El Autor
Asistió a varias sesiones de los mal llamados “juicios de lesa humanidad”, inclusive
se presentó espontáneamente con autorización de la Armada Argentina para
atestiguar en defensa de un ex subordinado suyo[1]
en la Causa ESMA I, haciéndolo ante el tribunal del TOF 5 en los tribunales de Comodoro
Py.
En los últimos años el autor preocupado ante las irregularidades jurídicas
en los mal llamados “juicios de lesa
humanidad”, inició una petición pública solicitando que se disponga una Auditoría Jurídica sobre esos
juicios. Esa petición
ya fue elevada al señor Presidente de la Nación Ing. Mauricio Macri[2],
al señor Presidente de la Corte Suprema de la Nación y al señor Presidente del
Consejo de la Magistratura, el primero al igual que su sucesor no contestaron
nunca, el segundo y tercero contestaron con evasivas no satisfactorias.
A la fecha de este libro ya fallecieron más de 700 de los únicos presos
políticos de nuestro país, muy pocos con condena en firme y la mayoría sin
condena en firma. Actualmente el autor ha solicitado una breve audiencia al
señor Presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y tampoco
ha recibido respuesta alguna, salvo la respuesta automática del E-mail de “Recibido”.
Todos fueron condenados sin pruebas más allá de toda duda, por todas estas
causas el autor decidió escribir este libro y asume la total responsabilidad
civil y penal que pudiera ser motivo de alguna querella.
A la
memoria de los muertos por el terrorismo en la Argentina
ÍNDICE
1.
Prólogo
2.
Corolario
3.
Antecedentes
4.
Actos
Terroristas y Víctimas en la Argentina
5.
Epílogo
6.
Conclusiones
Frases para reflexionar
Ojo por ojo
terminará haciendo que todo el mundo sea ciego. (Mahatma Gandhi)
¿Libertad?
¿Para qué?
(Vladímir Ilich Lenin)
El odio como
factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las
limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta,
selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así: un
pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.
(Ernesto "Che" Guevara)
Coincido con
Videla. Fue una guerra. Habrá habido alguno que otro desaparecido que no tenía
nada que ver pero la inmensa mayoría eran militantes y, de ellos, la mayoría
eran montoneros. A mí me hubiera molestado muchísimo que mi muerte la
utilizaran para decir que fui un pobrecito dirigente asesinado. (Mario
Firmenich)
Creo que para
lograr la patria socialista vamos a tener que matar a no menos de un millón de
personas. (Roberto Santucho)
Sólo un pueblo
virtuoso es capaz de vivir en libertad. A medida que las naciones se hacen
corruptas y viciosas, aumenta su necesidad de amos.
(Benjamin Franklin)
Queda claro
también que la política de derechos humanos fue bastardeada para ser utilizada
con fines políticos menores y que nunca estuvo dirigida a descubrir la verdad.
(Guillermo Cherashny)
El encumbramiento
de un cortesano como Carlos Zannini es el ejemplo más claro de que la política
está siendo reemplazada por la aplicación, sin anestesia, de los mecanismos del
poder.
(Carlos Tórtora)
1. Prólogo
Como un hábil y
paciente artesano, el autor desarrolló como un collar de perlas, uno tras otros
enhebrando los graves actos terroristas que abrieron las puertas del infierno a
la mayor violencia conocida en ¿nuestro? país.
Si bien sobre estos temas se han escrito infinidad de artículos y libros,
esta vez el autor lo hace desde su propia óptica como testigo de la época.
1.
Corolario
Todavía los 70.
De aquel lado, un enemigo organizado, inteligente, sin escrúpulos, con medios
económicos y manejando los tres poderes del Estado, más la prensa y la
educación. Del otro lado, un par de buenas intenciones.
El resultado es simple, muy simple: los terroristas libres e indemnizados.
Y quienes los combatieron… perseguidos, juzgados, encarcelados, acallados hasta
por sus familias, abandonados por sus amigos. Parias de la sociedad y la
justicia, quebrados en su espíritu de cuerpo y camaradería, aferrados a la
ilusión inútil, de salvarse, quizás, al precio de la traición.
Pocos se preguntan hoy en Argentina ¿por qué la Verdad sobre los 70 está
cada vez más lejos, y los terroristas que desataron aquellos vientos de sangre,
cada vez más firmes en el poder y en la sociedad?
Hete aquí, en unas pocas páginas escritas por un sobreviviente de la
barbarie… un puñado de razones que contestan el porqué, con brutal honestidad.
