El historiador
estadounidense cuestionó la desacreditación que existe en torno al general
Milani y opinó que el Gobierno debería dejar de "vivir en el pasado"
y focalizarse en "solucionar los problemas actuales"
Por Julieta
Nassau | LA NACION
Robert Potash sigue
de cerca la política argentina. Foto: LA NACION
Por Julieta Nassau
AMHERST,
Massachusetts.- Los 93 años pueden pesar en el andar y la audición de Robert
Potash, pero no en su memoria. El historiador estadounidense mantiene vivos los
recuerdos de sus 27 viajes a la Argentina y sus encuentros con diez presidentes
del país, y las anécdotas fluyen a borbotones cuando se encuentra con
estudiantes llegados desde esas tierras.
El reconocido
académico recibió a LA NACION en la Universidad de Massachusetts en Amherst, en
donde es profesor emérito, después de dar una clase a 20 jóvenes argentinos en
el marco del programa Jóvenes Líderes de la Comisión Fulbright, en la que
repasó su vínculo con la Argentina, de la relación político-militar, y compartió
su visión sobre la actualidad, a la que sigue a diario a través de Internet.
Apenas tiene la
chance de hablar del país, Potash lanza una serie de recuerdos que invaden su
memoria: la elección de la frontera india en nuestro territorio como tema para
su tesis de grado; sus primeras clases sobre el país cuando era un joven
profesor y su paso por el Departamento de Estado para realizar informes sobre
la nación más austral del continente.
El académico cuenta
con detalles la historia de un cumpleaños de su mujer, Jeannene, cuando, antes
de salir de su departamento en Recoleta, vio por la ventana un tanque alemán
que iba por Ayacucho de Melo hacia Las Heras, al que reconoció por su
experiencia en las filas del Ejército estadounidense durante la Segunda Guerra
Mundial. También enumera, con la ayuda de una lista y en algunos casos con
cierta cautela, a los presidentes que conoció: Pedro Aramburu, Arturo Frondizi,
José María Guido, Arturo Illia, Roberto Levingston, Alejandro Lanusse, Jorge
Rafael Videla, Roberto Viola, Raúl Alfonsín y Carlos Menem.
Potash
habló sobre el pasado y el presente del país junto a 20 jóvenes argentinos.
Foto: LA NACION / Julieta Nassau
Foto: LA NACION / Julieta Nassau
Durante la
entrevista, el autor de los tres volúmenes de El Ejército y la política en la
Argentina (desde 1928 hasta 1973) y Perón y el GOU analizó el actual rol del
Ejército en el país, el cual asegura que "está tratando de
sobrevivir" a este Gobierno, con equipos "antiguos e
inadecuados". Incluso aventura que el aumento de presupuesto que dispuso
la presidenta, Cristina Kirchner, para el sector militar está destinado
principalmente a los servicios de inteligencia "para que vigilen y no haya
problemas".
Además, luego de
apoyar públicamente las leyes de obediencia de vida y punto final durante la
gestión de Alfonsín, y después ponderar su anulación, hoy vuelve a cuestionar
que la Argentina mire hacia el pasado y no se focalice en "solucionar los
problemas actuales". En ese sentido, considera que la designación del
general César Milani, acusado de delitos de lesa humanidad, como jefe del
Ejército es una apuesta a eliminar la estigmatización de las Fuerzas Armadas.
-
¿Cuál
es el rol actual del Ejército en la Argentina?
-
Creo que simplemente están tratando de
sobrevivir, de no ser ignorados por el gobierno. Este gobierno recientemente
les subió los sueldos pero, por lo que veo, el Ejército, y particularmente la
Armada, no tendrían cómo ser capaces de defender el país en caso de que haya
una crisis. Su equipo es antiguo, inadecuado, no funciona. Una fuerza militar
sin la capacidad de actuar como una fuerza militar fuera del país o en defensa
del país, básicamente no tienen un rol realista. Aparentemente Cristina
[Kirchner] decidió que le gustaría tener el apoyo del Ejército para casos de crisis.
Ella no para de hablar de destituyentes; cree que cualquier crítica seria tiene
el objetivo de desestabilizar. Uno tiene que poder aceptar la crítica, sin
pensar que es un enemigo que te está amenazando. Pero esta facilidad de
trasladar cualquier tipo de crítica a un intento por sacarte de la presidencia
lleva a posiciones ridículas. Lo que ella está haciendo es darle al Ejército un
sentido de gran importancia. Pero, si puedo creer en lo que leo, el aumento en
el presupuesto militar ha ido en gran parte a los servicios de inteligencia
para que vigilen y que no haya problemas.
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¿Cree
que es sensato no tener armas modernas en la Argentina?
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Tendría que haber un debate en el
Congreso sobre el rol en del Ejército, cuál es su función. Claro que quienes
dieron su servicio tienen su derecho de tener su retiro, pero el presupuesto
ahora es sólo para eso. Pero si tenés Fuerzas Armadas, tenés que equiparlas. No
veo un rol más que esperar y desear lo mejor.
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Este
año hubo un debate sobre el servicio militar obligatorio en el país, ¿cree que
sería útil hoy en día?
-
No. Creo que la razón detrás de eso
son los ni-ni, los que ni trabajan ni estudian, y piensan que esto les daría
algo para hacer. En los 30, con el New Deal, [Franklin D.] Roosevelt creó el
Cuerpo Civil de Conservación, lo cual fue útil, pero no era militar. Así que si
la idea es encontrar una actividad útil para estos miles de jóvenes que no
tienen trabajo, es una cosa, pero no es necesaria una organización militar para
hacerlo. Creo que los que querían esto pensaban que iba a haber disciplina
militar y que los jóvenes serían forzados a hacer cosas, pero no se puede
forzar a la gente a estudiar y a pensar. Creo que debería haber algo para dar
oportunidades de estudio y de trabajo para esta gente que está haciendo nada.
