Horacio Verbitsky |
Así interpelaba, hace
más de quince años, el escritor David Viñas a Horacio Verbitsky.
Actualizado 19 enero
2018
Por Pedro José
Güiraldes
“El Perro”
ha puesto en pausa su activa participación en Página 12 tras revelar
recientemente, desde allí, una lista parcial de quienes blanquearon bienes ante
la AFIP. Una vez más, se cumplió lo que sobre él afirmó Rodolfo Galimberti, su compañero en Montoneros, en 1987: “Ud. pertenece a la raza de los que no se
arrepienten de nada, pero se borran de todo”.
Verbitsky
ya había confesado, en 1992: “He sido
peronista desde los 13 años. He sido periodista desde los 18. He sido militante
peronista desde los 19 años. He sido militante montonero. He dejado de ser
peronista en 1973 y dejado de ser montonero en 1977. Sigo siendo periodista”.
Su disposición a
prestar servicios por derecha y por izquierda se manifestó precozmente. En la
década de 1960 trabajó simultáneamente para “Semanario
CGT de los Argentinos” y “Noticias
Gráficas” de la izquierda y en la derechista “Confirmado”, entre otros.
En 1974 escapó a
Perú, en un avión del gobierno militar peruano, antes del secuestro de los hermanos Born y de los asesinatos
de Juan Carlos Pérez y Alberto Bosch. Cobrado el rescate y
enviada la mitad de los 60 millones de dólares a Cuba, vía Lima, volvió a la
Argentina, a fines de 1975. “El Perro”
afirma no haber tenido nada que ver con dicha operación.
Dos personas
atestiguaron que pasó el golpe militar del 24 de marzo de 1976 escondido, por
mi padre, en su campo. Allí encontré, en 2015, los borradores manuscritos de Verbitsky para los discursos de los
Comandantes en Jefe de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) y las memorias del Instituto
Jorge Newbery (IJN), dependiente de la misma, en las que constan sus contratos
con la FAA a través del IJN y los pagos.
Como lugarteniente de
Rodolfo Walsh en Montoneros
planificó el atentado del 2 de julio de 1976 en el comedor de la Superintendencia
de Seguridad Federal (SSF), que causó 24 muertos y 60 heridos. Walsh caería peleando el 25 de marzo de
1977. Y de nuevo Galimberti lo
desnuda: “a Verbitsky no le tocaron ni el
timbre”.
Otros lo sindican
como colaborando con el Ejército Argentino a cambio de salvoconductos a Cuba
para Mario Eduardo Firmenich, Fernando Vaca Narvaja, Roberto Perdía y otros jefes
Montoneros.
Un testigo presencial
me relató, con todo detalle, los encuentros de “el Perro” con Leandro
Sánchez Reisse, agente del Batallón de Inteligencia 601, quien terminó
liderando una banda de secuestros extorsivos, durante la dictadura militar.
Simultáneamente,
entre 1977 y 1979, como parte de sus planes presidenciales, tenían lugar las
reuniones de Massera con los jefes
montoneros, en Europa. Mi tía, Elena
Holmberg, y el Embajador Héctor
Hidalgo Solá, fueron asesinados por haber informado de las mismas.
Las contraofensivas
de 1979 y 1980, a las que las Tropas Especiales de Infantería de Montoneros
fueron enviadas a una muerte segura, se cobraron las vidas de Francisco Soldati y del Cabo Ricardo Durán, salvando las suyas Juan Alemann y Guillermo Walter Klein, suerte que no tuvieron sus custodios, Hugo Cardacci y Julio Moreno.
Por todo ello, la
supervivencia de Horacio Verbitsky,
a cara descubierta, durante la última dictadura militar, no admite otra
explicación que una amplia, efectiva y determinante colaboración con la misma.
“El
Perro” dejó de ser periodista cuando se convirtió en
aliado de los Kirchner, a cuyos gobiernos aportó el poder simbólico malversado
de la causa de los Derechos Humanos y protección periodística para el saqueo
desde Página12, a cambio de manos libres para la multinacional usurpadora de
los DD.HH. que encabeza el CELS, con la presidencia del propio Verbitsky, y que integran otras
organizaciones.
