martes, 16 de octubre de 2018

NUEVO ULTRAJE A LA DIGNIDAD



Centro de Estudios Salta en Historia, Política y Derechos Humanos

Cuando la Justicia es injusta
Crudo relato de los internos del penal de Güemes

Integrantes de nuestro Centro de Estudios Salta (CES) visitamos a comienzos del mes a los presos políticos internados en el Complejo Penitenciario Federal (CPF) Nº III de la ciudad de Güemes (Salta), actividad que realizamos semanalmente desde 2015.

Como en otras ocasiones, nos expresaron sus padecimientos. Esta vez, centrados en la decisión de la justicia de redistribuir a muchos presos acusados de delitos federales, enviándolos a cárceles existentes en la región para aliviar las condiciones inhumanas en que se encontraban al estar detenidos en comisarías y dependencias de Gendarmería que ya están rebalsadas.

Según cuentan, el Servicio Penitenciario Federal (SPF) se vio obligado a recibir a dichos detenidos, pese a no contar con lugares disponibles.

En las cárceles federales de Jujuy y de Güemes -Unidad Penitenciaria Nº 8 y CPF III-, que ya tenían todas sus plazas ocupadas, debieron ingeniárselas para cumplir la orden.

Por ejemplo, se construyeron “cuchetas” en las que hasta entonces eran celdas individuales, y que contaban con el espacio, aire, ventilación y condiciones de hábitat para una sola persona, como establecen las normas convencionales.

Desde la cárcel de Jujuy habrían sido sacados, abruptamente y de improviso, ocho internos presos políticos (mal llamados de “lesa humanidad”) que fueron trasladados al penal de Güemes. Lo hicieron sin almorzar, con los elementos personales que les cabían en sus manos, sin poder avisar del traslado a sus familiares ni a sus respectivos abogados defensores, quienes desconocían la medida.

En el penal de Güemes los alojaron en el Sector Anexo Pabellón “A”, donde había ocho celdas individuales cuya capacidad fue “duplicada” con las cuchetas. Ahora son 16 internos viviendo en un lugar previsto para ocho. Cabe señalar que todos los alojados en ese lugar superan los 65 años de edad, y la mayoría excede incluso los 70 años, con estados de salud precarios y enfermedades varias, entre las que se destacan hipertensión, diabetes, artritis y problemas óseos serios que les dificultan caminar.

Con la nueva realidad, en cada celda pasaron a convivir dos presos. Como era dificultoso subir a la cucheta de arriba, uno de los allí alojados debía dormir en un colchón en el suelo. Otro, que se ahogaba por el estrés que le produce el reducido espacio, duerme en el espacio común del pabellón, debajo de la escalera.


Luego trajeron más mesas y sillas como para que alcancen para los 16 alojados.

También a los jujeños les trajeron sus pertenencias que habían quedado en su anterior destino.

Pero el día que llegaron los jujeños, el SPF llevó al pabellón la cena y sólo había contemplado la de los ocho reclusos originales, por lo que debió repartirla entre los 16. Los jujeños ni siquiera tenían platos ni cubiertos.

HABEAS CORPUS

Los recién llegados, en su mayoría, presentaron habeas corpus al Juzgado Federal de Salta y también informaron a sus respectivos abogados defensores sobre la situación, la que fue planteada por estos ante el Tribunal Oral Federal (TOF) de Jujuy al día siguiente del traslado, durante la audiencia del juicio en desarrollo. El TOF dispuso que se revise inmediatamente toda la situación, pero todo siguió igual.

A la semana siguiente, luego de la audiencia donde los defensores informaron al TOF que todo seguía igual, se presentó en el pabellón el Presidente del TOF, doctor Federico Santiago Díaz, acompañado por varios funcionarios. Filmaron todo y escucharon las quejas, apreciando que enviaron todo al juzgado de Salta donde están radicados los habeas corpus.

Uno de los internos se encuentra con graves dolencias de próstata y se le debió colocar una sonda permanente. Convive en la celda con otro interno, lo que significa una amenaza para la salud de ambos.

Los internos nos expresaron, a modo de conclusión, que desde el 28 de septiembre, todo continúa igual, con la única diferencia de que cortaron las camas de arriba y colocaron una al costado de la otra, quedando un espacio, ente ambas, de no más de 30 centímetros. En la celda, ahora hay dos camas, un retrete, un lavatorio, una mesada y casi nada de espacio libre dentro del calabozo. Cuando uno quiere ir al baño, el otro debe irse afuera.

