Cómo operaba
una de las organizaciones armadas que aterrorizó a la Argentina en los años
'70. Sus vínculos con otros grupos extremistas
Por Juan
Bautista "Tata" Yofre
La cúpula del PRT-ERP en junio de 1973 durante un contacto clandestino con la prensa: en primer plano Santucho, Urteaga y Gorriarán Merlo |
Mucho se escrito
y hablado sobre
la administración de las finanzas de la organización armada Montoneros. Quizá fue porque tuvo un mayor grado de
exposición y por concretar la "Operación
Mellizas", el
secuestro extorsivo de los hermanos Juan y Jorge Born en el que recaudaron 60
millones de dólares. Sin embargo, de las finanzas del Partido
Revolucionario de los Trabajadores y su brazo armado, el Ejército
Revolucionario del Pueblo, se ha tratado poco. Más que hablar de las tareas de
una central operativa financiera o del caudal que manejaba su sección
"Logística", como la tuvo Montoneros (a través del banquero David
Graiver, bancos extranjeros o la gestión de algunos operadores como el Turco Ricardo René Haidar y Melchor Magario),
sólo se ha podido establecer un listado de innumerables hechos
militares-políticos que alimentaron las arcas del terrorismo trotskista, nacido
en julio de 1970. En esta ocasión se conocerá la identidad de uno de los
"administradores" del PRT-ERP.
Dejando a un
lado todo lo recaudado por la organización terrorista durante el interregno de
los generales Roberto M. Levingston y
Alejandro Agustín Lanusse (1970-1973), es dable recordar muchos de los
hechos realizados durante el gobierno constitucional que nació en mayo de 1973.
La fecha tiene
el solo tratamiento del relato del momento porque, en esencia, las organizaciones terroristas nunca
cambiaron entre un sistema de gobierno u otro ya que solo tenían como objetivo
tomar el poder para instaurar una tiranía marxista. Ejemplo de lo afirmado fue
el diálogo entre Jaime Lamont Smart, juez de la Cámara Federal en lo Penal
que fue disuelta el 25 de mayo de 1973, con una de las detenidas.
En esos días
de 1973 Silvia Urdampilleta no pensaba en su libertad inmediata, tampoco lo
esperaba su jefe Santucho. Por esas semanas pidió conversar con uno de los
miembros de la Sala y la audiencia le fue otorgada.
Juez Smart: ¿Estarás contenta?
Urdampilleta: ¿Por qué?
Juez: Y porque el 25 de mayo van a salir
libres.
Urdampilleta: Los que no están condenados
saldrán y para los sentenciados será el año que viene y mirando el escritorio
de su interlocutor preguntó ¿y eso qué es?
Juez: La causa tuya.
Urdampilleta: ¿Causa? Pero eso es un término
pequeño burgués.
Juez: Bueno, tomálo como quieras, es lo que
manda el Estado.
Urdampilleta: Ustedes se equivocan. Así no
van a ganar. Nos tendrían que haber fusilado.
Mario
Roberto Santucho,
el jefe del ERP, en los primeros días del gobierno de Héctor
J. Cámpora, le dijo al entonces presidente constitucional: "En estas circunstancias, llamar a la
tregua a las fuerzas revolucionarias es, por lo menos, un gran error. Por el
contrario, los verdaderos intereses de la clase obrera y el pueblo exigen
redoblar la lucha en todos los terrenos intensificar la movilización de las
masas, intensificar las operaciones guerrilleras, incorporar a la lucha a
sectores cada vez más amplios de las masas. Dar tregua en estos momentos al
enemigo es darle tiempo para preparar una contraofensiva."
Si el diálogo entre Smart
con Urdampilleta no aclara lo señalado, el
concepto que tenía el gobierno justicialista de Juan Domingo Perón a través de
sus organismos de Inteligencia aclara la cuestión. El párrafo de
este informe fue leído por el primer mandatario en 1974.
Informe de inteligencia de 1974 |
En 1973 una
ola de éxodo de empresarios y funcionarios del comercio y la banca privada, de
origen extranjero, abandonaba el país a raíz de los secuestros extorsivos que
amenazaban a empresas radicadas en el país. Directivos de Coca-Cola y Otis
encabezaban la nómina amenazada por los atentados terroristas. Los padres de escolares que cursaban en
escuelas extranjeras cancelaban las matrículas de los alumnos. La empresa
norteamericana Alston Purina comunicaba que había recibido instrucciones de la
empresa matriz respecto de la salida inmediata del país de personal jerárquico
que recibiera amenazas.
El financista
británico Charles Lookwood,
secuestrado el 6 de junio de 1973 en Hurlingham por un grupo terrorista cuando
se dirigía a sus oficinas en el centro de Buenos Aires, apareció tras soportar
un mes y medio de cautiverio, liberado tras un rescate de dos millones de
dólares. En opinión del empresario
británico, se trataba de un comando del PRT-ERP. La Biblia (resumen
castrense de la época) dirá en la página 501 que se pagaron 2.300.000 dólares.