Horacio
Palma
Escribidor Contumaz
3. Antecedentes
El accionar del terrorismo subversivo se inicia en la Argentina pocos días
después del derrocamiento del tirano General Juan Domingo Perón y persiste
hasta nuestros días. Cuando hablo de la resistencia peronista por ejemplo hablo
de legisladores como Kunkel, el “pelado” Diego, Dardo Monte Guyo,
etc. Infinidad de esos funcionarios del estado se roban a diario el erario y
los bolsillos del pueblo… al que dicen defender.
Las Fuerzas Armadas Peronistas (F.A.P.) fracasaron en su experiencia en
Taco Ralo en la provincia de Salta en 1968. El accionar terrorista cubano
repercutió en el peronismo y su derrota en Taco Ralo coloca a nuestro país en
la vanguardia de la guerra contrarrevolucionaria Latinoamericana. Esa guerrilla
reaparece con mayor fuerza durante el gobierno de Héctor José Cámpora (a) el tío, el general Juan Domingo Perón y su heredera obligada María Isabel Martínez (a) Isabelita (1973-1976).
La derrota de Taco Ralo no significa el fracaso de la guerrilla rural, las
características territoriales argentina la hacen un hábitat natural para todo
tipo de acciones terroristas urbanas y rurales.
La ex U.R.S.S. pretendía infiltrarse a través de lo que llamaban el “el patio trasero de América”
-Latinoamérica-. Valiéndose de la revolución cubana y su dictador Fidel Castro.
La “Guerra Fría” se inicia a
pocos días de finalizada la Segunda Guerra Mundial y poco a poco se va
extendiendo en Latinoamérica, África, Vietnam, etc.
Dada la gran paridad de fuerzas entre la U.R.S.S. y Estados Unidos,
trataron de evitar una Guerra Nuclear y dirimieron sus diferencias en las
regiones mencionadas en el párrafo precedente.
Durante la época del Gobierno de Facto conocido como la
Revolución Argentina, cuyos presidentes fueron los Generales Juan Carlos Onganía (1966-1070) Roberto Marcelo Levingston (1970-1970) y Alejandro Agustín Lanusse (1970-1973) combatieron al terrorismo con las
Fuerzas Legales y la Justicia, en esa época se creó la Cámara Federal Penal (CAFEPENA). Una de las primeras medidas del
títere de Perón fue disolver esa cámara y después sus integrantes debieron
exiliarse. Fue asesinado el juez Jorge
Vicente Quiroga y el Doctor Jaime
Lamont Smart, quién aún permanece injustamente privado de su libertad.
Durante ese período ocurrieron muchísimos actos terroristas, tales como:
· La presentación en sociedad de Montoneros secuestrando al
Teniente General Pedro Eugenio Aramburu, quién después fuera asesinado en una chacra
de Timote. Sobre este episodio hay algunos puntos oscuros que nadie quiere aclarar.
· El asesinato del General Jorge Esteban Cáceres Monié y de su esposa Luisa Panizza, fue realizado el 3 de diciembre de 1975, siendo
aproximadamente las 19:00 horas en el camino de Villa Urquiza a la ciudad de
Paraná (provincia de Entre Ríos), cuando estaban en su camioneta atravesando en
balsa el arroyo Las Conchas
· Asalto en la localidad de Pilar de un convoy militar
proveniente de la fábrica de armas de Villa María, se produce la baja del
Teniente 1º Mario César Azúa y es
herido el Soldado Conscripto Hugo
Alberto Vacca, quién queda hemipléjico y fallece 4 años después del hecho.
· Toma de la localidad de La Calera en la provincia de
Córdoba, asaltan el banco local, toman edificios gubernamentales y varias casas
de la localidad. Huyendo sin ningún problema y con un botín de dineros y armas robadas de la comisaría.
· Toma de la localidad de Garín en la provincia de Buenos Aires, con la misma similitud y facilidad de La Calera.
· El asesinato del Capitán Humberto Viola y su hija Cristina
de solo 3 años de edad, fue un crimen cometido por el Ejército Revolucionario
del Pueblo el 1 de diciembre de 1974 en San Miguel de Tucumán. En el mismo
atentado resultó gravemente herida en uno de sus ojos su otra hija María Fernanda[3].
Estos como muchos otros delitos y atentados armados sucedían
a diario en el vasto territorio del estado. Ni el estado nacional ni los
provinciales podían dar una respuesta adecuada a las mismas, impidiendo que el
Poder Judicial pudiera actuar sobre esos delitos.
