientras en Córdoba morían
decenas de personas en una acción revolucionaria porque demoró en enviar fuerzas
federales.
En cambio, sus lenguaraces, los diputados
Vanesa Siley y Leopoldo Moreau, denostaron al Presidente -Carlos Rosenkrantz- y
a los restantes miembros de la Corte Suprema, acompañados por Marcela Losardo,
Ministra de Justicia, llegando a pedir su juicio político. En la medida en que
aún no ha fallado sobre el per saltum interpuesto por los magistrados
perseguidos y los jueces supremos mantienen hermético silencio sobre sus
intenciones, sólo la advertencia de juristas serios (alguno debe haber) que
militen en las filas del Instituto Patria sobre la alta probabilidad de un
resultado negativo para los intereses de Cristina Fernández pudo haber
producido una inquietud tal que justifique estos ataques, consentidos por el
canalla que hace como que preside la República.
Pivotando sobre la lealtad de algunos
magistrados federales que integran el colectivo “Justicia Legítima”, que el
Senado se encargó el jueves de incrementar con 38 nombramientos de jueces y
fiscales militantes, los gangsters intentan demoler la “Causa Cuadernos”; como
sostuvieron que las anotaciones del chofer Oscar Centeno eran fotocopias hasta
que aparecieron los originales, ahora pretenden que, como las confesiones de
los empresarios y funcionarios que reconocieron haber pagado y recibido coimas
no fueron grabadas, las declaraciones de esos “arrepentidos” son nulas,
olvidando que las mismas fueron pasadas en actas firmadas por ellos y los
abogados que los asisten.
El Gobierno canalla cede territorio
nacional y tolera y hasta patrocina las invasiones de predios militares y
parques nacionales y los desmanes contra propiedades particulares que los
falsos mapuches están produciendo en el sur argentino, mientras desconocen al
Estado nacional y sus leyes. A la vez, incentiva por motivos electorales la
ocupación de terrenos públicos y privados en la tercera sección de la Provincia
de Buenos Aires, que rápidamente se transformarán en nuevas villas de
emergencia pobladas de narcotraficantes, muchos de ellos extranjeros, que serán
semilleros de votos para el Frente de (no) Todos.
La opinión pública, medida
indiscutiblemente por los mercados, no cree en el Gobierno canalla e incapaz, y
eso preocupa, y mucho, a los caciques peronistas de todo el país, sean
políticos o gremiales; la inocultable presión de La Cámpora sobre todos ellos
para acceder a más resortes financieros y de poder puede generar, en muy breve
plazo, conflictos intra-oficialismo de enorme violencia, tal como sucediera
entre 1973 y 1976, cuando el país fue ensangrentado por la lucha armada entre
las distintas facciones. La presencia de terroristas montoneros (Fernando Vaca
Narvaja y Roberto Perdía, entre otros) en la defensa de los falsos indios y de
los invasores de Guernica, tiende a confirmar esta trágica hipótesis aunque, a
diferencia de entonces, hoy la falta de ideología esté suplida por las milicias
del narcotráfico y el “Vatayón Militante”
El lunes 12, a las 1700 hs., todo el país
“de los malos” volverá a salir a las calles de todo el país para reclamar por
los avances contra la libertad y la República del gobierno canalla, a exigir
que cesen los ataques a la Justicia, que los corruptos que han saqueado el país
hasta dejarlo exánime paguen sus crímenes y que la Argentina deje de ser “el
reino del revés”.
Bs.As., 10 Oct 20
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