domingo, 18 de marzo de 2012

La letra... "kon" sangre entra y algunos callan por miedo


En una breve escapada por nuestros pagos, encontramos el artículo de nuestro socio Horacio Palma, el que nos interesó poner en nuestro blog, ya que Horacio hace una “sintonía fina” de algunos temas que se han deslizado en los últimos días en la República Argentina, tales como: “legislación sobre el aborto” por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la censuraa Alberto Fernández en C5N por presiones del gobierno, recuerda “algunos actos de la época del terror” perpetrados por los jóvenes asesinos y hace comparaciones con los viejos asesinos,   la reforma a la carta orgánica del Banco Central; pero lo peor es la frase que refleja a los "ciudadanos que callan por miedo".


“Suponte que estás durmiendo una placida siesta, soñando con lo que harás cuando despiertes y entra alguien por la puerta, sin darte tiempo a escapar, te amordaza y toma una sierra y te parte en pedazos mientras vos observas impotente. Eso es un aborto.”
(Andrew Gladstone)

“La letra con sangre entra”… decía mi abuelita, que murió convencida que esos terroristas que dos veces le hicieron volar los vidrios de su austero departamento de Buenos Aires, terminarían sus años en la cárcel y no en el gobierno. La primera vez que los vidrios de las ventanas de la casa de mi abuela estallaron gritando terror, fue cuando Montoneros hizo volar la concesionaria de autos Laprida, que vendía autos Volvo a una cuadra de su casa. La otra, cuando el Erp hizo volar una estación de servicio a la vuelta de su casa, frente al Hospital Rivadavia. Frente a la estación de servicio estaba mi tía Cristina esperando el colectivo. Por suerte mi tía salió ilesa de cuerpo, aunque de espíritu no tanto. Yo recuerdo que le pregunté entonces a mi abuela el “¿porqué” de semejante violencia asesina (en ambos atentados murieron personas conocidas del barrio). Mi pregunta era un “porqué” de niño de 11 años. “Es que hay gente que aún piensa que la letra con sangre entra…” contestaba mi abuelita con cara de fastidio sincero.


Varios años después encontré en un hermoso libro de pintura que adornaba una mesa baja de vidrio en el tercer piso de la residencia universitaria del Opus Dei donde yo vivía, curiosamente, la residencia estaba a unas pocas cuadras del departamento donde había vivido siempre mi abuela. Decía que encontré allí una foto de una hermosa pintura, aunque algo oscura (luego supe que la oscuridad de la pintura tenía un exacto sentido estético) del gran pintor español Goya. Es una pintura de finales del 1700 que refleja una crítica ácida y genial de Goya al sistema educativo de aquellos tiempos. Un maestro en una pequeña aula con muchos estudiantes alrededor está sentado castigando el trasero desnudo de un alumno. Hay otros dos alumnos que parecen haber recibido ya su castigo y lloran desconsolados, mientras los demás se esmeran en el estudio… como asustados por lo que les espera si no lo hacen. Un pequeño perro es testigo del castigo, tal vez como para hacer un poco más tierna una imagen tan violenta.


Aprende o ya verás. Apropiarse del relato. Dividir para reinar. Acaparar poder a cualquier precio para eternizarse en un trono. Utilizar todos los medios del Estado para imponer un discurso, mentir mentir hasta que la mentira parezca verdad, estigmatizar al que piensa distinto, echar a la hoguera al que no me gusta, crucificar al que osa levantar un voz disidente o utilizar los aprietes bajo el viejo lema “la letra con sangre entra” son políticas conocidas a lo largo de la historia de la humanidad. Los emperadores romanos, los judíos, la Santa Inquisición de la Iglesia Católica, Maquiavelo, Hitler, Goebbels, Fidel Castro, Hugo Chávez, Stalin, Pol Pot, Firmenich… y así podríamos hacer una lista de todos los que han intentado lo que hoy intentan, con éxito aunque con métodos menos crueles, los integrantes del régimen que nos gobierna en Argentina.