El gobierno decidió llevar adelante el proyecto
presentado por el entonces Ministro de Justicia Dr. Jaime Perraux[4]
de no utilizar el Código de Justicia Militar y aprobó la creación de la ya
mencionada Cámara Federal Penal de la Nación. Adelantado a proyectos similares
que después se utilizaron en países como España contra la ETA y las Brigadas
Rojas en Italia.
En la ¿República? Argentina se encontraban desbordados por la cantidad de
muchísimos atentados terroristas, salvo en el caso del secuestro y asesinato
del Teniente General Pedro Eugenio
Aramburu. Se logró identificar y detener a la mayoría de los terroristas
que actuaron en ese hecho.
Con el procedimiento judicial adoptado se logró
garantizar el proceso judicial de los terroristas, ellos podían elegir a sus
abogados defensores quienes correspondían a la gremial de abogados de la
Argentina. Muchos de los cuales tenían estrechos contactos con las
organizaciones subversivas, entre ellos el Dr. Raúl Alfonsín. Profesional que fuera el apoderado del partido
político revolucionario del pueblo y defensor del jefe del ERP y luego una vez
vuelta la democracia se lo llamó el Padre
de la Democracia. A Alfonsín le
bastó con recitar el preámbulo de nuestra Constitución Nacional para vencer en
los comicios al doctor Italo Argentino
Luder candidato del partido Justicialista y que era proclive al dictado de
una Ley de Amnistía que pacificara el país.
La república necesitaba una Ley de Amnistía amplia y generosa que incluyera a todos los
sectores que participaron en la Guerra Revolucionaria, declarada
unilateralmente por las Organizaciones Políticas, Subversivas y Terroristas, y
por su contraparte las Fuerzas Legales de la Nación que actuaron ante la
superación de las Fuerzas Policiales y de Seguridad.
Era muy importante que el sector político incluyera en su
“agenda” la reparación económica e
histórica de las víctimas del terrorismo y las víctimas por daños colaterales
en la ¿República?
Argentina. Tal como lo expresa la Constitución Nacional
Argentina la ley es igual para todos, en este caso solo se ha cumplido con los
subversivos terroristas y únicamente los ancianos Soldados de la Nación
integrados por las personas de las FFAA, FFSS, FFPP, Servicios Penitenciarios y
hasta civiles que cumplieron las órdenes emanadas de las más altas autoridades
de gobierno democrático (elegido por la mayor cantidad de votos de la historia)
y el de facto que fuera reclamado por la amplia mayoría de la sociedad
argentina, sector político incluido (este aspecto se puede verificar muy
rápidamente en los libros de sesiones de ambas cámaras del Congreso Nacional).
Para que esta solución se pueda implementar es
imprescindible que el poder de turno tenga en cuenta que ese poder es temporal
y no eterno. La sociedad argentina desea ansiosamente superar los errores del
pasado -de 200 años de antinomias que enfrentan a los criollos desde tiempos
antes de la Revolución de Mayo-, debemos hacerlos por ser necesarios para
encarar un futuro de esperanza, crecimiento, concordia y justicia. Debemos
dejar un país digno de ser heredado por nuestros descendientes.
Entre los más graves atentados mencionados anteriormente, podemos agregar los siguiente:
Destructor ARA Santísima Trinidad, de destacada actuación en la recuperación de las Islas Malvinas·
Bomba
subacuática en el destructor A.R.A. “Santísima
Trinidad” que se hallaba en construcción en los Astilleros de Río Santiago[5]
[6].
·
Bomba
en el Comedor de Coordinación Federal ejecutado el 2 de julio de 1976, allí
fallecieron 23 personas que se encontraban almorzando y más de 60 resultaron
heridas.
·
Atentado
de Montoneros en el micro cine del Círculo Militar. El artefacto explosivo se ubicó
detrás de la pantalla de proyección, y exploto durante la exhibición de una
película, donde el saldo fueron 50 heridos.
·
La
Sección de Operaciones Especiales de Montoneros también fue la encargada de
asesinar al Canciller del Proceso de Reorganización Nacional, Alte. César Guzzetti,
el que se llevó a cabo en la antesala del consultorio de su médico personal. El
asesino le apoyó un almohadón en su cabeza y desencarrejó varios disparos sobre
el Almirante, quién no falleció en ese momento. Quedó cuadripléjico y falleció
años después[7].
