Sí, lamentablemente
la tortura existe en la Argentina de hoy, desembozada, pública y gratuita. Y la
practican quienes son pagados por el Estado para cuidar -no para torturar- a
los presos: jueces, fiscales, sus superiores ministeriales y guardias, en ese orden.
Once presos militares fueron conducidos desde Campo de Mayo hasta Bahía Blanca
en un ómnibus de buena apariencia externa, pero que por dentro era un desastre.
Fueron eliminados los asientos (salvo los de los guardias) y se instaló una
reja en la mitad, tras la cual apiñaron a los presos, que podían sentarse en
sillitas que no estaban fijadas al piso. Todas las ventanas estaban clausuradas
y como único respiradero había un pequeño ventilete en el techo. Viajaron de
noche y sin detenerse nunca. El baño había sido eliminado y en su lugar había
unas botellitas para orinar y unos tachitos. Sin poder dormir ni descansar, trasladados como hacienda. ¿Los trasladados eran jóvenes? En absoluto,
de 80 años y enfermos. ¿Eso no es tortura? ¿No corresponde responsabilizar
de todo eso al o a los responsables?
Carlos
L. Bosch
DNI 4.372.181
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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