miércoles, 25 de marzo de 2015

ADIOS DEFINITIVO AL Sr. CNIM (RE) ANTONIO ÁNGEL MOCELLINI

Estimados Amigos:

Como lo informáramos oportunamente, el domingo 22 de marzo de 2015 falleció en el Hospital Naval el señor Capitán de Navío de I.M. Antonio Ángel Mocellini, el martes 24 de marzo se realizó su sepelio en un cementerio privado del Gran Buenos Aires.


Un ataúd abrazado por la bandera de la Patria, con su gorra y espada sobre el mismo, contenía sus restos mortales. Ante la concurrida presencia de su familia, compañeros de promoción, camaradas, amigos y allegados se desarrolló una emocionada ceremonia religiosa. El sacerdote nos dejó un mensaje de profunda esperanza y resignación cristiana. Luego de rezar el Padre Nuestro nos encaminamos desde la capilla hacia su última morada.

Allí pronunciaron palabras de despedida el señor presidente de la comisión de la Promoción 86 y un compañero que fuera Jefe de Estado Mayor de la Armada, ambos coincidieron en los valores y virtudes del Capitán Mocellini y mencionaron que fue abandonado por las autoridades judiciales que justamente debían velar por su bienestar y salud. Los jueces Rosanski y Álvarez del TOF1 de La Plata le negaron la internación hospitalaria cuando más la necesitaba y de esa manera poder preservar su salud.


De este tema ya repetitivo en los detenidos por supuestos delitos de lesa humanidad, deberían tomar debida nota y cumplir con su responsabilidad las más altas autoridades del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial. El fallecimiento del señor Capitán Mocellini no es un caso aislado… ya son 288 los fallecidos en prisión, la mayoría de ellos por no recibir la asistencia médica adecuada y a tiempo. Cuando los llevan a los hospitales es porque no quieren que mueran dentro de los penales, lo hace a último momento y cuando ya no les queda otra salida que la muerte. El estado o mejor dicho las autoridades competentes están cometiendo el delito de abandono de persona.


Sinceramente,

Pacificación Nacional Definitiva
Por una Nueva Década en Paz y para Siempre



Palabras de despedida del presidente de la comisión de la Promoción 86 de la Escuela Naval Militar

Nuevamente la ocasión del fallecimiento de un amigo nos congrega en este lugar para darle su última despedida. Hoy más difícil que nunca. Porque Antonio fue un admirable amigo de todos, pero principalmente porque su deceso ocurre en circunstancias por demás injustas que todos cuantos estamos aquí no podemos menos que deplorar con profundo dolor.

Cuando debió de gozar con felicidad de la paz del retiro, debió afrontar la ignominia de verse privado de su libertad y de los derechos más elementales, independientemente de que estos estuvieran consagrados por la Constitución y leyes vigentes. Denunciado a la justicia por haber cumplido fielmente su deber de hombre de armas al servicio de la Patria. Execrado por haber empuñado las armas en cumplimiento de mandatos legítimos, para combatir la delincuencia terrorista que asolaba al país tratando de imponer ideologías destinadas a anular libertades y derechos inalienables firmemente enraizados en nuestra nacionalidad.

Encarcelado en condiciones que resultan aún impensables para delincuentes comunes, cercenados los derechos que todo mundo civilizado reconoce como indispensable para personas de su edad. Porque se le llegó a negar la asistencia médica, conformando una situación que más se parece a una dolorosa venganza, que lamentablemente cobró sus frutos, que a la simple privación de la libertad.

Nuestro espíritu no puede menos que verse desgarrado por el dolor de ver cómo le pagó el país a quién, con total desprendimiento y valentía, puso en grave riesgo su vida combatiendo en defensa de los valores trascendentales que los fundadores de la Patria consagraron como de importancia vital para la mera existencia de la Argentina. No fue por ideologías extrañas ni por eslóganes políticos. No fue tampoco al amparo de banderías sectoriales o corporativas. Fue para que no se corroyeran los fundamentos de nuestra nacionalidad, y al mismísimo amparo de los colores de nuestra enseña patria.