Como se dijo al principio podríamos escribir con ríos de sangre muchas hojas más, pero lo que más importa en estos momentos es sobrevivir a la pandemia global como personas y como país.
3. EPÍLOGO
EPILOGO PARA
DESMEMORIADOS
LOS ORÍGENES DE LA
GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Y SIMILITUDES CON LA TRAGEDIA ARGENTINA
La historia de
España tiene grandes paralelismos, por llamarlo de una forma eufemística, con
la de Argentina. Nuestros años treinta, caracterizados por una gravísima crisis
social, política y económica y una polarización tremenda entre comunistas y
fascistas, tal como ocurría en casi toda Europa, acabaron desembocando, de una
forma trágica, en nuestra Guerra Civil (1936-1939). Pero no se puede entender
esta tragedia sin ahondar antes en el contexto que la precedió. La violencia
política, sobre todo por parte de grupos de extrema izquierda, estuvo a la
orden del día e incluso se abortó un conato revolucionario de inspiración
soviética, en 1934, conocido como la "Revolución de Asturias". A esta
situación, ya de por sí grave, hay que añadir que los asaltos, saqueos e
incendios provocados de iglesias, conventos y monasterios estaban a la orden
del día por parte de los grupos extremistas.
En febrero de 1936,
en este ambiente marcado por la violencia, se celebraron unas trascendentales
elecciones generales que fueron ganadas por la izquierda y que eran vistas con
gran esperanza por una sociedad cada vez más desgarrada, fracturada y dividida.
Sin embargo, como era fácil de prever, la violencia no cesó y un sector de la
izquierda, capitaneado por los comunistas, siguió con las provocaciones y no
supo administrar la victoria que obtuvieron en las urnas, provocando numerosos
actos de violencia, incitando a sus seguidores a los ataques a la Iglesia
católica y sus propiedades y, paulatinamente, minando el funcionamiento del
orden establecido, cada vez más lejano de lo que tendría que haber sido un
Estado de Derecho con unas instituciones democráticas sólidas.
El sumun de este
proceso de descomposición social y política por el que atravesaba el país
ocurrió unos meses después de la victoria de la izquierda, en la segunda semana
de julio de 1936, cuando unos agentes de la seguridad del Estado secuestraron
al líder conservador y opositor José Calvo Sotelo, a quien después le dieron
muerte de una forma infame para dejarlo tirado tras el crimen en un cementerio
local. ¿Qué democracia se puede llamar así si la policía, que debía ser la
garante de su seguridad, secuestra y asesina al máximo líder de la oposición?
Unos días más tarde
de este magnicidio que conmocionó a toda España, la tensión política se elevó
al máximo y las espadas estaban en alto para un inminente conflicto entre ambos
bandos. El 18 de julio de 1936, en un hecho tan esperado como temido por todos,
las Fuerzas Armadas y un sector de la Guardia Civil se levantan contra el
Gobierno de Madrid, responsable en último término del estado de cosas por el
que atravesaba la nación española. El ejército se divide y España queda partida
en dos mitades irreconciliables; acaba de comenzar la Guerra Civil española que
desangraría al país durante tres largos años y antesala de la gran guerra
europea que estaba en ciernes.
El Valle de los Caídos un impresionante Monumento construido por orden del general Francisco Franco, en recuerdo de todos los caídos en la guerra civil española.
Los restos de Franco recientemente fueron retirados por decisión del actual gobierno "progresista" de España
El régimen del
general Franco (1936-1975), con sus aciertos y desaciertos, que nadie pone en
duda, inauguraría una era de paz y tranquilidad que generaría bienestar,
prosperidad y crecimiento económico para todos los españoles. En el año 1975,
año de la muerte de Franco, España era la décima potencia económica del mundo,
por encima de casi todos los países de Europa a excepción de Alemania, Francia,
el Reino Unido e Italia, y era un país respetado y un sólido aliado del mundo
libre liderado por los Estados Unidos.
DE ESPAÑA A LA
CRISIS DE ARGENTINA
Argentina, años
sesenta, el mundo vive bajo la presión de la Guerra Fría. La Unión Soviética,
ganadora junto con los aliados de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), ha
expandido ya su "imperio" comunista por China, Mongolia, Europa
Central y del Este, Corea del Norte y Vietnam. En 1959, ocurre un hecho
fundamental en la historia de las Américas: una revolución triunfa en Cuba y
las dudas sobre la naturaleza del nuevo régimen surcan el continente nada más
producirse la misma.
