Los infundados
reclamos y las violentas acciones de la Resistencia Ancestral Mapuche
constituyen actos de sedición.
"Mandó
Calvain traer la criatura que criaba de pechos la mujer de Painé y se la hizo
entregar a la madre diciéndole: «Dale de mamar por última vez al niñito». Llegó la hora, quítanle la criatura del seno,
tómanla á ella y de un solo bolazo en el cráneo en la parte superior, fue lo
suficiente para que dejase de existir, colocándola al lado izquierdo de su
marido."
Así relataba el
cautivo Santiago Avendaño el asesinato cruel, a golpes de boleadoras, de
treinta y dos mujeres como ritual en las exequias del cacique ranquel Painé
(1844) ... "Todas se atropellan
topándose unas sobre las otras para no ser designadas como una res en una
majada, cayendo algunas para no levantarse sino todas pisoteadas y contusas. Ni
más ni menos tal era el aspecto de aquel espantoso drama con todos sus
horrores."
Painé había formado
la gran nación ranquel en el centro de nuestro país, oponiéndose a Rosas y
separándose de Calfucurá, quien lo apoyaba. Como otros "pampas antiguos", los ranqueles fueron "araucanizados" y adoptaron
las costumbres mapuches.
Sacrificios aztecas |
Esos rituales son
comprensibles en el contexto de su tiempo, al igual que los sacrificios aztecas
o los niños ofrendados por los incas en el volcán Llullaillaco. También es
entendible que el general Eduardo Racedo hubiera desenterrado los restos del
cacique Mariano Rosas para entregarlos a Estanislao Zeballos como piezas de
investigación.
Esos contrastes
reflejan el progreso moral ocurrido desde entonces. Hoy está aceptado que cada
persona es un fin en sí misma y no un medio para los fines del grupo, de la
familia o de la tribu. La dignidad humana es el valor por excelencia, con
prescindencia del lugar de nacimiento, de las características étnicas, religión
o credo político. La adopción de esos valores otorga sustento ético al Estado
argentino para reivindicar su soberanía sobre el territorio de la nación: es
una democracia republicana, pluralista e inclusiva.
Sin embargo, en los
años setenta grupos violentos rechazaron esos valores, usando el terror para
subvertir la democracia en nombre del "socialismo
nacional". Y, ahora, la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) llama a la
"resistencia ancestral"
para reivindicar derechos territoriales, mediante agresiones también
aterradoras, a personas que viven en paz en el ámbito de la República.
Facundo Jones Huala |
Se trata de la RAM,
liderada por Facundo Jones Huala, detenido en la Unidad Penitenciaria 14 de
Esquel y de la Coordinadora Arauco Muleco (CAM), su contraparte en Chile. En
Chubut, el activista está acusado por ocupar campos y provocar incendios,
daños, amenazas, privaciones ilegítimas de la libertad, destrucción de
maquinarias, abigeato y robo de mercaderías, entre otros delitos. Su causa más
grave es en Chile, que reclama su extradición por terrorismo, tenencia de arma
de fuego, incendio de propiedad con habitantes adentro y violación de la ley de
extranjería.
Jones Huala manifestó
su "orgullo" por el
accionar de la RAM, que se adjudicó el incendio del refugio San Martín
(conocido como Jakob); daños en la línea eléctrica de Cholila a la ruta 40 y la
destrucción de la estación Bruno Thomae del emblemático tren turístico
cordillerano La Trochita.
Encapuchados de RAM destrozaron la Casa de la Provincia de Chubut |
La violencia de la
RAM se extendió a la ciudad de Buenos Aires, donde varios encapuchados
destrozaron la Casa de la Provincia de Chubut en una movilización frente al
Congreso de la Nación para pedir la aparición de un artesano, cuyo paradero se
desconoce, donde activistas con las caras tapadas atacaron a policías y
periodistas, pintaron móviles e incendiaron motos policiales.
La RAM niega la
soberanía nacional sobre el territorio que ocupa, sosteniendo que allí no rigen
las instituciones argentinas, sino las del pueblo mapuche. Hasta conforma "tribunales multiculturales"
para juzgar y condenar a quienes los enfrenten, como ocurrió con una
notificadora judicial hace unos años.
En la cultura que
reivindica la RAM nadie podría haber hecho reclamos territoriales, ni alzarse
contra la autoridad tribal. Hubieran sido muertos a lanzazos o con bolazos en
el cráneo pues allí sólo regía el arbitrio del cacique. Bastante similar a
Cuba, Corea del Norte o Venezuela, donde se fusila o encarcela sin debido
proceso legal.
