En su discurso ante la Asociación Internacional
de Derecho Penal, pronunciado el día 23/OCT/20I4, el Papa Francisco, refiriéndose a fomentar
la venganza en ámbitos judiciales, dijo lo siguiente:
“En la mitología, como en las sociedades
primitivas, el público atribuye poderes maléficos a aquellos acusados de los
problemas de la comunidad y que por esto serán sus víctimas sacrificiales. Esta
dinámica no está ausente en la sociedad moderna. La realidad demuestra que, aunque
existan instrumentos legales y políticos para enfrentar y resolver los
conflictos, esto no ofrece garantías adecuadas para evitar que ciertos
individuos sean acusados por los problemas de todos.”
En toda república civilizada la justicia debe
ser independiente a ultranza. Debe honrar la verdad, nada más que la verdad y
toda la verdad. Pero en nuestro país, desgraciadamente el gobierno
kirchnerista, haciendo de la mentira su principal y cotidiano argumento, impuso
políticas que manosean en forma descarada a la justicia, fomentando la venganza.
En el año 2003, los oportunistas gobernantes
santacruceños, presionados por las "organizaciones
llamadas de DD. HH," (todas presididas por terroristas o sus
parientes), apuntalados por políticos "progres"
u oportunistas funcionales de la oposición, como también por periodistas
surgidos de los claustros gramscianos o muy bien pagados, no titubearon en
hacer de las FF. AA. el perfecto “Chivo expiatorio”: Culpable de
todos los males de la comunidad, únicos “demonios”,
“genocidas”, “criminales de lesa humanidad”, “terroristas
de estado”, “represores de jóvenes
idealistas”, etc., etc.
En forma planeada puntillosamente, incidieron con su propaganda en todos los ámbitos
posibles: Justicia, política, cultura, educación, deportes, etc., con el objeto
de crear en la opinión pública sentimientos de odio y venganza contra las
fuerzas legales que defendieron al país de los ejércitos terroristas que lo
atacaron. Sin importarles violar la verdad histórica, la Constitución y las
leyes.
En este accionar judicial direccionado por la
denominada “política de DD. HH.” se
advierten muchas anormalidades que no corresponden a un debido proceso
judicial, sino a una evidente venganza:
- Una mancomunada acción entre querellantes, fiscales y jueces, ignorando a las defensas.
- Gran cantidad de organizaciones querellantes, todas con fuerte apoyo estatal y algunas dependientes directamente del Poder Ejecutivo, como las Secretarias de DD.HH.
- Fiscales que no buscan la verdad, sino ocasionar el mayor daño posible a los procesados.
- Jueces que ignoran el verdadero contexto histórico de supuestos delitos cometidos en una guerra librada hace casi 40 años, tratándolos sin pudor como delitos comunes cometidos hoy.
- No se conocen procesos por falso testimonio, pese al cúmulo de evidencias que dan lugar a firmes sospechas sobre testimonios falaces, armados por la querella y los fiscales.
- Juzgados que aceptan la acción de “barras bravas de DD.HH”, con sus canticos, carteles y panfletos, profiriendo insultos y agravios a los acusados, evidentemente organizadas por la querella (incluyendo al Estado querellante). Los juicios se convierten así en un espectáculo circense y politiquero, cuando deberían ser respetables actos de justicia.
- Imposición automática de prisiones preventivas a todos los imputados, superando por muchos años los límites impuestos por las leyes y por los tratados internacionales
- Máximas penas a los procesados, metiendo a todos en una bolsa llamada “Plan de exterminio”.
- Negación de la legal prisión domiciliaria, sin fundamentos válidos, a ancianos soldados que superaron ampliamente los 70 años, porque no padecen enfermedades graves o terminales.
- Aplicación de sanciones colectivas a los detenidos, sin tener en cuenta su conducta individual, negándoles la atención hospitalaria correspondiente, porque algún preso se fugó.
- Y muchas más aberraciones judiciales que alargarían demasiado este listado.
Ésta politizada justicia ya produjo más de 1.800 presos políticos y más de 260 muertos cautivos.
¡Esto no es justicia, es venganza! ¡No es lo que el Papa Francisco pide al
mundo!
N/E: La autoría de las
presentes reflexiones corresponde a un detenido como “Preso Político”, cuya identidad se mantiene en reserva por razones
de seguridad.
NOTA: Las imágenes no
corresponden a la nota original
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