Señora Presidenta:
Pase lo que pase el domingo, estamos a horas del comienzo de
su inevitable y acaso tan temida despedida del poder. Pase lo que pase, el
domingo o será uno consagrado por el voto de los argentinos, o habrá que elegir
entre dos opciones unos días más tarde pero todo está allí, a la vuelta de la
esquina.
O sea, Presidenta, ya aparece el otro. Será una bisagra
histórica. Recuerde que usted lleva casi ocho años ejerciendo el poder, "empoderada", como le gusta
decir. Y por eso, nos imaginamos claramente su tristeza por estas horas frente
al hecho consumado: la certeza de la ausencia de poder.
Usted señora, mostró en un tweet algo así como que lo que se
viene es el fin del principio. Siempre fue rápida de reflejos señora, como para
que nadie le diga ‘esto es el principio
del fin y bla bla...’. Y está bien, y era lo esperable, confrontativa hasta
el fin, siempre redoblando la apuesta.
Como cuando en aquel acto en Rosario frente al monumento a
la Bandera Nacional usted dijo sin decir, pero todos lo entendimos, aquel propósito:
el más antirrepublicano que se recuerde, por lo menos de un gobernante civil.
Y ese "vamos por
todo" estruendoso fue, aunque todo puede discutirse, el principio del
fin. Porque, señora, no pudo con todo. De hecho debe ser raro para usted sentir
que no está en el lugar de los candidatos ahora, que no compite.
Esta vez, si o si señora Presidenta, se tiene que ir. Y lo
que son las cosas: ahí lo tendrá a Massa compitiendo por la banda y el bastón.
El mismo que le cerró la puerta a su propósito de reelección.
Y estará Scioli, el hombre paciente al que usted humilló sin
contemplaciones. Y usted sabe, lo sospecha, lo malicia: si gana y si aflora su
gen peronista de la auto preservación es muy probable que, más temprano que
tarde, la deje de lado, se olvide de usted. Que la traicione, en una palabra.
Y Macri, que viene desde otro palo y otra condición, y que
empezó su aventura política desde la capital Federal: imagine si fuera él el
elegido. Por eso, se viene el largo adiós, la melancólica retirada. Porque así
de ingrata es la cosa: usted, señora Presidenta, a partir del 11 de diciembre
volverá a ser una persona común y corriente. Una ciudadana más de a pie.
O sea, no habrá Tango 01 a su disposición, tanto como para
ir a buscar a su hijo o a su hija en cualquier momento que quiera hacerlo, o
llevar a bordo los regalos para su pequeño nieto.
¿Se acuerda que hasta se rompió la cabeza precisamente
cuando estaba en esos menesteres domésticos? Porque si quiere hacerlo deberá
pagar su pasaje como cualquiera de nosotros. Y podrá viajar gratis, claro, si
acumula millaje como cualquiera de nosotros.
¿Cuánto de difícil será acostumbrarse a ser una ciudadana
común? No la primera ciudadana, sino una entre tantas. Y extrañará seguramente
que nadie esté obligado a escuchar lo que piensa sobre política, economía,
deporte y sus vidas pasadas.
Con seguridad señora Presidenta, ahora que tiene la certeza
de que comienza su melancólico retiro de la escena, sabe que ya no habrá
cámaras que registren sus alegres pasos de baile, que acaso sigan, pero con la
salvedad de que quedarán reservados para la intimidad de las fiestas
familiares.
O para Bailando por un sueño: experiencia acumula. Porque
aquel baile de los días felices traspasó las fronteras. ¿Se acuerda de Angola y
del tractor de Moreno? Ya nadie se acuerda de Angola. Y cualquiera podrá
imaginarse que recordará con infinita nostalgia esos discursos que estaban
obligados a seguir millones de argentinos y que calurosamente aplaudían sus
fieles acólitos entre el agitar de las banderas en la Casa Rosada y las
desentonaciones jingleras de Ignacio Copani.