Ésa es la gloriosa
debilidad de la democracia: rige el Estado de Derecho, aun frente a quienes lo
repudian. Aunque se abuse de esa debilidad, como siempre lo han hecho los
terroristas en Occidente, reclamando juicios justos y las garantías de los
tratados de derechos humanos.
Jones Huala ha
expandido su reclamo comarcal, para ampliarlo a la liberación universal: "Proletarios del mundo, uníos".
Como un refrito del Manifiesto de 1848, arenga a luchar contra "dos Estados colonialistas y
capitalistas" (la Argentina y Chile) mediante la rebelión popular "a través de la Dirección Estratégica
de La Vanguardia de Weichafes (guerreros)".
Para la RAM "todas las formas de lucha son
válidas", pues considera que la Justicia y las fuerzas del orden son
formas de represión arbitraria y no instrumentos legales del poder público.
Para legitimarse, la RAM encuadra su accionar en la "legítima defensa" ante el "Estado opresor", intentando así cambiar los roles para
victimizarse. Como aquel apotegma de la guerrilla setentista: "La violencia de arriba engendra la
violencia de abajo".
Con un discurso
ideológico y bien distante de la mansedumbre de su pueblo, Jones Huala denuncia
"el tramposo juego de la burocracia
y la hipócrita legalidad burguesa, leyes que no dudan en romper cuando el rico
lo ordena; allí los jueces se olvidan el Estado de Derecho convirtiéndose en
secuestradores y lacayos de terratenientes y empresarios". Consignas
rancias, derruidas como el Muro de Berlín y torpes como los dichos del
norcoreano Kim Jong-un.
Como hemos señalado
desde estas columnas, nadie es realmente un pueblo originario de ningún lugar,
pues la evolución humana incluye desplazamientos, dominaciones, extinciones,
connubios e himeneos. En ese desarrollo siempre agónico, siempre incierto,
existe un avance ético al reconocerse ahora valores universales e inalienables
de la persona humana.
Se ha recordado
numerosas veces que el pueblo mapuche, cuya lengua era el mapudungun, no es
originario de nuestro territorio, pues irrumpió desde el Arauco (Chile) cuando
los españoles introdujeron ganado, para arrearlo desde las pampas y venderlo
tras la Cordillera. Fueron llamados araucanos y lograron someter a las tribus
locales, hasta imponerles sus costumbres.
Pero sea cual fuere
su historia, hayan sido los primeros o los segundos habitantes, ningún
ciudadano tiene facultad para atribuirse los derechos del pueblo y peticionar
en nombre de éste, sin cometer delito de sedición. El principio de igualdad
suprime los fueros personales. Los reclamos de cualquier grupo o colectivo
deben canalizarse en el marco de la ley y no por fuera, con actos de terror.
Desconocen Jones
Huala y sus seguidores que en la Argentina hemos tenido 34 años de democracia,
con gobiernos populares, ajenos a la caricatura neoliberal y capitalista que
pretenden pintar y que, en 1994, cuando él tendría 8 años, se reformó la
Constitución nacional e incluyó el artículo 75, inciso 17, sobre los pueblos
indígenas, único grupo poblacional al que le otorga un tratamiento
diferenciado.
La Constitución
argentina es un pacto de convivencia entre personas distintas, con ideas
diferentes y, muchas veces, en conflicto entre ellas. Personas que han optado
por respetar esas reglas, olvidando el origen de cada uno para construir un
futuro en común. Todos han renunciado al ejercicio de la fuerza para ganar de
mano a los demás y aceptan el rigor de las instituciones, aunque frustren
deseos individuales.
Los infundados
reclamos de la RAM y sus violentas acciones ofenden a nuestros obreros y
empleados, estudiantes y jubilados; a quienes buscan empleo o que necesitan
doble empleo. A los médicos de guardia, a las maestras rurales, a los
inmigrantes recientes y los nietos de inmigrantes; a los pacíficos obreros que
trabajan por su sueldo; a quienes viven en asentamientos urbanos o en
campamentos patagónicos; a los abanderados y repitentes; a las viudas y madres
solteras sin ayuda; a los huérfanos y personas con discapacidad; a los
incluidos y a los excluidos.
Todos ellos sienten
que nadie debe lograr ventajas abusando de la frágil y noble democracia con
capuchas, palos y bombas. Postergando a los demás en su provecho, invocando
derechos que no existen, valores que no se comparten y privilegios que no se
justifican.
FUENTE:
http://www.lanacion.com.ar/2052583-la-democracia-abusada
y la publicación periódica
*1810 – BICENTENARIO – 2010* Año 9 Nº 325
*1810 – BICENTENARIO – 2010* Año 9 Nº 325
NOTA:
Las imágenes y video no corresponden a la nota original.
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