Por favor difundir.
La institucionalización del sistema de condenas preestablecidas:
A propósito del acto del 27 de septiembre del 2011
Ya hace largo tiempo nos preguntamos qué hacer frente a la impotencia que vivimos. ¿Qué hacer con ella? Se intentan cosas, se medita, se piensa, se reza, se es paciente, hasta que al final se grita.
El 27 de septiembre fue el grito de la impotencia que vivimos diariamente. Un alarido de dolor. No es antojadiza esta afirmación, no se trata de un grupo de inadaptados que quieren hacerse notar, ni de extrema derecha, ni de reivindicadores del gobierno militar, nada más alejado de la realidad. Se trata del estallido de indignación como hijos en defensa de sus padres, familia y nación, contra toda una estructura premeditada de poder que se junta en un salón mostrándose omnipotente e invencible y plasma en textos su plan sistemático de destrucción.
Allí estaban todos juntos como una gran sociedad anónima: jueces, ministros, fiscales y defensores. Incluso el periodista Eduardo Anguita, integrante del Ejército Revolucionario del Pueblo, hizo honores con su palabra al libro del Ministro de la Corte. Cómo no reaccionar, si era la prueba de la cofradía del poder que subsiste detrás de todos y cada uno de los juicios actuales.
Como no gritar cuando el presidente de la Corte Suprema de Justicia, que deberá revisar en última instancia los casos de nuestros padres, se encuentra presentando un libro y exponiendo los futuros fundamentos de la confirmación de los castigos.
Como no gritar si se encuentra prejuzgando continuamente cuando afirma la institucionalización de los juicios = condena de los militares y la continuidad irrefrenable en este camino.
Desde una estructura lógica, si la máxima autoridad judicial invita a sus inferiores a continuar en este camino y, asimismo, afirma la institucionalización de los juicios y la no marcha atrás ¿cómo va a contradecir en un futuro a los jueces que siguieron su recomendación o mandato y va a modificar algo que procura ser establecido y de lo que no se vuelve? ¿No haría con un fallo adverso implosión de su propia pretensión? Porque debemos estar atentos, esta supuesta institucionalización recién ha comenzado, todavía necesita que sus bases sean solidificadas, y el medio elegido es la irrestricta decisión de confirmar todas las condenas, reafirmando la doctrina impulsada desde los fallos de Arancibia Clavel , Simón y Mazzeo. Esta es la política de Estado de Derechos Humanos que tanto hemos escuchado mencionar.
Sin embargo, para que algo esté institucionalizado no es suficiente un fortalecimiento formal, que es su sostenimiento en el tiempo, sino que es necesario el fortalecimiento real que es la aceptación por parte de la sociedad de la justicia y de la necesidad de esa institución.
Entonces ¿es posible que esta sesgada institucionalización perdure? Y aquí nos remitimos al señor Pérez Esquivel, premio Nobel de la paz, que dijo, en un momento, de la necesidad de que no se repita el horror. Pues bien, el horror está presente hoy: 145 muertos, prisiones preventivas eternas, sufrimientos innecesarios de enfermos terminales sujeto a prisiones comunes, parodias judiciales, condenas de por vida sin juicio justo, complicidad del Poder Legislativo y Judicial, indiferencia de la sociedad, discriminación y exclusión.
Esta es la institución que el doctor Lorenzetti pretende instalar como justa y necesaria para la Argentina. Una institución que en vez de llevar a la unión lleva al desencuentro. El mismo señor Ministro de la Corte lo reconoció mientras le mostrábamos nuestro dolor: “evidentemente este tema no está cerrado en la sociedad”. Pues bien, tampoco se va a cerrar con esta modalidad que impusieron, porque la Justicia no nace de de la Injusticia , ni se convalida su vicio intrínseco sustancial con el paso del tiempo. El acto injusto es injusto siempre, es, en síntesis, lo único imprescriptible.
Y aquí es cuando cobra vida el sentido del grito del 27 de septiembre. Las condenas podrán ser sostenidas formalmente pero jamás serán aceptadas, porque atenta contra la unión nacional, el afianzamiento de la justicia, la consolidación de la paz interior, la provisión a la defensa común, la promoción del bienestar general, y el aseguramiento de los beneficios de la libertad; y hasta tanto sea así estaremos presentes.
Por la Libertad de los Presos Políticos de Argentina.
Hijos y Nietos de Presos Políticos
http://hijosynietosdepresospoliticos.wordpress.com/
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