¿Quién usará, si así lo decide, -¿por algo será presidente
no?- su balcón señora? Y qué pasará con el Salón de las Mujeres? Imagine que el
próximo inquilino, con todo derecho por otra parte, lo deje de lado. Y peor
aún, que a instancias de la primera dama se haga, por ejemplo, un salón de los
estables de la patria para las cadenas nacionales.
Y ya como algo pesadillesco que el señor presidente decida
terminar con el peregrinaje de Cristóbal Colón para devolverlo a su
emplazamiento original.
Señora Presidenta, usted sabe que cosas así pasarán por su
cabeza cuando deba despojarse del poder. Y tal vez el nuevo presidente decida
cambiar el protocolo también y "ellos
y ellas" o el "para todos y
para todas" sea dejado olímpicamente de lado.
Y acaso en poco tiempo más, porque en Argentina el olvido no
necesita tiempo, ya los slogans que acompañaron sus años de gestión como "tenemos patria", "no fue magia", "ni un paso atrás"; y
sobretodo el temerario y agresivo "vamos
por todo", tan poco digno de usted señora, pasen al limbo de las cosas
descartables.
No podrá ya modelar ni formatear la vida ni la conducta de
los argentinos. Podrá cambiar cosas en su vida o cercanas a usted, elegir
también cambiar cosas en su lugar en el mundo, en el lugar que elija para
vivir, tal vez pueda incidir en el dibujo de su jardín. Pero su revolución
tendrá los límites de su vereda.
Porque señora, usted volverá a ser una persona común y
silvestre, como se dice.
Y como pasaron al olvido cosas de Alfonsín y de Menem, uno
se pregunta, y tal vez usted ya empezó a hacerlo, ¿qué pasará con Tecnópolis,
nuestra feria tecnológica permanente? ¿Y con Zamba, el personaje para niños con
su particular visión de la historia argentina totalmente repartida entre héroes
y villanos, cipayos y patriotas, blancos o negros, buenos y malos? Visión que
se parece tanto a su propio modo de entender la vida.
¿Y 678, el club de los amigos de la revolución nacional y
popular seguirá en la misma pantalla o buscará refugio en las pantallas de los
empresarios amigos? ¿Seguirá carta abierta exaltando las acciones de su
gobierno? ¿O se encolumnarán como buenos soldados militantes con el mismo
fervor de los que cambian de creencia religiosa de un día para otro?
Por ahora no señora, las tropas son leales. Ahí apareció
Horacio González, el de la Biblioteca Nacional, diciendo que ellos van a votar
a Scioli desgarrados, pero lo van a votar. ¿Y con Milani no estaban
desgarrados-? ¿Y con Boudou tampoco estaban desgarrados? ¿Y con Jaime?
Usted se preguntará qué destino le espera a la Secretaría de
Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional -¿qué titulazo no?- que
capitanea el intelectual del modelo Ricardo Foster.
¿Qué harán los artistas militantes frente a su inevitable
ausencia? ¿Irán en busca de un nuevo productor? La palabra clave del tiempo que
se avecina es "ex". Usted
señora, será una ex con todo lo que ello significa y connota porque el poder
será de otro.
Será inevitable, pero así son las cosas del poder: almíbar y
amargura. Como "ex" usted
vivirá de recuerdos. Y en esa caravana desfilarán los fastos del Bicentenario.
¿Se acuerda de la Vuelta de Obligado y de todos los actos militantes
perfectamente armaditos como una gran película de Hollywood?
Y regresará también el recuerdo del regreso triunfal de la
Fragata Libertad a Mar del Plata, y de su repentina amistad con el odiado Jorge
Bergoglio.
Y toda esta película no es el principio del fin, pero
tampoco es el principio de algo que continuará en el tiempo tal como usted lo
dejó.
Señora: tampoco nos vamos a pasar la vida hablando de los
buitres habiendo otros pájaros tan bonitos para ver.
No hay a la vista "Cristina
parte 2". Todo se olvida rápido por aquí ¿Vio?. Y volver al llano a
algunos les cuesta mucho más que a otros. Depende de cómo se haya ejercido el
poder.
Con toda humildad, no quisiera estar en sus zapatos señora
Presidenta.
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