Nos contaron también que el miércoles 3 de octubre, cuatro de los internos que habían presentado habeas corpus fueron trasladados al Juzgado Federal Nº I de Salta, donde se realizó una reunión con el titular de esa dependencia, doctor Julio Leonardo Bavio, a la que también concurrieron representantes del Penal de Güemes.

TODOS LO SABEN

Según nos relataron los internos, el jefe del Servicio Médico del Penal, doctor Soria, admitió ante el magistrado “que no hay presupuesto para comprar los remedios. Sólo se
entregan los que envía el Ministerio de Salud de la Nación (genéricos) para diabetes y otras
dolencias. Por otra parte, muchas de las enfermedades que presentan estos internos de
avanzada edad evolucionan negativamente aún si les suministraran los medicamentos como
corresponde. Por ello, esos detenidos no pueden estar en cárceles, ni en Jujuy ni en Güemes, incluso si estuvieran alojados uno por celda”. (Cabe agregar a esto que a los remedios que “corresponde” se los llevan los familiares y se los entregan uno o dos días después).

En la misma reunión, el Subdirector del CPF III- NOA, manifestó: “Más allá de la actual situación, que responde al cumplimiento de las órdenes recibidas en el Complejo de Güemes, la medicación no se entrega porque no hay plata y la Dirección General del Servicio Penitenciario federal lo sabe. Se incrementan las características de estas enfermedades que padecen y estas personas no pueden estar presas en Güemes, ni en Jujuy, ni en ningún penal del país. Tienen que estar en sus casas. Así estarían realmente contenidos, correctamente medicados, cuidados por sus familiares y en lugares adecuados”.

Los internos comentaron que si la opinión expresada por estos funcionarios del Servicio Penitenciario se atendiera, se estaría cumpliendo con las recomendaciones formuladas por la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) de las Naciones Unidas. Así se pasaría a estar en el verdadero ámbito de la justicia. En cambio, la actual situación que atraviesan se corresponde con una venganza, como bien lo explica el documental producido por el Centro de Estudios Salta cuya proyección fue censurada en la Feria del Libro en mayo último en Buenos Aires.

EL CASO MILAGRO SALA

Como ejemplo de la injusticia de que son víctimas citaron el caso de Milagro Sala, a quien otorgaron dos veces la prisión domiciliaria luego de que la CIDH obligara al Estado argentino a cumplir con una disposición del organismo en ese sentido.

Recordaron que la prisión preventiva tiene una duración de dos años, eventualmente tres, previa resolución judicial. Sin embargo, los presos políticos llevan, algunos, más de 10 años, y otros muchos murieron en esa situación sin haber tenido juicio.

La prisión preventiva es para aquellos que estando en libertad podrían intervenir y/o modificar aspectos de sus causas o a testigos, o tengan posibilidades de fugarse, condiciones que no reúne la gran mayoría de los presos políticos dadas sus edades y condiciones de salud.

Ante este escenario, se lamentaron por el hecho de que en América Latina el populismo esté desapareciendo, mientras que en la Argentina pareciera volver a empezar.

Destacaron que el actual Presidente, por acción u omisión, por incapacidad o inhabilidad, o “amiguismo”, o lo que fuera, no cumplió con su promesa de campaña de “terminar con el curro de los Derechos Humanos”. De Justicia, ni hablar…

Hay una frase de Henry Ibsen (poeta noruego 1825 – 1906) con la que se identifican: “Veremos claramente un día que el triunfo es la derrota”. En esa línea apuntan que todos los que combatieron a la subversión, la derrotaron y permitieron que hoy la Argentina no sea una Cuba, Venezuela o Nicaragua, y que la población viva en democracia (aún con desaciertos).

Y agregan que triunfaron ayer, y también hoy, como presos políticos, muriendo en prisión, víctimas de procedimientos inconstitucionales. Aseguran que no están en la derrota, sino convencidos de que su triunfo aún no fue reconocido.

Se despidieron de nosotros reiterando que la pésima situación sanitaria y de hábitat que atraviesan desde el 28 de septiembre continúa igual, y recordaron su slogan:

¡¡SOLDADO, NUNCA TE ARREPIENTAS NI PIDAS
PERDÓN POR DEFENDER
A LA PATRIA!!

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