Desarrollada a partir
de 2003 para llevar adelante los juicios de la venganza por la derrota militar
de las Organizaciones Armadas Revolucionarias (OAR) durante la década de 1970,
la multinacional de los DD.HH. no pudo ser más exitosa. Según las propias
cifras del CELS al 30 de junio de 2017, entre más de 3100 acusados por delitos
de lesa humanidad, sólo 27 tenían sentencias firmes no recurridas ante la CSJN.
No obstante lo cual 1144 seguían presos, 511 de ellos con prisiones preventivas
de hasta diez y seis años. Muchos de los prisioneros superan largamente los
setenta años y/o son enfermos terminales, pero no gozan de prisión
domiciliaria. Los mismos informes del CELS daban cuenta de 508 acusados
fallecidos, 438 de ellos sin condena.
Del lado de las OAR,
en cambio, no existen procesados, ni condenados, ni presos y Verbitsky, junto con Firmenich, último jefe máximo de
Montoneros, se beneficiaron con la prescripción en la causa de la masacre en el
comedor de la SSF ya mencionado, como si los crímenes terroristas no hubieran
sido delitos de lesa humanidad.
“El
Perro” ataca a quien se atreva a poner en duda la cifra
de 30.000 muertos y desaparecidos, eso a pesar de los tres informes oficiales
de 1984, 2006 y 2015 que detallan 8.961; 8.368 y 8.631 casos respectivamente,
cifras que coinciden con las 8.717 placas del Parque de la Memoria.
Las leyes de
reparación histórica indemnizaron sin discriminar entre guerrilleros muertos en
combate y víctimas del terrorismo de estado y cada uno de los más de los más de
quince mil beneficiarios cobró unos US$ 250.000. Asimétricamente, las víctimas
de las organizaciones terroristas no recibieron ni reconocimiento, ni justicia,
nada.
El protagonismo de la
multinacional de los DD.HH. en el caso de Santiago
Maldonado tuvo la impronta de Verbitsky
y una única hipótesis autorizada: “el
gobierno de Macri es el responsable de su desaparición forzada seguida de
muerte”. La estrategia se completó con el aporte de pruebas, pericias y
testimonios falsos; presión mediática; acciones directas violentas y
demonización de todo aquello que terminó probando que la hipótesis santificada
era una mentira.
“El
Perro”, sigue intentando sacar provecho político de
casos como los de Maldonado, Milagro Sala y Rafael Nahuel;
insistiendo con falsas acusaciones por delitos de lesa humanidad; adhiriendo
solapadamente a proclamas como “Macri,
basura, vos sos la dictadura”; minimizando el accionar del RAM; promoviendo
la violencia callejera y sosteniendo la teoría penal abolicionista.
Pocos parecen haberlo
conocido mejor que Rodolfo Galimberti quien también afirmó sobre
el ex periodista: “Tira mierda sobre
todos como si él meara agua bendita”.
La suerte del
submarino ARA San Juan y sus 44 tripulantes está echada y resulta imposible no
recordar que Verbitsky ha
contribuido con su prédica, como pocos, al desprestigio, humillación, desarme y
reducción hasta la inexistencia de las fuerzas de defensa argentinas.
“Episodios
como el del Jueves son alentadores”, dijo “El Perro” en su discurso de
presentación del Informe Anual 2017 del CELS, refiriéndose a la violencia
golpista del 14 de diciembre pasado, multiplicada hasta el paroxismo el Lunes
18.
Odios y
resentimientos de origen incierto parecen alimentar la pulsión destructiva de Horacio Verbitsky. Su largo derrotero
al servicio de intereses encontrados confunde, al mismo tiempo que confirma su
habilidad para seguir haciendo el mal, a diestra y siniestra, con total
impunidad.
Si más testigos se animan
a hablar, aparecen nuevas revelaciones y pruebas, ¿será la suerte de El Perro
terminar siendo acusado, procesado, juzgado y condenado por delitos de lesa
humanidad?
Pedro
José Güiraldes
Ingeniero Civil
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