lunes, 7 de octubre de 2019

VOLVIÓ LA TRANSPARENCIA


Dejamos constancia que a pesar de la foto (una demostración que debió ser impedida por la justicia) en la R.A. no hay una sola condena por el delito de genocidio.

Una vez más, como tantas otras anteriormente, la justicia vuelve a mostrar su no independencia del poder político. Ahora lo hace ante la gran posibilidad que el kirchnerismo o cristinismo regrese al poder.

Lamentablemente nos quedamos con la amarga sensación que los jueces solo se hicieron los valientes contra los militares y demás miembros de las Fuerzas Legales del estado… ellos sabían que por su formación profesional ese colectivo de personas se sometería de derecho y acataría las decisiones de la justicia.


Como lo expresara hace muy poco Juan Martín Perkins, “ellos están enteros, a pesar de todo, y esperan.... esperan y esperan”. Cabe preguntarse: ¿Qué es los que ellos esperan? Para este espacio ellos esperan que el estado les garantice el debido proceso y que la justicia mida a todos con la misma vara, por esa esperanza paciente es que hemos iniciado nuestra petición para que se disponga una auditoría jurídica sobre todo lo actuado en los llamados juicios de lesa humanidad, con participación de la partes y se cumpla el dictamen de los peritos… no permitamos otro caso como el de Santiago Maldonado.





Por Miguel Wiñazki

CON HUGO MOYANO Y GERARDO FERREYRA VOLVIÓ LA TRANSPARENCIA
Los sobornadores van siendo excarcelados y los muertos de la AMIA no tendrán justicia.


La foto de Gerardo Ferreyra festejando su libertad. (minutodecierre.com)

Llegó la transparencia. Arribamos al fin a la era de la verdad. Sinceramente ya todo se perfila con luminosa claridad. En la tribuna de la CGT aunada ahora a la CTA, se vio claro: los Moyano y sus amigos y sus viejos enemigos expusieron con su pura presencia la realidad sin camuflage. Son ellos. Nunca se fueron. La burocracia sindical argentina con su fuerza incólume y petrificada no defrauda jamás. Cuando despertamos los dinosaurios seguían allí. Alberto Fernández advirtió que no puede prescindir de los antiguos reptiles.

Los fósiles vivos no están solos. Ahora vuelven al ruedo compañeros arcaicos, liberados y millonarios como Gerardo Ferreyra, el dueño de Electroingeniería acusado y procesado por pagar coimas, quien ha enunciado, para que quede claro el numen de su pensamiento esclarecedor: “El juicio por la causa de los cuadernos no va a arrancar nunca, como el de la AMIA”.

El ideario nacional y popular fue explicitado en blanco sobre negro: la causa de los cuadernos ya fue. Y si vos querés y si no querés da igual, la de la AMIA también.

Los compañeros sobornadores van siendo excarcelados, y los muertos de la AMIA no tendrán justicia. Fernando Esteche, agitador intelectual y material del Pacto con Irán está en la calle, y todos juntos con los Moyano, con Gildo Insfrán, con Manzur, con Alicia Kirchner, con Alberto Rodríguez Saá y con los corazones batientes del nido profundo de la Argentina feudal mantienen férrea la sartén por el mango y al mango también.

Alberto F. deberá lidiar con todos ellos. Resuenan los tamboriles de las murgas, los bombos de los descamisados tutelados por los gordos que reinan como Budas amantes del asado y del vino con soda.

El país es una fiesta.

Aturden los simplismos que llueven desde todos los olimpos de los poderosos argentinos.

La salud del modelo corporativo y feudal de la Argentina es rebosante. Mantiene gran potencia electoral, y une a caciques políticos, grandes barones de la industria, sindicalistas oligarcas, y sectores de la Justicia que no quieren estar lejos de la hoguera del poder real que ya irradia su potencial calor y protección.

La sociedad pareciera percibir que el modelo feudal corporativo es más eficaz en términos económicos.

Para eso ha contribuido el FMI. Ha sido una solución que es a la vez un grave problema. En Ecuador, también bajo ajuste del Fondo, hay estado de sitio, o de excepción, como lo llaman allá tras la explosión de la gente ahogada por el desgaste de los bolsillos vacíos y los aumentos. No es una comparación arbitraria. Lenin Moreno había invertido las políticas verticalistas y bolivarianas de Rafael Correa, su otrora socio y luego gran enemigo. Lenin parecía haber vencido al correísmo. Ahora el bolivariano observa el desmoronamiento progresivo de su sucesor, así como Cristina mira desde su ascenso la parábola en baja de Macri que transita altisonante por las calles buscando el improbable milagro.

El capitalismo feudal latinoamericano no se concilia con el esquema liberal, trasnacional, crediticio y disciplinador del Fondo que suma historias de auxilios fracasados.

Es un escenario complejo, un laberinto con dos salidas atascadas; la de aguda cleptocracia feudal por una parte, y por otra parte la de las deudas contraídas e impagables en tiempo y forma.

Hay algo más, hay un núcleo cultural, un bloqueo socioemocional sellado a fuego. Es una barrera, una piedra gigante que impide salir. No es un conjuro tramado por demonios externos. Es lo que llamaron algunos filósofos latinoamericanistas un “núcleo ético mítico”, un conjunto de creencias raigales que trabaron la imaginación política, que nos embrujaron con la suposición de que la subordinación a los jefes comarcales eternos de las provincias, a los gremialistas inmunes a toda investigación, y a los líderes hechiceros y carismáticos nos protege de todo mal.

Es un gran miedo, un pánico, una parálisis existencial y colectiva que nos ata siempre al mismo sitio. Es una mitología uteromórfica, cálida y matadora.

El núcleo feudal es un sistema inmunológico frente a toda novedad, es una garantía de repetición de lo mismo por sobre la irrupción de cualquier diferencia. Los que se presentan como diferentes también repiten los viejos errores; como la levedad demagógica respecto de la economía para prometer sin poder hacer. Esto atravesó también los últimos cuatro años.

Todo es un delirio que prevalece, que viene de lejos, que hipnotiza, que vence, que domina y que somete.

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