“Toda
persona acusada por la comisión de un delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en un
juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias a
su defensa”. (Artículo 11 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos)
“Toda
persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”. (Artículo 8 de la Convención Americana de
Derechos Humanos)
"...ningún
habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley
anterior al hecho del proceso..." (Artículo 18 de la
Constitución Nacional.)
Leemos y escuchamos a
diario, a través de todo tipo de informaciones orales y escritas, los adjetivos
“represor”
o “genocida”
con que se apostrofa a integrantes de las Fuerzas Armadas sujetos a los
llamados Juicios de Lesa Humanidad. Cualquiera fuere el estado de la causa los
periodistas, sin distinción de medios o nivel profesional, no dudan en denostar
a quien fuere, anteponiendo ese cruel adjetivo sin considerar siquiera el
avance o resultado de la causa que lo tiene como imputado.
No haré crítica
alguna a la ilegitimidad de tales
juicios, ni tampoco a la aberrante aplicación
retroactiva de la ley, menos aún a la vergonzosa prisión “preventiva” que en cientos de casos se
demora una década sin llegar siquiera a la declaración indagatoria, pese a que
es un recurso procesal aplicable al caso de peligro de fuga, de destrucción de
pruebas o de obstaculización del proceso. Motivos inexistentes en estas causas
imputadas a octogenarios o nonagenarios en delicado estado de salud.
Prestigiosos juristas
nacionales e internacionales se han referido a los ilegítimos juicios llevados
a cabo por jueces prevaricadores, fiscales vergonzantes y testigos mendaces.
Los reclamos han llegado hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos…
pero nuestras autoridades miran hacia otro lado.
Sólo quiero referirme
hoy a la nefasta costumbre de endilgar a los imputados el carácter de “genocidas”
o “represores”.
Señores Periodistas:
La presunción de inocencia es un derecho humano amparado por nuestra
Constitución. El sentido común y el respeto humanitario indican que, mientras
no haya sentencia firme condenatoria, pasada en calidad de cosa juzgada, no hay
delito, no hay delincuente, no hay represor, no hay genocida.
Señores Periodistas:
Bueno sería que a todos sus conocimientos profesionales sumaran una cuota de
honestidad y respeto hacia quien no puede defenderse. Sus actitudes denotan una
cobardía e insensibilidad indignas de la profesión elegida.
Juan
Manuel Otero
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