La ola de violencia no solo fue generada por el terrorismo argentino, también
actuaron al unísono, durante el mandato de Perón, las organizaciones que
integraban la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR), es decir los uruguayos
(Tupamaros), chilenos (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) y el boliviano
Movimiento de Liberación Nacional. En condiciones como las descriptas ¿qué plan
económico y de desarrollo podía implantar el gobierno constitucional?
El
aguantadero argentino
Domingo, un
integrante de la vieja guardia del MLN-Tupamaros que se salvó milagrosamente en
1972, se refugió en la Argentina y fue el "responsable"
del comité militar. Salió de Montevideo por el aeropuerto de Carrasco el 27 de
septiembre de 1972, el mismo día que el terrorista tupamaro Efraín Martínez
Platero. "Creo que con un vuelo de diferencia.
Me acompañó una compañera 'legal' hasta Buenos Aires: la mujer de Luis Alemañy
(a) 'Luis Bolivar'. Yo venía del Abuso, la fuga en masa del penal uruguayo de
Punta Carretas de septiembre de 1972, y estaba clandestino", señaló.
En Memorias de
insurgencia de la investigadora uruguaya Clara
Aldrighi, Domingo cuenta cómo tras su paso por Buenos Aires en octubre de
ese año sigue a Chile y luego viajó a una reunión con la dirección de la "orga" a Cuba. Luego vuelve a Chile para participar del
simposio de Viña del Mar, en febrero de 1973, en el que participaron
innumerables miembros de diferentes organizaciones armadas del Cono Sur y en el
que el MLN adopta la línea marxista-leninista. Luego vuelve a Cuba por no
más de quince días, retorna a Santiago de Chile y pasó a la Argentina. "Estoy en Buenos Aires a mediados de
1973, después ando por Corrientes, por Entre Ríos", apuntó.
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¿Contaban con
el apoyo de las organizaciones armadas argentinas?
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Sí,
sí. Yo iba todas las semanas al ejecutivo del Partido Revolucionario de los
Trabajadores (PRT).
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¿Con el PRT
establecieron los vínculos más estrechos?
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Sí,
de lejos.
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¿Qué
relaciones mantenían con Montoneros y FAR?
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Con
los Montos nos juntábamos en los boliches, conversábamos. Con todos los
compañeros conversábamos. Porque estaban
la FAL (Fuerzas Argentinas de Liberación) en esa época, las FAR, los Montos, y
otras organizaciones más chicas que se reabsorben en Montoneros. Pero la
influencia política en el MLN es del PRT. Y del Negro (Mario Roberto) Santucho,
además.
Domingo luego
contará que en la cumbre de Viña del Mar, la organización MLN-Tupamaros se
organizó de manera similar al PRT con un comité político, un comité militar,
logística, operaciones, inteligencia. Algunos de los que conformaron esas
estructuras fueron (Lucas) Mansilla, Efraín (Martínez Platero), el Turco
(Kimal) y Prudencio (Luis) Alemañy en lo político. La responsabilidad militar
recayó en Domingo (operaciones), (William) Whitelaw (logística) y (Giocondo)
Ravagnolo (inteligencia).
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¿Dónde
obtenían los recursos para financiar tan frecuentes viajes de los dirigentes?
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De
los secuestros. Yo tengo el récord nacional. No tengo el sudamericano porque los Montos me hicieron el de 70
millones de dólares (secuestro de los hermanos Juan y Jorge Born,
septiembre de 1974).
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¿Qué
secuestros?
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En
1973, en la Argentina. Tres secuestros,
22 millones de dólares. Tengo uno de quince millones, el de (Víctor)
Samuelson.
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¿Fueron
realizados con el ERP o con la Junta Coordinadora Revolucionaria?
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No,
los hacíamos todos los de la Junta: el ELN (Ejército de Liberación Nacional, de
Bolivia), que no ponía gente, pero le dábamos guita; el MIR (Movimiento de
Izquierda Revolucionaria, de Chile), que no operaba en Argentina, pero le
dábamos guita también, el PRT y el MLN. Con
Víctor Samuelson (3 de diciembre de 1973) le sacamos a la Esso 15.600.000
dólares. Cinco millones con el secuestro de la empresa suiza Swissair.
Firmaba la Junta. Se mando plata a Chile para el MIR, se mandó al ELN, nos
quedamos nosotros, y el toco grande se lo quedó el PRT-ERP.
Los
berretines
Domingo relató
que Enrique Gorriarán Merlo
participó en los tres secuestros y que la negociación la hizo él porque "los compañeros (del ERP) eran medio
esquemáticos". Y que el dinero
fue guardado en "berretines".
"Nosotros, el MLN, llevamos la
técnica de los 'berretines' a la Argentina. Ellos los construían, pero la
experiencia era nuestra. En Cuba había una casa inmensa llena de 'berretines'.
