viernes, 26 de abril de 2019

TREINTA MIL DESAPARECIDOS: LA HISTORIA NO SE ESCRIBE MEDIANTE LEYES

Por Juan Luis Gallardo
La Prensa - Opinión

La gobernadora María Eugenia Vidal ha impulsado una ley provincial que transforma en obligatorio admitir que el número de desaparecidos en los años 70 fue 30.000, cosa que no es cierta y ella debe saberlo. Lo cual merece algunos comentarios.

En primer lugar que la Historia no se escribe mediante leyes sino a través de la investigación. En segundo término, que ello resulta más grave cuando la versión que se pretende consagrar es falsa.

Resulta curioso cómo, aún sin habérselo propuesto quienes las echaron a rodar, ciertas versiones antojadizas se transforman en verdades fuera de discusión.

Pruebas al canto: José María Gironella escribió un libro, excelente por cierto, sobre la Guerra Civil Española, que lleva por título "Un Millón de Muertos". En cuyo prólogo el autor explica que, aunque en la guerra murieron 500.000 personas, para él fue un millón, ya que considera que quien llegó a matar a un compatriota también murió de algún modo.

Sin embargo, pese a esa aclaración, a partir de la aparición del libro la gente no vacila en afirmar que los muertos en la Guerra Civil fueron un millón.

EL ORIGEN

Algo parecido ocurrió con la cifra de 30.000 desaparecidos aquí en los años 70. Si bien la cifra no surgió en forma inocente. El mismo autor de ella, un ex montonero de apellido Labraña, con una honradez plausible reconoce ser autor del infundio y que el número elegido obedeció al propósito de fijar una cifra que, para los organismos internacionales, permite calificar el caso como genocidio.

Cabe entonces preguntarse cuántos fueron en realidad los desaparecidos. Ya que el número no se sabe. Según la Conadep, organismo nada favorable a los represores, la cifra fue de 9.000 y pico.

Otras fuentes la reducen a menos de 5.000. De todos modos, sea cual sea esa cifra, el hecho de acudir a la desaparición de personas resulta injustificable. Aunque pretenda explicarse por la intención de sembrar pánico entre el enemigo, al ignorarse la suerte corrida por los compañeros capturados y cuánto pudieron confesar los mismos.

INEXPLICABLE

Finalmente llama la atención que María Eugenia Vidal haya resuelto tomar partido del modo en que lo ha hecho. Cosa de la cual, según se dice, está arrepentida. Pero que, en cualquier caso, no sólo es condenable sino un tanto inexplicable.

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