Es probable que los
males de Argentina tengan como fundamento que el argentino, como ser pensante
carece de coherencia. Esa incoherencia se plasma en el deporte “intelectual” de pegar la etiqueta.
Nadie dedica un mínimo de su tiempo a masticar la opinión ajena, una palabra
dicha con cierto énfasis, o que pensamos que ha sido dicha con una determinada afectación, sirve como mojón
para definir al que la dijo, para nosotros la ley de las probabilidades no
existe, por ello una manzana podrida
define una compra.
Hoy la pelea es por
Macri, y no con contendiente de la cámpora o de barrios de pie; hoy, muchos de
los que lo vieron como salvador, hacen gala de una violencia irrazonable en la
crítica, que muchas veces es correcta, pero que estas actitudes -el tipo que rompe
el carnet del club en la cancha cuando su equipo pierde sería la que más se le
asemeja- las tornan pueriles e insensatas.
Tengo muchas quejas
contra Macri, más aún, Macri no me gusta nada y si no hubiera un peronismo
enfrente -peronismo que de acceder al poder volverá ahíto de venganza y rencor-
no volvería a votarlo. Me sobran las quejas contra él en particular y contra
Cambiemos en general; su cobardía, su obsesión por ser considerado “progre”, el tratamiento a los militares
presos, las agachadas de tirar flores al río para conformar a una viejas
delincuentes que han tasado su dolor en el ara innoble de un mercado de pulgas,
el aborto, la falta de conceptos y hechos que tienen que ver con la soberanía y
la Fuerzas Armadas y así podría seguir ad nauseam, pero, y aquí hay un pero
grande como un elefante, los que se llenan la boca en contra de Macri dando
muestra de su falta de coherencia son los mismos que habiendo votado al “mal menor” desde 1983 hoy se les eriza
la piel si se les pide un último esfuerzo, o agachada, o lo que carajo
consideren que sea porque, y esto me he aburrido de pregonarlo, del macrismo se
puede salir, con los años Cambiemos puede ser un recuerdo insignificante, de lo
que no volveremos a salir, salvo al exilio, es de un peronismo si este vuelve a
tomar el poder.
Si creemos que
Pichetto, Gioja, Massa, Solá, solo por nombrar algunos, son diferentes a CFK,
si creemos que, al igual que el gran corrupto, ahora son “leones herbívoros” entonces la estupidez nacional ha alcanzado
niveles que difícilmente superables. Tengo 75 años y sé por experiencia que los
que han hecho del “animémonos y vayan”
su credo son mayoría. Veo a pocos con los cojones suficientes para enfrentarse
a los quías de barrios de pie o a las patotas de la cámpora, además, la mayoría
son de mi edad, tienen hijos y nietos, ergo, si no es por ustedes, porque les
escuece este último voto al “mal menor”,
háganlo por ellos. Tírense cenizas en las cabezas rasguen sus vestiduras, pero
al menos, sean coherentes una vez en su vida.
José
Luis Milia
josemilia_686@hotmail.com
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