Con profunda vergüenza tengo que presenciar como un Oficial Superior de la Armada arriba a su último destino sin que le sean rendidos los honores militares a los que se hizo acreedor por su impecable y aleccionador desempeño a lo largo de casi 40 años de servicios. Su descenso a la tierra no será acompañado por el toque de Silencio. No habrá Guardia Militar que dé cuenta que perteneció a la Armada Argentina. Solo tu espada Antonio. Nosotros, que te conocimos muy bien, damos fe que la llevaste con honor. Eso será suficiente. Por el momento.

Quiero dirigirme ahora, para terminar, a Liz, a Valeria y a Rodolfo. Hoy queda un vacío en el seno de vuestra familia. Vacío que yo quisiera llenar con palabras, pero sé que eso es imposible. Me queda entonces dejarles un recuerdo que pasado el tiempo acerque un poco de calor a vuestros corazones. Es por eso que quiero transmitirles especialmente esto que es el testimonio de lo que siente la Promoción 86 de la Escuela Naval, para que a partir de hoy y pasado el tiempo sea portador de esa calidez que ahora parece definitivamente ausente pero que, no lo duden, volverá y estará presente cada vez que recuerden a un esposo y a un padre como lo fue Antonio.

Saludo con profundo respeto a un marino que se va.

Señor Capitán Mocellini, querido amigo descansa en paz.

Capitán de Navío de I.M. Don Antonio Ángel Mocellini.

¡¡¡PRESENTE!!!

José Luis Tejo
Contraalmirante (RE) VGM



Adiós a un Amigo y Soldado de la Patria

No es fácil despedir al Capitán de Navío de I.M. Antonio Ángel Mocellini. No es un señor o un amigo más.

Como señor fue un ejemplo de dignidad, mostrando como actúa un Capitán de Navío de I.M. ante la adversidad, ante la más ruin de las bajezas, perseguido por haber combatido por la Patria cuando esta se lo requirió.

Como amigo diré simplemente que pese a nuestras distintas orientaciones, compartimos durante largos años no solo la vida en la Escuela Naval Militar, sino que lo hicimos con la familiaridad y la proximidad que nos dio el hecho que él para la Armada era el 714 y yo el 715.

Soldado íntegro, en el campo militar supo desempeñarse en todos los desafíos que le presento la milicia, quiero resumir tu vida castrense resaltando tres hechos: tu acción como Segundo Comandante del Batallón 3 de I.M. en la guerra antisubversiva, cuando en combate abierto, lo hizo con las armas en la mano en las posiciones de más riesgo para proteger a sus subordinados, acción por la cual en una parodia de justicia ha sido perseguido juntamente con otros camaradas; como Comandante del Batallón 4 de I.M. en Tierra del Fuego, durante el despliegue al sur de 1978 y finalmente en la Guerra de Malvinas cuando recibió el desafío de montar y coordinar la operación encubierta que nuestro país decidió ejecutar contra la flota británica en Gibraltar. Por ello mi admiración.

Su preparación intelectual y su integridad quisieron que su colaboración fuera requerida luego de retirado en distintos ámbitos, como profesor y como hombre de dirección.

Pero las circunstancias políticas de nuestro país lo convirtieron a él en un ejemplo real de la persecución que se ensañó contra los militares, en forma tal que se le niega el debido proceso, mostrando que para ellos no hay justicia: hay venganza y ensañamiento, ejecutada en este caso por los jueces Carlos Rosanski y César Álvarez del Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata, quienes le negaron la debida internación hospitalaria en el momento necesario.

Antonio Ángel Mocellini, como argentino, como marino, como almirante, como compañero y como amigo, te agradezco por lo que hiciste por nuestro país y todos nosotros.

Querida Liz, queremos que vos y tu familia, aún en el dolor, sepan que Antonio fue un grande y que mientras existan hombres como él, en nuestro país podemos tener esperanzas de recuperación.

Enrique E. Molina Pico
Almirante (RE) VGM

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