En muy poco tiempo,
las dudas se despejan y el Comandante en Jefe de la revolución triunfante,
Fidel Castro, da un giro inesperado hacia el comunismo, traicionando a sus
propios compañeros de armas y a sus propias promesas democratizadoras para la
isla. En muy poco tiempo, con la ayuda del guerrillero argentino Ernesto Che
Guevara, Cuba se convierte en la mayor ergástula del mundo, con siete millones
de cubanos prisioneros, y comienza los fusilamientos de los disidentes. Hay
abundante material gráfico sobre las ejecuciones sumarias, muchas sin juicios o
con pocas garantías para los detenidos, la mayor parte de ellos campesinos,
antiguos soldados o policías del régimen anterior o simples opositores al régimen.
Cuba se convierte en una dictadura cuartelera manejada por los hermanos Castro
y en un fiel aliado de la Unión Soviética, justamente en el patio trasero de
los Estados Unidos. La Guerra Fría ha llegado a nuestro continente.
En 1962, ya Cuba
bajo la égida y el control de los comunistas, se produce la crisis de los
misiles, cuando la Unión Soviética intentó instalar en Cuba una base de misiles
nuclear de alcance medio en territorio cubano, lo que provocó una grave
contenciosa con Estados Unidos que casi lleva al mundo a una hecatombe nuclear.
Cuba se convierte en un satélite hasta la implosión de la Unión Soviética, en
1991, y en un centro de propagación de las ideas comunistas en el continente,
bien sea por la vía militar (terrorista, generalmente) o la vía política.
En definitiva, lo
que trataron a toda costa los Castro en esos turbulentos años fue hacer cumplir
la máxima del Che Guevara en el sentido de "crear uno, dos, tres
Vietnam". El mismo guerrillero argentino caería en combate en Bolivia tras
intentar, sin éxito, un levantamiento campesino en este país con intenciones
revolucionarias. Con la ayuda y la financiación de los soviéticos, los cubanos
apoyarían todas las causas revolucionarias del continente.
Muy pronto,
siguiendo también las doctrinas del Che Guevara, surgirían grupos terroristas
-"revolucionarios"- en todo el continente, como por ejemplo las FARC
en Colombia, el FMLN en El Salvador, el FSLN en Nicaragua, las FALN en
Venezuela y así hasta una larga lista casi interminable. Todos estos grupos,
inspirados y apoyados por La Habana, compartían la estrategia del
"foquismo", desarrollada por el propio Che Guevara, en el sentido de
que "no siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la
revolución" para empuñar las armas. Argentina no quedó al margen de este
proceso y, muy pronto, surgirían varias organizaciones terroristas inspiradas
en el modelo cubano, siendo la más conocida los Montoneros, de extrema
izquierda y procubana.
La violencia, como
recuerda Roberto
Rosales en su libro, comenzaría en la década de los años
cincuenta, tras el derrocamiento del general Juan Domingo Perón, y se
extendería hasta la década de los años setenta y parte de los ochenta. Pero
realmente el proceso de crisis social, política y económica llegaría al
paroxismo en julio de 1973, cuando el depuesto Perón regresa al país,
provocando escenas de violencia y enfrentamientos a su llegada, y desplazando
del poder al nefasto presidente Héctor José Cámpora, políticamente cercano a
los Montoneros, a los que había otorgado una amnistía masiva, y con ideas
rayanas a las tesis comunistas.
Perón,
desafortunadamente, muere un año después, dejando como su sucesora a en la
presidencia a su esposa y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón, una
persona poco dotada para el cargo y con nula o poca experiencia política. La
anarquía y la violencia se apoderan de las calles de Argentina durante dos años
terribles; las víctimas se cuentan por decenas y el país está fuera de control.
Además, y como guinda de la tarta, la división en el interior del peronismo
provoca una fuerte inestabilidad política, causando ceses de gobernadores y
altos cargos, gestiones ministeriales muy cortas y generando una profunda
ingobernabilidad. La extrema derecha del peronismo, liderada por el poderoso Ministro
José López Rega, acabaría conformando también un grupo terrorista denominado la
Alianza Apostólica Anticomunista -más conocida como la Triple A-, mientras que
los Montoneros seguirían cometiendo atentados, secuestros y ataques
indiscriminados contra miembros de las Fuerzas Armadas, la policía,
representantes del poder económico, sindicalistas y políticos.
