Por Nicolás Márquez
Días atrás, el poco
confiable Secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj se tomó por fin el
trabajo de confirmar oficialmente la verdad: los desaparecidos durante el
último gobierno militar no fueron 30 mil sino 6300, casi cinco veces menos a la
cifra demagógicamente difundida. Lo ratificado por el burócrata en el año 2016,
no es más que el mismo dato que nosotros mismos habíamos confirmado 12 años
atrás en mis libros La Otra Parte de la Verdad y de manera más completa, en mi
segunda obra La Mentira Oficial.
Pues bien, ante esta
verdad de a puño que ahora ha sido institucionalmente vociferada, salió a la
palestra Estela Carlotto (Ceo de la rentable empresa “Abuelas de Plaza de Mayo”), quien ante esta confirmación estatal y
oficial se molestó sobre manera y emitió un comunicado de furia tanto en los
medios masivos de comunicación como desde la página web institucional de su
negocio, en la cual lamenta la actitud del gobierno de decir la verdad en vez
de insistir en una cifra que de sobra se sabe falsa: “Fue una muy mala noticia, muy desagradable. En vez de investigar
cuántos son, que nos ayuden a encontrarlos, no a sacar una estadística”
sentenció: ¿no hubiese sido más desagradable saber que fueron 30 mil? ¿no es
acaso una buena noticia saber que el desencuentro entre argentinos fue muy
inferior al popularmente divulgado? ¿O Carlotto se hubiese sentido más feliz
con 24 mil muertos más?.
Supongamos por un
rato que en los años 70´ no hubo una guerra civil entre terroristas organizados
y las Fuerzas Armadas sino un “genocidio
de los militares a expensas de chicos con buen corazón”. Aceptemos esta
fantasía y hagamos el siguiente análisis: ¿no es algo para celebrar el hecho de
saber que hay 24 mil familias destrozadas menos de las que sospechábamos? ¿No
constituiría dicha noticia un alivio o un sensible mal menor entonces?
“En
los últimos meses hemos advertido intentos por desprestigiar la lucha de los
organismos de derechos humanos” dice Carlotto en el
sitio web de su próspero kiosko. ¿No son ellos quienes se han desprestigiado a
sí mismos al mentir desde siempre con la cifra, al glorificar los crímenes de
la guerrilla y al vivir del Estado a cuatro manos mediante subsidios,
indemnizaciones y cargos públicos para toda la parentela y amigos tal como
Carlotto lo hizo colocando a sus hijos en cargos provistos por la delincuencia
kirchnerista a la que ella tanto apañó?.
“No
sé de dónde han salido esas cifras” disparó Carlotto.
Yo se lo explico:
fueron publicadas en el año 2006 (a la sazón Néstor Kirchner Presidente) por la
Secretaría de DDHH de aquella gestión, dirigida entonces por el extremista y ex
abogado de Mario Roberto Santucho, Eduardo Luis Duhalde, tras confeccionar una
edición revisada del anexo del libro Nunca Más con motivo de lo que por
entonces constituía el aniversario de los 30´ años del golpe militar que
oportunamente el grueso del pueblo celebró.
Pero Carlotto hubiese
deseado que la cifra hubiese sido 30 mil: ella quiere sangre. Prefiere 24 mil
muertos más. Cuánto más muertos más grande y perdurable sería su indecoroso
negocio paraestatal en el cual vende memoria deformada a cambio de plata ajena.
Sería sumamente
interesante que el desteñido Avruj hoy completara el marco de la revisión
histórica informando también desde su Secretaría a cuánto ascienden las
víctimas del terrorismo subversivo (del cual dos hijas de Carlotto formaron
parte actuando bajo las órdenes de Firmenich en la banda homicida Montoneros),
a los efectos de que todos los sectores que padecieron en la desdichada
Argentina de hace cuatro décadas, puedan verse reflejados y representados en un
trabajo integral y desapasionado que desnude de una vez por todas tantas
mentiras oficiales.
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