Esta semana estaba viendo el programa de Marcelo Longobardi en C5N. Primero habló el escritor peronista Jorge Asís y palabras más palabras menos, dejó entrever que el destino del actual vicepresidente de Cristina Kirchner estaba lejos del lugar que hoy ocupa. Luego el periodista sentó a su segundo entrevistado, el ex funcionario kirchnerista Alberto Fernández. Había un tercer invitado esperando, el periodista económico mexicano Alberto Padilla. Pero cuando Alberto Fernández explicaba que lo que Cristina derogaba del Banco Central no eran artículos ni medidas de gobiernos liberales sin justo las dos medidas que Néstor Kirchner (Él, para el militante necrofílico) había impuesto en el Banco Central para las reservas de libre disponibilidad. Es decir, explicaba que lo que Néstor escribió con la mano, Cristina lo borraba con el codo de sus necesidades de caja. Una especie de K vs. K. Y justo en ese preciso momento del programa suena fuerte una música y lo sacan del aire. El acto de censura corrió rápidamente por las redes sociales. Antes de la medianoche ya era el tema del momento en Twitter. En su cuenta de Twitter, el periodista mexicano que se quedó en la antesala de su entrevista, comentó que por un llamado de De Vido de parte de la presidenta, el canal había decidido sacar del aire abruptamente el programa. Lo mismo dijo Alberto Fernández en las primeras entrevistas que le hicieron en la madrugada siguiente.

Lo raro, lo extraño, lo vergonzante, lo indignante fue lo que sucedió al otro día en el programa de Radio 10. Longobardi, víctima de la censura brutal, entabló una charla un tanto burlona sobre lo sucedido con Alberto Fernández, que desmentía en cierto sentido lo que había estado declarando 10 minutos antes en otra radio, y Daniel Haddad, el dueño del grupo Infobae, se disculpó por el levantamiento del programa con las siguientes palabras… “en realidad no fue censura sino un exceso de formalismo”. Así, daba a entender que Longobardi se había pasado del horario… único caso en el mundo que alguien se pasa de horario media hora antes de tiempo!!.

El periodista mexicano, lejos de las presiones políticas del régimen argentino, jamás se desdijo, y Alberto Fernández no pudo luego seguir tapando el sol con las manos. Semejante acto de censura en un gobierno supuestamente “democrático” da bronca… pero ojo, también transmite miedo.

La letra con sangre entra. Claro que ya no hay enemigo en las hogueras, ni blasfemos crucificados, ni perseguidos asesinados en cámaras de gas, ni juicios revolucionarios de Montoneros fusilando al “enemigo”. Sí hay servicios haciendo escuchas, fuerzas de seguridad espiando militantes molestos, testigos falsos acusando a enemigos de antaño, publicidades oficiales que se quitan y campañas de calumnias e injurias hacia cualquiera que ose contradecir al régimen y amenazas de expropiación para quien no se reporte sumiso. La letra con sangre entra… y ese temor sembrado que vuelve a los asustados sumisos. Silenciosos. Sordos ciegos y mudos. No te métas… el terror que se instala y el miedo que gana y el silencio que otorga.

Ciudadanos que callan por miedo. Y esto, en una democracia es un estadía imposible de aceptar. Y una República que se esfuma. Y los Poderes republicanos que se desdibujan. El Ejecutivo legislando por decreto. Y el judicial legislando con sentencias bochornosas, sumiso, atado de pies y manos ante esas “carpetas” que son ases en la manga de un Poder sin escrúpolos.

La letra con sangre entra…  la corte que legisla sobre el aborto. Guiño a un Legislativo cómplice de la República perdida, que no puede o no quiere. Y todos los abortistas defendiendo “supuestamente” a la mujer. Nadie al niño por nacer. Como si lo que estuviera en la panza de la mamá fuera un oso o una jarra y no un SER HUMANO. El estado se mete en tu panza y te mata gratis a tu hijo. Sol “libre”. ¡Felicitaciones! Según este progresismo, el violador es más persona que tu bebé, de lo contrario, también pediría que se mate el violador. Total, un poco más de sangre argentina ¿a quién le va a molestar?

Horacio R. Palma
El Dia de Gualeguay
Gualeguay
Entre Rios

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