“…a
mis acusadores les debe sorprender desagradablemente que yo siga pensando igual
frente al mismo enemigo, a los mismos episodios que ellos produjeron y a los
que ahora nos retrotraen.” Luciano Benjamín Menéndez,
General del Ejército Argentino.
Podrán pasearlo por
cien circos vanamente llamados “juicios”
y seguramente lo harán, ya que es el paradigma de lo que sueñan abatir. Podrán
ponerlo cuantas veces quieran a merced de payasos togados que creen estar
haciendo historia, sin reconocer que sólo están firmando la perversa sentencia
ya escrita de una revancha impía que solo ha servido para agravar la división
que una banda de facinerosos pergeñó para mantener a los argentinos
envalentonados en un enfrentamiento estéril mientras ellos saqueaban la
República.
Nuevamente los
falsarios a quienes derrotó volverán a pedir su cabeza o tratar de infamarlo
-plumas serviles mediante- inventando historias y repitiendo agravios para
terminar, como siempre, en el insulto soez, prueba lapidaria que es lo único
que les queda a estos miserables después de cada derrota que el General les vuelve
a infligir en los estrados judiciales, porque prevaricación mediante y abyecto
servilismo, lo podrán condenar pero nunca lo pudieron callar.
El solo queda. El
General que quiso, corte marciales mediante, fusilar criminales y no
desaparecer enemigos, que cargó sobre sus hombros el peso de una guerra que no
se estudiaba en su época en la Escuela de Guerra y que seguramente le
repugnaba. Pero era un General de la Nación y por ella combatió.
Son pocos -él, sus
subordinados y todos aquellos que al igual que él creyeron que un juramento, “Defender a la Patria hasta perder la vida”
no era un bien negociable- con los que aún quedan cuentas para ajustar.
Sería más honrada la “justicia” argentina si al igual que el “INRI” en la Cruz por sobre los telones
de fondo de los tribunales orales estuviera escrito aquel perverso apotegma: “Al enemigo, ni justicia”.
Esa cabeza es el
trofeo que desvela a quienes llevan adelante estos “juicios”. Ellos, los verdaderos autores intelectuales de tanto
caos y muerte en tiempos idos. Ellos, los jefes desertores y falsarios que
compraron su exilio acomodado con la vida de los “perejiles” que creyeron en su lealtad. Ellos, que tratarán por
enésima vez de obtener el botín que pretenden para autojustificarse.
Esos son los que hoy
no pueden soportar que un grupo de viejos, que ni se rajaron ni se acobardaron,
les estén dando ejemplos de dignidad a diario. Una dignidad que ellos no
tuvieron al entregar a los propios, esos que hoy victimizan y por quienes
reclaman esforzándose en olvidar que murieron por su propia felonía. Es que,
miserables de su laya, no podían contar con que en el Ejército había Generales
que no eran meros uniformes aferrados a un escritorio y a una alfombra. También
eran Soldados.
De nuevo asistiremos
-porque el objetivo es que esta historia no tenga fin- a la perversa estrategia
de destrucción diagramada por aquellos que arrastran su pasado indigno de
tránsfugas y mercaderes de la vida de sus propios compañeros, ruina que
pretenden llevar a cabo con la complicidad de jueces prevaricadores, testigos
falsos, políticos cobardes, una sociedad anestesiada e hipócrita y unos
uniformados de generales “nuevos” a
los cuales han comprado con los treinta denarios de la traición.
Porque el enemigo que
ellos deben batir es hoy lo que resta del Ejército Argentino, de las Fuerzas
Armadas. Ese resto que hoy se sostiene en el ejemplo de los que por defender a
la Patria penan su juramento en cárceles comunes, ejemplo que ha evitado hasta
hoy que las Fuerzas Armadas se conviertan en una montonera de entecados morales
incapaces de alzarse en armas ante una ofensa a la Patria.
Solo esperan
conseguir con esta seguidilla de bufonadas jurídicas un mínimo gesto de
desánimo. Eso quizás concretaría la destrucción pretendida. Error, Luciano
Benjamín Menéndez es un Soldado. No un bufón al que se le untan malamente los
calzoncillos si en otro momento un desquiciado de mirada errática le hubiera
ordenado descolgar un cuadro.
José
Luis Milia
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