Por Juan Luis
Gallardo
La Prensa -
Opinión
La gobernadora
María Eugenia Vidal ha impulsado una ley provincial que transforma en
obligatorio admitir que el número de desaparecidos en los años 70 fue 30.000,
cosa que no es cierta y ella debe saberlo. Lo cual merece algunos comentarios.
En primer
lugar que la Historia no se escribe mediante leyes sino a través de la
investigación. En segundo término, que ello resulta más grave cuando la versión
que se pretende consagrar es falsa.
Resulta
curioso cómo, aún sin habérselo propuesto quienes las echaron a rodar, ciertas
versiones antojadizas se transforman en verdades fuera de discusión.
Pruebas al
canto: José María Gironella escribió un libro, excelente por cierto, sobre la
Guerra Civil Española, que lleva por título "Un
Millón de Muertos". En cuyo prólogo el autor explica que, aunque en la
guerra murieron 500.000 personas, para él fue un millón, ya que considera que
quien llegó a matar a un compatriota también murió de algún modo.
Sin embargo,
pese a esa aclaración, a partir de la aparición del libro la gente no vacila en
afirmar que los muertos en la Guerra Civil fueron un millón.
EL ORIGEN
Algo parecido
ocurrió con la cifra de 30.000 desaparecidos aquí en los años 70. Si bien la
cifra no surgió en forma inocente. El mismo autor de ella, un ex montonero de
apellido Labraña, con una honradez plausible reconoce ser autor del infundio y
que el número elegido obedeció al propósito de fijar una cifra que, para los
organismos internacionales, permite calificar el caso como genocidio.
Cabe entonces
preguntarse cuántos fueron en realidad los desaparecidos. Ya que el número no
se sabe. Según la Conadep, organismo nada favorable a los represores, la cifra
fue de 9.000 y pico.
Otras fuentes
la reducen a menos de 5.000. De todos modos, sea cual sea esa cifra, el hecho
de acudir a la desaparición de personas resulta injustificable. Aunque pretenda
explicarse por la intención de sembrar pánico entre el enemigo, al ignorarse la
suerte corrida por los compañeros capturados y cuánto pudieron confesar los
mismos.
INEXPLICABLE
Finalmente
llama la atención que María Eugenia Vidal haya resuelto tomar partido del modo
en que lo ha hecho. Cosa de la cual, según se dice, está arrepentida. Pero que,
en cualquier caso, no sólo es condenable sino un tanto inexplicable.
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