sábado, 18 de agosto de 2012

EL FANTASMA DE HURTOLANDIA

(Fábula) por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse  17/08/12
                               
Los miembros del Senado de Hurtolandia… enmudecieron.

Sin que nadie lo hubiera advertido…desde una soga que colgaba del centro del techo en el hemiciclo de la “Honorable Cámara” se veía descendiendo una silueta humana vestida con una toga negra, capucha y una careta de tipo veneciano de color blanco que no dejaba ver nada de su rostro.


Un clamor… mezcla de asombro y miedo… resonó en el recinto.

El presidente de la “Honorable Cámara”… desde su sitial, exclamó:

-  ¿Quién rayos es usted…?

El fantasma respondió con voz potente:

- “Soy el dueño de Ciccone”!!  (su voz era firme )  

Otra vez… un clamor de asombro, se oyó entre los senadores.

- “¿ Y que hace aquí ?” !! replicó el titular del senado… cuya palidez ya prefiguraba un desmayo.


- “¿ Cómo que hago ?” “Ustedes me van a expropiar la empresa y ni siquiera me avisaron, ni me llamaron y acaso seguramente … ni me piensan pagar”.

- ¡ Señor Presidente !
- “pídale que se quite la máscara”,  exclamó un senador

- “No… no… un momento”.. dijo el presidente de la honorable cámara
- “No se le puede exigir eso …”
 (la palidez del funcionario… ya se había convertido en un rictus de terror)


El fantasma… que aún colgaba de la soga… repitió en voz alta

- “¿ Me van a pagar… o no me van a pagar ?”

Una gritería invadió el recinto … 

… que se baje de la soga… que le saquen la máscara… que diga quien es… que le paguen …. que no le paguen… que se vaya… que no se escape… traigan un policía… que venga Van der truchen… que lo metan preso… que pidan el prontuario… que le arranquen la toga…   que nos haga precio !!

Se oía de todo…

El presidente del senado yacía desmayado sobre su sitial mientras un amanuense con rostro de reptil… lo apantallaba con una mano y sostenía el vaso de agua salvadora con la otra.

Como algunos senadores ya habían usado su celular para avisar el caso a los medios y a la gente… una multitud empezó a juntarse a las puertas del Congreso, mientras la gritería subía de tono…  y mientras el fantasma seguía colgado del recinto a media altura.


El presidente del senado… se había despertado aunque conservaba su palidez extrema.

El fantasma levantó su mano derecha y …señalándolo… exclamó :

- “¡¡¡Usted es un terrible ladrón!!!”

El funcionario… volvió a desmayarse… ahora de modo alarmante

Uno de los senadores gritaba : 

- “¡ No señor ¡!!!  . Es Chirac !   … Es Sarkozy !!,  Es Gandhi !!”
- “¡ Hasta que termine su mandato… no podemos exigirle nada !”

El fantasma empezó a convulsionarse de risa y, progresivamente, una carcajada siniestra que resonaba en las paredes… empezó a subir de volumen…


En la calle… la muchedumbre ya había empezado a gritar …

Fan tas ma !!    Fan tas ma !!!    Fan tas ma !!!     (era una ovación)

El fantasma de Hurtolandia… ya era más famoso que cualquiera.

Llegaban camiones y ómnibus escolares atestados de gente… con pancartas que tenían la figura del fantasma.


Dos paramédicos vestidos de verde… se llevaron en una camilla al presidente del senado con una máscara de oxígeno en su rostro.

El escándalo y la gritería habían crecido de tal forma en Hurtolandia… que… enterada la reina… salió de su despacho y exclamó :

- “Que lo atrapen y que se lo lleven urgente fuera de la Comarca”

    Como en la novela de Gastón Leroux… el pobre fantasma del senado de Hurtolandia … fue atrapado…


El enemigo (o sus sombras), a estas alturas…, empieza a aparecer por todos lados…

 y cuando se llega al extremo de creer que está mezclado en la propia tropa… se inicia un proceso de desintegración que es una psicosis sin retorno.
Se comienza con el reemplazo de lealtades por terror… se cambia eficiencia por incondicionalidad y se descarta a todo sospechoso que obstruya el arrasamiento en marcha.

Y allí viene  lo peor…

La delación, la obsecuencia, el miedo, la estigmatización, la venganza y el odio… marcan el camino de una sociedad atónita y sin valentía.

Los vapores de precolapso… de un pináculo… ya acorralado… y la hipótesis de extinción violenta del dominio absoluto… les quitan la sangre de la cabeza.   

Y lo que sobreviene, es exactamente eso:  El mareo y la ceguera.
  
Componentes esenciales de los vapores del precolapso.


Acaso ha de ser este, un modo feliz y agradable de seguir viviendo sin importarle un bledo a nadie sobre el devenir de la Nación ni la huella histórica de nuestra conciencia crítica, ni mucho menos cualquier sueño de grandeza.

    Quien esto escribe, se permite expresar aquí… en forma airada una queja sonora sobre la decadencia del arte de mentir que se ha visto en estos años entre toda la caterva de fabuladores que acompañan en su gestión a la reina y su séquito .

     La mentira juiciosa no fue suficientemente cultivada en esta gestión.
    Y el propio presidente del senado de Hurtolandia, debe pensar ahora que acaso una mentira torpe, poco científica…  es tan ineficaz como decir la verdad.

     Y también la monarquía… aún dentro de su enorme brutalidad y contando siempre con una formidable buena suerte, trabajó muy, arduamente y sin ningún brillo, en el arte de la mentira silenciosa:

    Tratase del engaño que uno no expresa… pero que se comunica, simplemente manteniéndose quieto… ocultando así la verdad.

     Muchos defensores obstinados y santurrones de la verdad, se entregan a este exceso, imaginando que… si no pronuncian ninguna mentira… entonces no mienten en absoluto.

    La liturgia de la “gran familia” del Parlamento de Hurtolandia había sido, tal como la de la reina… mentir.    Pero mentir mal.  



    En consecuencia, lo más sensato, debería ser… instar a todos a mejorar… es decir a mentir de un modo reflexivo, juicioso e inteligente, inspirándose en “buenos objetivos” que sean una guía.

   Para seguir siendo libres de la rancia y pestilente verdad, que echa a perder la gestión por culpa de los brutos sin cerebro.  Mediocres que mienten mal…  y que un buen día…  por culpa de un fantasma…
    … son descubiertos.

                                                                               Lic.  Gustavo Adolfo Bunse
                                                                                gabunse@yahoo.com.ar


                       

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