Acá hay mucho desempleo en este país [EE.UU.], pero nadie sugiere que tenga que
volver la conscripción.
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¿Cree
que la designación de Milani vuelve a abrir el debate sobre la dictadura?
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No sé si los cargos contra él tienen
validez. Es tan fácil cuando se quiere desacreditar a alguien... Como en este
país, con el soldado que estuvo cautivo del talibán y que ahora está en
Alemania [NdR.: Bowe Bergdahl, que actualmente ya está en Estados Unidos] y
dicen que es un desertor, y que seis soldados murieron buscándolo... Lo mismo
ocurre con Milani. No sé si esos cargos son así o no, aunque deben ser
investigados. Pero hay una facilidad de estereotipar al Ejército: "El
Ejército es malo, entonces él debe ser malo". Creo que la oposición pensó
que tenían algo para ir contra Cristina. No sé cual fue su rol en 1976, 1978...
Él era un oficial junior, no era responsable de decisiones, y si fue
involucrado en algo, fue probablemente involuntario, creo yo. Pero también está
el tema de su supuesto enriquecimiento ilícito... Eso es otra cosa. Si debería
haber sido designado para comandar el Ejército es otra cuestión. Muchas cosas
se han hecho en los últimos tiempos para alejarse de los sistemas impersonales
que deberían estar detrás de las promociones en el ejército. En su momento, los
miembros del Ejército no podían votar ni participar en política: era una manera
de mantener al ejército afuera de la política. Este es el ideal. Básicamente
uno desea que las promociones se basen en criterios objetivos. Pero bajo el
mandato la Ministra de Defensa anterior, Garre, rechazaron a oficiales de
Marina porque tenían el mismo apellido que oficiales que estuvieron vinculados
a la represión. Eso fue bastante poco feliz. Creo que con lo de Milani quieren
alejarse de ese antecedente.
-
Usted
menciona que los militares están mal vistos en la Argentina, ¿cree que hace
falta una revalorización de las Fuerzas Armadas?
-
Se necesita una reevaluación. Tengo la
sensación -mejor dicho, la certeza- de que porque hicieron las cosas mal, esto
se extiende a todos y de que todos son culpables hasta que se demuestre lo
contrario. Hay un número de gente con prisión preventiva que han sido acusados
pero no juzgados. Pueden ser culpables, pero deben ser juzgados bajo las reglas
del juego, pero lo que ha pasado es que en esta atmósfera, eso no sucede. Creo
que hay cierta injusticia en ese sentido. No defiendo lo que hicieron, pero
tienen derecho a un debido proceso.
-
Usted
apoyó las leyes de obediencia debida y punto final, al considerarlas apropiadas
para ese momento. ¿Cree que su anulación por parte de Néstor Kirchner también
fue apropiada para su momento?
-
No fui muy feliz con eso. Uno puede
ponerse de los dos lados, pero creo ya habían tomado la decisión de dejarlo en
el pasado y mirar al futuro. Parte del problema es que hay tantas cuestiones
sobre el pasado, que no le dan suficiente importancia a los problemas actuales.
Focalizarse en vivir en el pasado significa que te quedas girando en círculos y
que las energías que deberían estar dirigidas a buscar soluciones a problemas
actuales no están. No soy de los que apuestan a ir hacia atrás. Después de
todo, los actuales oficiales de la Ejército nacieron después de esos eventos y
al recordarlos, uno fortalece el estereotipo contra ellos.
-
Usted
es miembro de la Academia Nacional de Historia Argentina. ¿Cómo interpreta la
creación del Instituto de Revisionismo Histórico y ahora de la Secretaría del
Pensamiento Nacional?
-
Vuelve al tema de que solo hay una
visión que debería ser aceptada. La idea maniquea de que nosotros estamos bien
y ellos mal, de que solo debería haber una tradición intelectual. Esto es parte
de la cultura de Argentina, incluso previo al peronismo.
-
Tenemos
elecciones el año próximo en la Argentina: ¿cree que el kirchnerismo va a
sobrevivir sin la candidatura de Cristina o que la oposición va a aprovechar
para consolidarse?
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Hay una oportunidad para la oposición.
Está esta alianza antikirchnerista [UNEN]... lo interesante es ver si lo pueden
mantener unido. Porque en el pasado, cada uno seguía sus propios intereses. Si
el objetivo es el bien mayor entonces deben sacrificar algo propio. Pero esto
ha sido difícil de hacer. Miran a [Fernando] De la Rúa y la Alianza pero era
una alianza especial. Tenían a Chacho [Álvarez] como la pata peronista que
deben tener, pero ahora hay como tres candidatos peronistas. Pero en realidad
todo depende de la nueva generación, de crear un nuevo partido, que puede traer
distintos puntos de vista y con diferentes puntos de vista de lo que puede
hacer la política y con qué prioridades.
-
¿Y
cómo imagina el futuro de Cristina?
-
Ella no puede ser candidata así que
ellos [el oficialismo] esperan elegir al candidato peronista. Ella tiene una
vida política. Aparentemente está mirando a Michelle Bachelet [NdR: la presidenta
chilena que, como indicaba la Constitución, gobernó un mandato, se alejó de la
política por cuatro años y en las siguientes elecciones volvió a presentarse] y
piensa volver en 4 años. Pero no creo que la Argentina pueda tolerar eso. Si
sucede, estaría sorprendido.
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