Por Daniel Muchnik
Hay problemas
acuciantes, pero La Cámpora, la misma que se dedica a insultar a los opositores
y en el Parlamento con estilo de barrabrava presentó un proyecto polémico,
hasta lograr su aprobación no sólo con el voto del oficialismo sino de varios
grupos opositores.
No se sabe cuáles son
los orígenes del planteo de esta agrupación de alto voltaje
kircherista-cristinista de convertir a los Pañuelos Blancos en un símbolo
patrio, en el mismo nivel que lo es la bandera, la escarapela, el escudo y el
himno. ¿Es una estrategia para perdurar, para distraer a la opinión pública,
para ocultar el proceso al vicepresidente Boudou, para echar un manto de
melancolía del pasado y con ello mover otra vez la batalla de los Viejos
Derechos Humanos, muy deshilachada ¿Porque cree que mejor es hablar y polemizar
sobre estas cosas y no sobre las afligentes a donde nos ha llevado la mala
praxis de innumerables funcionarios gubernamentales, algunos acusados de
corrupción?
La cuestión es que
esta movida de La Cámpora obtuvo la media sanción de Diputados. Juntó 176
votos. Hubo 8 parlamentarios que votaron en contra, mientras otros 3 se
abstuvieron.
Hoy, en la Argentina,
hay realidades enervantes. En lo inmediato emerge la falta de dólares, la
presión externa, la inflación la negociación con la Justicia norteamericana, el
peligro del default, la recesión evidente en todos los campos, especialmente en
la producción, el transporte y el comercio, la variable de la inversión y el
consumo en baja en el primer semestre y con arrastre importante, la contracción
del empleo, las suspensiones y los despidos.
Ni el Mundial, con
toda la energía y el entusiasmo y las pasiones en las tribunas en Brasil han
podido ponerle la tapa a esta olla a presión. No sólo preocupa el presente,
también el futuro. El cristinismo ha terminado de ponerle punto final a la
organización del Estado. El respeto a las instituciones, el equilibrio de los
poderes, la omnipotencia del Ejecutivo anularon el papel del Estado
equilibrador. Es como si treinta años de democracia hayan servido de bastante
poco. Mientras tanto ¿qué está haciendo
la oposición política? ¿Sabe acaso cómo recrear ese Estado o parirlo otra vez
con otro criterio y otra orientación?
Esa oposición, en vez
de tener ya en agenda soluciones para implementarlas a partir del traspaso del
poder después de las elecciones del año que viene, se deja envolver en el
oportunismo de La Cámpora. Sin duda el pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo
fue el símbolo de la lucha contra la Dictadura Militar. Por supuesto que
representa, en cierto sentido la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Tiene un valor ejemplar en el sentimiento popular.
Pero en estos días
esos pañuelos tienen una dirección diametralmente distinta y para nada
humanista, porque es parcial y partidaria. En vez de ocuparse de los nuevos
derechos humanos, que incluye paliar la miseria de una parte importante de la
población, el hambre y otras exigencias cotidianas los pañuelos son encontrados
en las tribunas acompañando a la Presidente de la Nación, han tomado partido,
se les nubló la mirada. Hebe de Bonafini, la dirigente de las Madres, experta
en declaraciones explosivas e injustas protege a Boudou con pasión y protesta
porque lo han dejado solo. Hebe de Bonafini fue la responsable de levantar un
escenario público para enjuiciar a periodistas con voz mandona de maccartista.
Es la misma mujer que llegó a comprender el atentado a las Torres Gemelas.
Apareció también con una sonrisa en compañía de un Jefe del Ejército que ha sido cuestionado por
todos los costados y con fundamentos, a quien el Estado le ha otorgado activos
monetarios considerables para que cumpla con su tarea principal, que es hacer
Inteligencia en todos los rincones de la sociedad.
Para esta Ley de La
Cámpora impulsada por Leonardo Grosso, Remo Carlotto, Adela Segarra y Sandra
Mendoza, contó con el apoyo, entre otros, de diputados críticos como Gerardo
Milman (del GEN), Victoria Donda (Libres del Sur y UNEN) y Graciela Ocaña.
Votaron en contra Patricia Bullrich, Julián Obiglio y Silvia Majdalani ( PRO) y
las massistas Lagoria, María Ehcosor, Laura Esper, Mirta Tundis y María
Schwindt . Se abstuvieron de votar los tres diputados que representan a la
izquierda. Se trata de Néstor Pitrola, Nicolás del Caño y Pablo López.
Bullrich declaró :
Los emblemas nacionales son construídos en común y en conjunto. Las Madres han
tenido dos momentos: uno glorioso que fue cuando salieron a pedir por sus hijos
desaparecidos y un momento de confrontación, intolerancia y corrupción, a partir
de haberse sumado al kirchnerismo. Hay un tema de manipulación, de utilización
política de las Madres y Hebe de Bonafini entró en un discurso violento,
intolerable y totalmente parcial.
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