Allí hacías cursos; había un compañero que trabajaba en seguridad, que estaba
haciendo el análisis de todos los compañeros del MLN", detalló.
Como resultado
del secuestro del ejecutivo norteamericano se afirmó que ese dinero alcanzaba
para mantener y equipar a 1500 guerrilleros durante un año y el ERP reveló el 12 de junio de 1974 que 5
millones de dólares fueron a financiar la JCR.
Estrella Roja, la publicación del ERP |
La mayoría de los innumerables atracos se
realizaron en Buenos Aires y Córdoba porque en esas provincias operaban
los cuadros terroristas más importantes y allí residían los ejecutivos de las
empresas más fuertes.
Sin embargo,
así como antes de 1973 el PRT-ERP había realizado numerosos asaltos –"recuperaciones" las
denominaban– para financiar todo el aparato guerrillero (como ser a la empresa
Otis 500 mil dólares; ejecutivo Carlos Lockwood
2.300.000 dólares; John A. Thompson de Firestone us un millón y por
segunda vez Sylvester Stanley), desde la
presencia de Perón en la Argentina y durante su corta presidencia realizaron
una trágica ola de asaltos y secuestros extorsivos muchos no denunciados por
temor y la mayoría marcados a fuego por sus víctimas, pero con los que se
financiaron los operativos militares, la Compañía de Monte "Ramón Rosa Jiménez", el sostenimiento de la estructura
médica, de Inteligencia y los militantes y los desplazamientos de sus jerarcas
al extranjero.
Mientras el 26
de junio de 1973 Perón sufría una descompensación en su casa de Gaspar Campos
en Córdoba, el ERP realizaba una serie
de secuestros extorsivos y liberación previo pago de rescate de José Siguenza,
Liliana Aein y Mirta Rubin.
Como se dijo,
limitándonos a lo sucedido entre 1973 y 1974, el PRT-ERP realizó innumerables
secuestros aunque las autoridades constitucionales no informaron cuáles fueron
los montos entregados para liberar a las víctimas. Ni siquiera lo afirman los informes de la SIDE e Inteligencia militar
de la época.
Como
consecuencia del desorden reinante y tras los asaltos del ERP al comando de
Sanidad del Ejército (septiembre de 1973) y la guarnición Militar de Azul
(enero de 1974), el presidente Perón
endureció las penas del Código Penal de la Nación. Más tarde dio las directivas
para ejecutar el "Plan Topo"
que no era otra cosa que la coordinación de todas las Fuerzas Armadas y las
fuerzas de seguridad en la guerra antiterrorista.
Diego Muniz Barreto |
Cuando el
PRT-ERP comenzó a desfallecer económicamente recibió o estuvo a punto de
recibir apoyos y colaboraciones económicas impensadas. Por ejemplo –hasta ahora
casi desconocida– cuenta Rolo Diez, ex segundo jefe de Inteligencia del
PRT-ERP, en manos del teniente Pancho
Javier Ramón Coccoz, tras la muerte (29 de marzo de 1976) del Capitán Pepe Juan Mangini, que en sus
cotidianos encuentros con el empresario Diego
Muniz Barreto, ex comando civil de la Revolución Libertadora en 1955; el ex
funcionario del gobierno de facto de Juan
Carlos Onganía y posteriormente
financista del montonero Rodolfo
Galimberti y ex diputado nacional por la Tendencia Revolucionaria le
ofreció una colaboración mensual de 50 millones de pesos de la época para
gastos de la inteligencia erpiana. El
ofrecimiento no llegó a concretarse porque al poco tiempo Muñiz Barreto fue
secuestrado y asesinado.
El otro caso
poco conocido se dio dentro del "Caso
Redondo", es decir el secuestro y asesinato por parte del Ejército de Rafael Perrotta, empresario periodístico
y dueño del matutino El Cronista Comercial. El caso tuvo dos carriles, el
primero un pedido de rescate por parte de la banda del Ejército que lo detuvo
tras la caída de Pancho Coccoz que lo delató.
En medio de la
investigación surge la presencia de Julio
Gallego Soto, también delatado por Coccoz, y salen a la luz varios
encuentros de asesoramiento a los más altos jefes de la conducción del PRT-ERP
respecto de la marcha de la Bolsa de Comercio, precio del oro, divisas y
acciones. En varias ocasiones recibió
dinero en efectivo para administrarlos. Tras una relación de tres años,
Gallego Soto siguió el mismo camino que Perrotta y desapareció en 1977. Otra derivación que tuvo la investigación
fue el conocimiento de un acuerdo entre el ERP y la empresa Shell, en el que se
trató con el propio Santucho, de armas y dinero a cambio de no interferir las
actividades de la multinacional anglo-holandesa. El asunto no salió del
secreto de las partes. Todo lo afirmado bajo el conocimiento del embajador de
Cuba, Emilio Aragonés Navarro y su
colaborador Gustavo Hernández.
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