Al tiempo que los
Montoneros y la Triple A seguían perpetrando ataques a diestra y siniestra, y
nunca mejor dicho, la economía argentina estaba en el año 1975 al borde del
abismo. Los precios de los productos básicos subían sin control, el ejecutivo
se mostraba incapaz de llegar a acuerdos con los agentes sociales, la moneda se
devaluaba en una caída sin red y los conflictos sociales estaba en su máximo
cenit, sobre todo debido al Plan Rodrigo -por el Ministro Celestino Rodrigo-,
que pretendía introducir algunas medidas de choque muy impopulares para la
mayoría de la población.
La anarquía, la
violencia descontrolada y el desgobierno son las tres notas que caracterizarían
a la gestión de María Estela Martínez de Perón, incapaz ya de poner orden en el
país y garantizar la seguridad para sus sufridos habitantes. En estas circunstancias,
y quizá como fruto de las mismas, ante el vacío de poder, las Fuerzas Armadas
argentinas el 24 de marzo de 1976 deponen a la presidenta e inician lo que
denominan como el Proceso de Reorganización Nacional (PRN) o, lo que es más
conocido, como el "Proceso" a secas. Una Junta Militar, presidida por
el General Jorge Rafael Videla, se hace con el poder con los objetivos claros de acabar con el terrorismo,
poner orden en la maltrecha economía argentina, dar seguridad a los sufridos ciudadanos
y hacer imperar el orden público.
La dictadura
militar (1976-1983) consigue lograr casi todos estos objetivos, pero
finalmente, debido a la fallida y poco oportuna intervención en las Islas
Malvinas, en abril de 1982, cae en 1983, dando paso a un gobierno civil elegido
en las urnas y a cargo del Presidente Raúl Alfonsín. El balance de este periodo
sigue pendiente de un juicio de la historia menos apasionado que el que hoy
hace la izquierda y sus más enconados críticos. No cabe duda de que la
violencia terrorista fue erradicada de Argentina, quizá con algunos episodios
criticables, condenables y susceptibles de ser juzgados con la severidad que se
merecen.
Pero no se puede
pretender juzgar determinados hechos ocurridos en los años setenta, en los años
de plomo de Argentina, con los ojos del presente. No se puede porque sería
descontextualizar determinadas actuaciones y acciones del clima de violencia
criminal y terrorista que caracterizaron aquellos años en Argentina. Hubo
violaciones de derechos humanos, pero no se puede intentar hacernos creer que
fue una política de Estado deliberada y sistemática, sino que tales hechos
deben contextualizarse en el marco de un conflicto armado entre un ejército que
encarnaba la legalidad vigente en aquellos momentos, es decir, que representaba
al Estado, y un grupo armado, en este caso los Montoneros, que pretendía
hacerse con el poder a través de la
lucha armada para instalar un régimen comunista siguiendo el modelo cubano.
Termino estas notas
y regreso otra vez a España. Tanto en España como en Argentina, de la mano de
los presidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Néstor Kirchner,
respectivamente, se reabrieron las heridas de las viejas guerras y conflictos.
Zapatero, como Presidente de Gobierno, sacó adelante una Ley de Memoria
histórica para poner sobre la mesa todas las afrentas pendientes que tenían los
dos bandos en nuestra Guerra Civil, provocando, de nuevo e innecesariamente, un
espíritu de revancha y odio desconocido en los cuarenta años de la joven
democracia española. Flaco favor le hace con esta Ley a la verdadera memoria, a
la de los miles de hombres y mujeres asesinados por los dos bandos en una
guerra fratricida y brutal. Resucitar de la memoria una contienda que parecía
olvidada, a través de un relato parcializado a favor de la izquierda, es
enlodar la plácida convivencia democrática de la gozamos hasta que apareció
Zapatero en nuestras vidas. Es, simplemente, una idea perversa y rencorosa. La
memoria histórica ha sido utilizada por la izquierda de una forma sesgada,
partidista y ajena a cualquier atisbo o principio de objetividad.
