Uno de nuestros socios fundadores, el señor periodista Horacio Palma, nos
hace llegar la nota que escribió sobre el acto, presidido por la presidente de la Nación Cristina Fernández
Vda. de Kirchner, en la que el poder ejecutivo le ordenó a la Armada
Argentina ascender a un traidor y cómplice del asesinato de un camarada de su
fuerza.

Por si no se entiende. La presidente de Argentina, ayer firmó un decreto en el que ascendió
en dos grados post mortem a un marino integrante de la banda terrorista Montoneros.
Publico al final de estas palabras el video por varias
razones.
En los recuerdos que a la presidenta se le vienen a la mente entre caimanes sollozos, uno
puede ver claramente la historia... "Néstor visitaba la casa de su compañero, el gordo Devoto",
comenta ella como al pasar.
Devoto, según las crónicas y algunos investigadores, datos que
han sido volcados en el libro Los
Montoneros de su Majestad, fue quien marcó al capitán Bigliardi, para que su cuñado Bettini lo asesinara en enero de 1975.
Curiosamente, o no, dos meses después Devoto, que era oficial de marina y
vecino del asesinado, pidió la baja en
la marina.
Cristina aquí arregla a su antojo el relato, dice que "Devoto no estaba de acuerdo con las cosas que veía
en la marina...".
Sin querer, la presidente,
en su afán de cambiar la historia para escribirla a su antojo, da a entender
que el gobierno de peronista de entonces, estaba en algo raro... extraño, pues
de ser así, tendría que esforzarse en llamar a los estrados judiciales que
tanto nombra, a la por entonces presidenta de Argentina, me refiero a María Estela Martínez, viuda de Perón.
Porque hay algo que a la memoria prodigiosa de Cristina militante siempre se le escapa
en esta historia, y no es porque se lo olvida sino porque no le conviene para
su novelístico relato: Al capitán
Bigliardi, Bettini y Devoto lo emboscan y lo asesinan en
pleno gobierno democrático peronista.
En realidad, lo más probable es que Devoto haya pedido la baja en 1975, a los pocos meses del asesinato
de su vecino a manos de su cuñado Bettini,
porque pensó que ya había cumplido en su trabajo de canalla y de traidor para
escalar dentro de la orga Montoneros.
Es decir, más de 30 años después, la presidente de todos nosotros realiza una extraña parábola histórica
en su relato y asciende dos grados a un marino que voluntariamente había pedido
su baja durante un gobierno democrático.
No digo más, escuchen atentamente el relato sobreactuado
de Cristina. Observen las caras de
los protagonistas. Miren bien las caras de los almirantes y comodoros navales
llevados como decorado. Y miren cómo, el asesino del Capitán Bigliardi (Bigliardi también se hallaba retirado
para cuando estos dos asesinos le tendieron la emboscada aquél domingo en que
iba a comprar pastas)... digo, miren cómo el asesino sonríe suficiente desde la
primera fila... con esos aires de saberse amparado por la impunidad.
Evidentemente la Argentina vivió en los 70
una violencia desmedida. Asquerosa. Asesina.
La que empezaron tipos como Devoto, como Bettini,
como Vertbisky, como Firmenich, como Walsh... como Santucho.
Y mientras esa verdad siga siendo ocultada, la Argentina nueva que miente en ganas nuestra presidente, resultará
siempre IMPOSIBLE.
Adivina adivinador...quién era la política que acompañó a Bettini en este atentado? Quién fue la política argentina que se quedó en el auto y funcionó de "Campana"? Se abren las apuestas: una ayudita, viste de negro...
ResponderBorrary pensar que el pueblo les paga una jubilación a uds.
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