“Nada va bien en un sistema político en que
las palabras contradicen los hechos”.
Napoleón Bonaparte
las palabras contradicen los hechos”.
Napoleón Bonaparte
Antes de la epidemia, el Ejecutivo
había obtenido del H° Aguantadero una delegación de facultades de tal dimensión
que, cuando la crisis sanitaria se hizo presente, le permitió gobernar por
decreto; a ello se sumó el pánico al contagio que invoca el Legislativo para
mantenerse totalmente inactivo pero, eso sí, cobrando íntegramente las dietas
de senadores y diputados, centenares de asesores y miles de empleados.
Cuando la sociedad, con el ruido de
las cacerolas, exigió a la clase política la misma "solidaridad" que Alberto Fernández nos reclama, sólo
obtuvo excusas basadas en falaces argumentos; en consecuencia, seguiremos
pagando esa inicua fiesta. En la medida en que no concurren al trabajo y los
empleados públicos no gastan en transporte ni en viandas, sus sueldos han
aumentado sensiblemente, pero nada parece conmoverlos.
Otra razonable pregunta, dada la
necesidad de flexibilizar la ya insoportable cuarentena, cruzada por las
expectativas de que la pandemia alcance su pico de contagios en la segunda
quincena de mayo, es cómo reaccionará entonces el Gobierno cuando llegue ese
momento y haya gastado este recurso de protección social.
El Gobierno optó, razonablemente al
principio, por un duro confinamiento que, al mantenerse por ahora sine die, se exageró
hasta límites que están llevando, ya sin duda alguna, a una catástrofe
económica, inédita en su magnitud. Casi ningún país ha cerrado sus bancos, por
el inmenso costo que esa medida tiene sobre la actividad de la sociedad.
El Presidente, como la inmensa
mayoría de sus colegas, entre cuidar la salud o la economía ha privilegiado a
la primera en desmedro de la otra; pero aquí otros factores impedirán una
salida ordenada del confinamiento: la alta inflación, la total carencia de
crédito y el riesgo enorme de una corrida bancaria. Esa es la razón por la
cual, aunque por la falta de testeo ignoramos en qué situación real nos
encontramos ante el Covid-19, seguimos en un virtual corralón financiero, que
complicará aún más el futuro del país.
Mientras tanto, el kirchnerismo
duro, con la conformidad expresa de Alberto Fernández, avanza con actitudes de
neto corte chavista; sus mayores proyectos, al menos por ahora, son el
espionaje ideológico de la sociedad, la "importación"
de pseudo médicos cubanos, la intención de estatizar los servicios privados de
salud, la intervención a la fábrica de respiradores, los controles municipales
de precios y, por supuesto, el proyecto de "Impuesto
Patria" -¡qué facilidad para encontrar nombres honorables para los
delirios totalitarios!-, presentado por Máximo Kirchner y Carlos Heller y,
obviamente, patrocinado por Cristina Fernández que, para eso, sí está dispuesta
a permitir que el Senado sesione.
Resulta notable que, mientas el
primero integra la familia que debería encabezar el ranking de argentinos
ricos, el segundo presida el banco del Partido Comunista que, por tratarse de
una cooperativa (Banco Credicoop), no paga el impuesto a las ganancias. Aunque
resulte pesado, reitero que, si los Kirchner devolvieran lo robado durante sus
doce años en el poder, la Argentina podría adquirir con tranquilidad todos los
insumos médicos necesarios para dar batalla al virus y, por supuesto, no
hubiera necesitado caer nuevamente en default. Pero, claro, estoy pidiendo algo
que no sucederá, aunque los pocos bienes que conservan en el país (hoteles,
departamentos, cocheras, los US$ 5 millones de Florencia, etc.) sean finalmente
decomisados por la tan venal y cobarde Justicia federal.
Un párrafo aparte merece la absurda
discriminación que el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta,
impondrá a partir del lunes a los mayores de 70 años, invocando el mayor riesgo
frente al Covid-19, que literalmente los pondrá en detención domiciliaria; no
se les ha ordenado la colocación de una tobillera electrónica sólo porque no
tiene suficientes. Se trata de una población aún muy activa y consciente de ese
riesgo y que, por ello, se cuida mucho, como han demostrado los mayores que se
han aislado voluntariamente en las parroquias de las villas porque no les
resulta posible hacerlo en su hábitat natural, siempre hacinado. Se trata de
una medida ética y constitucionalmente reprochable, que avanza sobre nuestras
libertades individuales y que debe ser derogada de inmediato.
Como recordará, hace tiempo propuse
la formación de un partido, al cual llamé "de
la Austeridad y la Decencia"; muchos me acompañaron en esa patriada e
inclusive, hicieron fundamentales aportes doctrinarios; lamentablemente, luego
debí olvidarlo por las necesidades propias de un angustioso año electoral. Hoy,
en su lugar, me he sumado a Unidos, una iniciativa que encabezan varios jóvenes
amigos, todos ellos absolutamente intachables e interesados sólo por el país y
su futuro. Luego de leer sus claras propuestas:
Los exhorto también a hacerlo,
porque la Argentina lo necesita.
Bs.As., 18 Abr 20
Enrique Guillermo
Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
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E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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