En Argentina, el Presidente
Néstor Kirchner, de la misma forma que Zapatero, el 2 de septiembre de 2003,
vulnerando las reglas básicas de la Transición Argentina, promulgó mediante una
ley la nulidad las leyes de Obediencia
Debida y Punto Final[8],
volviendo a colocar en prisión a miles de militares y policías que combatieron,
jugándose su vida muchas veces, a la subversión comunista. Desde entonces,
miles de militares y policías han sido encarcelados de nuevo y han vivido una
odisea judicial interminable, en las que muchos incluso han fallecido en las
cárceles y otros tantos penan largas condenas que huelen más a vendetta
política que a la verdadera exigencia de hacer justicia. Encarcelar de por vida
a centenares de militares y funcionarios de los cuerpos de seguridad, la mayoría
de ellos ancianos, por haber luchado y dado todo por vencer a la amenaza
comunista, que muchas veces cometió viles y abyectos crímenes, no parece que
sea la mejor contribución que se le pueda haber hecho a la endeble democracia
argentina. Vivimos tiempos terribles, los hechos acontecidos se tergiversan y
la desmemoria avanza, mientras las nuevas generaciones olvidan fácilmente su
historia.
Ricardo Angoso García
Sociólogo, analista
internacional y periodista.
También es diplomado en Defensa Nacional por el Centro de Estudios Superiores
de la Defensa Nacional (CESEDEN)
y Magister en Radio y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid
(UCM/RNE).
4.
CONCLUSIONES
a. A diferencia de España en la Argentina en 1998 por Ley 46/998 de la Legislatura de creó el Parque de la Memoria, donde existen 30.000 placas la inmensa mayoría de ellas vacías porque todo es una gran mentira. Esas acciones facilitan que la grieta que divide
Inexorablemente esta injusticia de juzgar a los
vencedores de una guerra declarada unilateralmente por los delincuentes terroristas
facilitó el regreso de algunos estos delincuentes a ser funcionarios políticos
y ocupar bancas en un Congreso Nacional afín a los objetivos progresistas.
b.
Ante
tantas irregularidades jurídicas, repetimos que el autor ha elevado una petición para que se efectúe una
Auditoría Jurídica de todo los Actuado en esos juicios (https://www.change.org/AUDITORIA_JURIDICA)
Hasta este momento ha recurrido a los tres poderes del estado y ninguno le ha
dado una respuesta satisfactoria, todos esquivan el bulto. En este país no se cumple el derecho a peticionar ante
sus autoridades.
c.
El
actual rumbo de la política en la Argentina es de colisión entre las distintas
ideologías de los líderes políticos. La sociedad argentina se encuentra en el
medio y con muchas posibilidades de una nueva guerra civil pero esta vez
ampliada a la población, ya que las FFAA seguramente no intervendrán en vista a
la experiencia recogida y que terminó con el escarnio y juzgamiento de sus
integrantes e instituciones.
d.
Esta
última conclusión permite asegurar que nuestro puerto de arribo seguramente sea
con un estado similar a los de Cuba y Venezuela. Actualmente la Argentina, bajo
el gobierno del kirchnerismo se ha alejado de mundo libre y sus principales
aliados son Rusia, China, países socialistas de Latino América e Irak. La
vicepresidente solo busca su impunidad y la de su familia, quienes han sido
acusados de diversos crímenes, tales como el asesinato de empresarios, periodistas,
el fiscal Nismann, vaciamientos de las arcas públicas y atropello de nuestras
instituciones.
Ya es hora de dejar de lado nuestras profundas diferencias como sociedad, las que llevan más de 200 años de antigüedad, tales como monárquicos y antimonárquicos, federales y unitarios, liberales y conservadores, peronistas y antiperonistas, azules y colorados y ahora peronistas moderados versus cristinistas. Debemos construir un país en paz, rico, educado, soberano y dejar una nación digna de ser heredadas por las futuras generaciones.
[1] Se trata del señor capitán Pablo
Eduardo García Velasco, quién en ese juicio fue absuelto pero permaneció en
prisión injustamente privado de su libertad y condenado junto a su hermano
mellizo a prisión perpetua. Su fallecimiento se produjo hace unos años en su
domicilio cuidando a su anciana madre discapacitada, la que dada su edad y
enfermedades debía permanecer en cama.
[2] En su campaña
electoral manifestó: “conmigo se acaba el
curro de los derechos humanos” y poco antes efectúo una ceremonia militar
en el cuartel del Regimiento 1 Patricios, en el cuál declaró héroes de la
Nación a los ex conscriptos sobrevivientes del ataque terrorista al Regimiento
29 de Infantería de Monte de Formosa. En esa oportunidad entregó medallas y
prometió medallas a los pocos ex conscriptos que aún viven y a sus familiares,
también prometió subsidios económicos que nunca llegaron a manos de los
reconocidos o a sus herederos. Por ejemplo, la señora Jovita Luna, ya fallecida por el Coronavirus, quien durante años
luchó por la memoria de su hermano Hermindo
“Negro” Luna, que fuera brutalmente asesinado
cuando se encontraba desarmado y saliendo del baño.
