por Enrique Guillermo Avogadro
“Demasiado tardíos los laureles
que florecen sobre la tumba”.
Marcial
Una vez más, el oficialismo busca cambiar
las reglas en medio del partido; ahora, el objetivo es demorar o suspender las
PASO, falsamente ilusionado con que
alguna mejora en la catástrofe económica y social que ha generado pueda mejorar
el deprimido ánimo de la ciudadanía. Y la oposición, siempre pava, parece estar
bailando con la música insolente pero muy afinada que surge de las ventanas del
Instituto Patria y, sobre todo, ser incapaz de ofrecer una propuesta que
enamore a ese 30% fluctuante que decide los resultados; apostar todo al voto "espanto" parece suicida, en
especial en el Conurbano sur.
Me parece razonable suprimir las primarias
en aquellos distritos electorales en que sólo exista una lista de candidatos e,
inclusive, en aquellas categorías (senadores, diputados, etc.) en que suceda lo
mismo. Pero no debemos perder de vista la obvia maniobra que, como ha ocurrido
en el pasado, permitiría a los gobernadores feudales presentar varias listas y
transformar las verdaderas elecciones de octubre en una interna del Partido
Justicialista, que les asegurará, en algunas jurisdicciones, quedarse con los
dos senadores por la mayoría y, también, con el de la minoría.
Este año nos jugaremos el futuro, nuestro y
de las generaciones que nos sucederán. La importancia crucial de estas
elecciones legislativas radica en que, si el oficialismo se hiciera con los
diputados necesarios para acceder al quórum propio, tendrá allanado el camino a
una reforma constitucional que sepultará, para siempre, a la República y, con
ella, a la democracia y la libertad. Si bien hoy mismo hay algunos legisladores
que han demostrado su permeabilidad frente a los requerimientos del Gobierno,
vaya a saber a cambio de qué, el tema aún le resulta incómodo, como se puede
comprobar con su fracaso en sus proyectos de reformar al Poder Judicial para
garantizar la impunidad de la PresidenteVice.
De todas maneras, las embestidas contra la
Justicia no cesan, mientras la Corte, cuya obligación principal es decidir
sobre la inconstitucionalidad de los disparates y mamarrachos que pergeña y
vocaliza permanentemente el elenco estable de los militantes, guarda un
peligroso silencio. Las primeras espadas de Cristina Fernández en la materia
(Carlos Zannini, Graciana Peñafort, María de los Angeles Sacnun, Vanesa Siley,
Eugenio Zaffaroni, etc.) siguen, con prisa y sin pausa, en su tarea de
destrucción de las instituciones y de persecución a jueces y fiscales díscolos.
Todas esas reacciones, de todas maneras,
generan una certidumbre: nuestra "arquitecta
egipcia" y su corte están más que preocupados, porque no hay registros
históricos de un triunfo electoral en medio de un estallido inflacionario como
el que estamos viviendo y con una pobreza que, bien medida, llega al 50%. Y los
gobernadores, que fuman bajo el agua y han comenzado a desligar sus propias
elecciones de la nacional, son una cabal prueba de ello.
Con sólo recordar cuántos subsidios llegan
a los más necesitados se puede comprobar que sólo cubren a una proporción muy
pequeña de los mismos, y el resto pasa, literalmente, hambre. Y es que el
Gobierno tiene un problemón entre las manos: es imposible hacer populismo
masivo sin recursos aunque, para intentarlo, logrará dejarnos sin gas ni luz,
sin comunicaciones ni Internet, sin alimentos en las góndolas y, como siga así,
sin exportaciones de granos ni ganado.
Como espanta a los inversores con sus idas
y vueltas y con su creciente y nefasta intervención en todos los mercados,
tampoco estará en condiciones de contar con un mercado laboral privado que
pueda absorber la gran cantidad de desocupados que, además, carecen de
preparación para acceder a trabajos cada vez más sofisticados, tanto por la
demencial destrucción de la educación profesional secundaria y terciaria,
cuanto por la fuga masiva de cerebros y empresas que, al igual que lo que
sucede en Venezuela, huyen de nuestro país por desesperación y por miedo a la
miseria generalizada que produce el socialismo del siglo XXI.
Todos los días veo signos que confirman mis
peores pronósticos: los controles y los virulentos ataques a las compañías
alimenticias a las que se pretende culpar por la inflación, cuando la verdadera
causa es la emisión desbordada de pesos para sostener un gasto público que,
además de dilapidado es ineficiente y pobrista, impedirá que se llegue a un
acuerdo con el FMI y derivará en un nuevo default con el Club de Paris; tras
ello, sólo quedará China como financista de este régimen nefasto, y a ella le
pagaremos con nuevas claudicaciones de soberanía y le permitiremos
transformarnos -como está haciendo en muchos países- en una colonia sólo
proveedora de materias primas para alimentar a su creciente industria. Le
sugiero, al respecto, ver un espléndido documental de la televisión alemana en
dos partes: https://www.youtube.com/watch?v=l322kC4NJ_Q&t=35s
y
https://www.youtube.com/watch?v=QYyVjhAU9V4&t=19s.
Todavía estamos a tiempo de evitar ese
triste final, pero sólo lo lograremos si tomamos conciencia de la importancia
que tendrán las elecciones de este año y no dispersamos el voto de la
oposición. Si perdemos, la única salida será Ezeiza.
Bs.As., 20 Feb 21
totalmente de acuerdo, el problema está reflejado en la no dispersión del voto opositor, pero no nos olvidemos que somos Argentinos y son muchos los que aspiran ser presidentes, Dios quiera que alguna vez nos demos cuenta que solo a unión nos favorece y dejemos de lado los intereses particulares,
ResponderBorrarLa unión hará la fuerza, la dispersión del voto opositor facilitará el uso de la ley de lemas por distritos.
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