Quienes estoicamente nos
encontramos desde hace muchos años viviendo privados de nuestra libertad leímos
con sumo interés el discurso de despedida del teniente general César Milani. En
él recordó con emoción a su familia, despreció a quienes lo denostaron y
defraudó a quienes tenían alguna esperanza en su persona -yo no me encontraba
entre ellos- al olvidar a sus camaradas de promoción, a su jefe de subunidad y
a todos los cientos de detenidos políticos que no esperaban su rescate, pero
por lo menos alguna expresión de dolor por la situación que viven. Al igual que
le sucedió a Milani, nuestros fiscales y jueces fueron reemplazados, pero en
sentido contrario al suyo: los sacaron para poder condenarnos; claro, no
teníamos su poder. Deseo aclarar que, pudiendo estar en prisión domiciliaria,
preferí quedarme a compartir la cárcel con mis subalternos. No soy ejemplo de
nada, simplemente creo que es obligación de todo soldado.
Mis respetos al teniente general
Milani, y que disfrute de su retiro. Y si la farsa jurídica lo trajera con
nosotros, lo recibiremos como recibimos a todos los camaradas en desgracia.
Cnel. (R) Athos Gustavo Renés
DNI 4.866.862
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