19/07/2014
Por Mauricio Ortín
En la sangrienta década del ’70 en la Argentina se agudizó la guerra civil de la cual los años ‘60 habían sido su etapa ideológica. Que se trató de una guerra lo certifican los cientos de publicaciones oficiales de esa época del ERP y de Montoneros. En dichos textos, los terroristas de entonces declararon formalmente la guerra revolucionaria clasista al sistema capitalista argentino; así también, reivindicaron las ejecuciones (asesinatos), expropiaciones (robos), asalto a cuarteles, secuestros extorsivos y confinaciones en “cárceles del pueblo” (pocilgas) que llevaron a cabo (en publicaciones posteriores ratificaron sus dichos). Al respecto, es ilustrativa la conducta bastarda y triste de los que hoy, por un lado (en libros y notas periodísticas) se muestran como intrépidos combatientes revolucionarios y, por el otro (en los juicios contra los militares), como inocentes víctimas de la represión. Esto último, además, recibe la comprensión y protección de los jueces y fiscales, quienes, con el arbitrario argumento de que ello implicaría “revictimizarlos”, les corresponden coartando las preguntas que denuncian su propia participación criminal.
Juan Arnol Kremer |
Oberdan Sallustro |
En relación al secuestro y asesinato del empresario Oberdan Sallustro, respondió: “no recuerdo exactamente
por qué se hizo lo de Salustro, realmente no lo recuerdo…” Ante la pregunta sobre si participó en operaciones
militares y si el ERP fusilaba a los infiltrados de la contrainteligencia, el
presidente del Tribunal, el Dr. Díaz Gavier, la consideró no pertinente y evitó
que el testigo la contestara. (La declaración testimonial completa de Kremer
está en: uniondepromociones.info/areajuridica/02.doc)
El “olvidadizo” Arnold Kremer (Luis Mattini) ha
publicado los siguientes libros: “Hombres y mujeres del PRT-ERP”; “Hombres y mujeres del PRT-ERP”(léase “Memorias de un hostigador
civil”); "La política como subversión”; y en colaboración con otros autores: “Che,
el argentino”.
Actualmente, como corresponde a un “revolucionario de pura
cepa”, vive de la teta del Estado. El núcleo de la declaración de Kremer es la
negación de que aquí hubo una guerra. Entonces ¿porqué mataban? ¿Será que de
puro sicópatas nomás? Kremer era un soldado o un sicópata pero, nunca una
víctima. Y si soldado no uno cualquiera, pues tenía el grado equivalente al de
un general de Ejército. El que, Kremer, no asuma su responsabilidad, declarando
que cuando llamaban a la guerra era: “jugandito”, evidencia el grado en que
este sujeto estima su honor. Pero, para los argentinos, lo verdaderamente grave
debiera ser la alta estima que por su testimonio y por el de otros como él
observan jueces y fiscales (el mamarracho jurídico que dice que “testigo
necesario” no miente. Bueno, se me dirá: “son los jueces y la justicia que los
argentinos en treinta años de democracia supimos conseguir” o, “es lo que hay”
(que gente, por Dios… si dan ganas de balearse en un rincón).
NOTA: Los destacados e imágenes no corresponden a la nota original.
NOTA: Los destacados e imágenes no corresponden a la nota original.
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