[3] En junio de 2021 falleció a los 73 años la viuda del capitán Viola, María Cristina Picón, quien había
formulado en 2016 una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) buscando que el asesinato de su esposo y su hija sean
considerados delitos de lesa humanidad y se reabra la investigación.
[4] Jaime Perraux en 1977 fue secuestrado por un grupo no
identificado y posteriormente liberado tras el pago de un rescate. Lo mismo
sucedió con Oscar Smith, el
periodista Edgardo Sajón y el
embajador en Venezuela Hidaldo Solá, a
quienes sus familias ya ni preguntan ni piden investigar por ellos.
[5] En ese atentado participó el buzo Máximo Nicoletti, quién integraba la Sección de Operaciones Especiales de Montoneros. Esa sección el 1 de noviembre de 1974 también del asesinato también por bomba subacuática en la lancha del entonces Jefe de la Policía Federal Comisario General Alberto Villar y su señora esposa Elva Marina Pérez.
[6] Ese Astillero de Río Santiago fue presidido por el traidor guardiamarina Julio César Urien, quien en 1972 se sublevó en la Escuela de Mecánica de la Armada, institución naval en la que el Comandante en Jefe de la Armada había ordenado trasladar su Reserva Estratégica el Batallón de I.M. Nº 2 para ser empleado en caso de disturbios ante el arribo previsto del ex dictador Juan Domingo Perón. La única baja de esa rebelión fue el cabo Leonardo Contreras. El traidor fue detenido cuando se dirigía al Casino de Oficiales del mencionado instituto y sin ofrecer resistencia alguna, simultáneamente el Comandante del BIM2 –Capitán de Fragata de I.M. Jorge Alberto Iriberri junto al Teniente de Fragata de I.M. Daniel Alberto Pons y su ayudante autor de este pequeño libro, eran detenidos por suboficiales y soldados sublevados. Posteriormente ese grupo de sublevados captura un micro naval y huyen de la ESMA llevándose solo al Capitán Iriberri, quien en el trayecto los convence de entregar las armas y regresar a la Escuela de Mecánica.
En su oportunidad la armada juzgó a todo el personal que
había sido capturado en la ESMA y otras unidades más, a los que degradó y
fueron encarcelados junto a Urien,
quienes formaron parte de la sublevación el teniente de navío Carlos Lebrón, los guardiamarinas Aníbal Acosta, Ricardo Luis Hirsch, Actis Mario
y Mario Galli, el suboficial Eduardo Maunet y los cabos segundos Juan Domingo Tejerino y Berruet, entre otros.
El traidor Julio César Urién
Como era de suponer
todos ellos fueron liberados durante el gobierno de Cámpora. Urien se unió
definitivamente a Montoneros bajo el seudónimo de “el Almirante”, redactó los reglamentos militares de esta
organización terrorista y fue uno de sus tantos instructores de tiro y
operaciones militares.
Luego de un
frustrado viaje en un velero que zarpó desde Tierra del Fuego hacia las Islas
Malvinas, se tiene conocimiento que Urien
participa en las tomas de tierras en la Patagonia, apoyando los falsos reclamos
de los descendientes de los Mapuches. Recién en 2005, cuando, a mitad de
gobierno, el presidente Néstor Kirchner
firmó un decreto con el que cuatro ex guardiamarinas fueron restituidos en la
fuerza en calidad de tenientes retirados de la Armada. En ese momento fueron
reconocidos los oficiales “pero faltaban
los suboficiales y conscriptos”, precisó Urien. Aníbal Acosta, Ricardo Luis Hirsch y Mario
Actis, fueron los otros tres marinos beneficiados por Kirchner.
[7]
Casualmente la Sección de Contrainteligencia Ad Doc del Servicio de
Inteligencia Naval había recibido la orden de buscar y capturar al terrorista
Dios (sin más datos) concurrió por informes a allanar una vivienda en un barrio
de clase media en zona norte. Allí se golpeó la puerta y se esperó hasta que
fuera abierta por Liliana Chiernajowsky,
última esposa de “Chacho” Álvarez
Vicepresidente de Fernando de la Rúa.
Liliana Chiernajowsky
[8] Proyecto de ley presentado por
la diputada Elisa“Lilita” Carrió, del cual ahora se manifiesta arrepentida.
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