Desde la aparición del
pseudoarrepentido Héctor Leis y su operadora política Graciela Fernández
Meijide un grupo de personas habla insistentemente de “pedir perdón”.
En concreto de lo que se viene
hablando (clandestinamente, en secreto,
como todo lo que está mal y no se puede decir) es que una persona
confiese delitos de “lesa humanidad” y pida perdón a nombre de los militares y
policías acusados. De esto se habla, de que una persona que se atribuiría la
representación de los acusados por “crímenes contra la humanidad”, en parodias
de juicios vergonzantes, ilegales,
instituidos para escarnecer ancianos desvalidos confiese públicamente los
delitos de los que se los acusa y pida perdón. Confesión, entrega de
información y pedido de perdón a cambio de promesas de libertad. Y aclaro que lo que se propone a
cambio son “promesas” de libertad y no la libertad misma.
En mi carácter de abogada de presos políticos creo necesario sentar mi
posición.
No estoy en contra del pedido de
perdón individual. Si alguien entiende que ha realizado alguna acción
abominable que violenta su moral y necesita pedir perdón a título personal no
puedo estar en contra.
En lo que no estoy de acuerdo es en
que una persona o grupo de personas,
apropiándose de una representatividad que no tienen, pidan perdón por la
totalidad de los presos políticos.
En este momento un grupo de personas
que se arrogan esa representación se ha empeñado en negociar con los operadores
mencionados (Leis y Fernández Meijide) una confesión pública, pedido de perdón
y entrega de información a cambio de
promesas de libertad o conmutación de
penas de presos políticos.
En primer lugar,¿quiénes son estos
“negociadores” para representar a los presos
políticos? Todos los presos políticos que han sido consultados respecto
de este proyecto están fervorosamente en contra. Aun sabiéndolo estos
“negociadores” continúan con el proyecto.
Por otro lado, ¿quiénes son Leis y
Fernández Meijide para prometer libertad y/o conmutación de penas? ¿Están
avalados por los buitres que hacen negocios con los derechos humanos? Los
buitres ¿estarán de acuerdo con abandonar su negocio a cambio de una confesión
y pedido de perdón de los acusados? ¿O es esta una nueva trampa para que los
soldados confiesen y los buitres se aseguren una nueva victoria, esta vez
definitiva? ¿Cómo se vuelve de la confesión cuando descubramos que fue un fiasco?
Los militares y policías ¿deben
contribuir dócilmente a la fabricación de la última etapa del relato
legitimando a los otrora terroristas como víctimas?,¿ UNA VEZ MAS? ¿No existió
un Balza? ¿No existe un Milani? ¿No existió un Scilingo que por confesar para
involucrar a otros, negoció mal su impunidad y hoy se encuentra cumpliendo mil
años de cárcel en España? ¿No alcanzan todos los traidores que ya han negociado
a sus camaradas a cambio de beneficios personales? Y del otro lado ¿cuándo los
terroristas van a pedir perdón?
Estos “negociadores”, les han
explicado a los presos políticos que si este proyecto ve la luz deberán
resignarse a no volver a usar la expresión “preso político” y admitirse lisa y llanamente como
“genocidas”?
Termino estas líneas dirigiéndome a
los que se arrogan una representación
que no tienen. Cuidado! Acuérdense siempre de hablar a título personal. No
negocien impunidad personal y beneficios mezquinos sobre la vida y la libertad
de los que siguen en prisión. No entreguen a sus camaradas. No traicionen lo
que se consiguió a muy alto costo de sangre argentina por unas promesas,
seguramente vanas, y sin lugar a duda indignas. Pero por sobre todo, NUNCA,
NUNCA pidan perdón por haber luchado por la supervivencia de nuestro país. No
importan los errores o los desaciertos, nunca pidan perdón por haber ganado.
No coloquen a sus camaradas en una
trampa de la que nadie podrá rescatarlos. No los entreguen al enemigo. No
le entreguen al enemigo lo que éste
nunca pudo conseguir que es el señorío sobre la conciencia de los que los
vencieron.
La Patria y los que no los dejaremos
en paz se lo reclamaremos.
Andrea Palomas Alarcón
Abogada
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