Señor Director : Ante algunos
signos que permitirían suponer el no lejano regreso de la justicia a esta
maltratada sociedad, quisiéramos recordar una enorme deuda no saldada: Que la
totalidad de los integrantes de los autodenominados ejércitos ("revolucionario del pueblo",
"montonero", etc.) que con apoyo externo intentaron instalar
violentamente un régimen marxista en Argentina, den cuenta a la sociedad por cada una de los más de mil
asesinatos (incluyendo a docentes, sindicalistas, empresarios ,
diplomáticos, profesores universitarios, periodistas, integrantes de las
fuerzas de seguridad y fuerzas armadas, y hasta niños) , de las supuestas razones
para cometerlos, de los autores, de los cómplices, de las organizaciones de
apoyo y penetración social ("juventudes.."
"partidos...") que fueron esenciales en la logística de la guerra
revolucionaria, y de todos aquellos que colaborando con estas organizaciones no
podrían alegar desconocimiento de los fines y medios criminales utilizados por
las mismas.
Que se tenga conocimiento del
destino de los fondos provenientes de secuestros y robos efectuados (y que
probablemente enriquecieron a jerarcas de las organizaciones), de los niños
hijos huérfanos de combatientes guerrilleros que fueron ilegalmente apropiados
y no entregados a sus abuelos o tíos por no considerarse a los mismos fiables
adherentes a las doctrinas revolucionarias, y de los destinos de sus “desaparecidos” “como el caso del bebé secuestrado
Andrés David Kraiserbuld”.
¿Qué fue de los niños utilizados
para la lucha armada (como la “Ñata”
Monasterio, abatida con su uniforme del ERP a los 14 años en el monte
tucumano)?
Creo que los familiares de las
víctimas del terrorismo merecen el reconocimiento y el esclarecimiento de lo
sucedido, y de las responsabilidades correspondientes, tal como se habría
intentado hacer con las víctimas de la represión ilegal; pero sin odios, sin
revanchismos, sin mentiras, sin construir historias, sin afanes de lucro, sin
inventar desaparecidos que reaparecen con vida y hasta como funcionarios del gobierno (vgr. Juez Meade y la extinta
Jueza Argibay).
Nada bueno se puede construir
sobre la mentira, pero tampoco sobre el odio y la venganza. Tampoco la Nación que
creo todos anhelamos y extrañamos.
Santiago Floresa
Juncal al 1800
Capital Federal
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