Lo único que nos
faltaba... el terrorista Firmenich, uno de los responsables del período
más violento del siglo XX en nuestro país, nos viene a dar consejos de economía
para recuperar a nuestro país de la crisis económica que como un Tsunami
barrerá a la economía, después de haber sufrido el ataque de un virus menos
letal –hasta ahora– que la organización que él dirigía[1]. Esos dirigentes, algunos de ellos
ocuparon cargos de funcionarios del estado, legislativos y cobraron fortunas en
concepto de indemnizaciones de las consecuencias de una guerra declara
unilateralmente por las organizaciones políticas-militares y terroristas de
esos años. Inclusive hasta figuran en placas conmemorativas en el llamado
parque de la memoria.
Nunca los terroristas,
ahora llamados jóvenes idealistas, hicieron una autocrítica de su decisión de
tomar el poder a través del poder emanado de las bocas de los fusiles, y cuya
época más virulenta fue justamente en el período de un gobierno democrático; el
que se vio arrinconado hasta ordenar el aniquilamiento del accionar subversivo.
Ahora esos personajes y
algunos de sus herederos se encuentran embarcados en una aventura más
peligrosa… llegar al poder aprovechando las debilidades de la democracia y de
un pueblo que ha caído en una profunda ignorancia. Una vez en el poder
intentarán modificar y alterar a las instituciones democráticas y quedarse en
el poder eternamente. Tal como lo vemos desde hace más de sesenta años en Cuba,
en Venezuela desde que Chávez asumiera el poder el 2 de febrero de 1999,
Nicaragua desde 1979 a la fecha y podemos agregar a todos los integrantes del
Grupo de Puebla. El Foro de Sao Paulo se está cumpliendo fase por fase y la
mayoría de los argentinos lo ignora. Dios se apiade de nuestro querido país, porque este delincuente terroristas, exiliado en España, vaticina o promueve un futuro estallido social.
[1] Dirigía y no
conducía al frente de los jóvenes, a quienes les habían dado la pastilla de
cianuro para que se suicidaran, mataron y mutilaron a miles de personas
(mujeres, niños, empresarios, políticos, militares, policías etc. Mientras los
dirigentes vivían en un exilio dorado gracias al dinero obtenido por
secuestros, robos, etc. Un conductor está al frente de su tropa y la
conduce en las operaciones estando muy cerca de ellos y no a miles de
kilómetros de distancia.
El
economista y ex integrante de Montoneros, Mario Firmenich, planteó que la
continua postergación del “pico de la curva” es un alerta de que algo no está
bien previsto y advirtió que sostener el encierro puede tener un alto riesgo
Mario
Firmenich
22
de mayo de 2020
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El economista y ex integrante de Montoneros, Mario Firmenich, hizo públicas una serie de consideraciones sobre la continuidad del aislamiento social, preventivo y obligatorio que decretó el presidente Alberto Fernández, y los altos riesgos de su prolongación, la que puede generar una reacción violenta de la sociedad.
“Nadie
discute que la decisión de la cuarentena total adoptada antes de que el
coronavirus se propagara fue una decisión correcta. Pero todos
sabemos que sería suicida mantener la cuarentena durante un tiempo
indeterminado, paralizando todas las actividades sociales y económicas”,
advirtió Firmenich.
En este sentido, el economista coincide
con la afirmación de que “una caída económica se recupera pero una vida perdida
no”. Sin embargo, alertó sobre el alto riesgo cuando se trata de pequeñas
pymes, de trabajadores autónomos, de comercios familiares y microempresas que
permiten la subsistencia día a día de millones de personas. “En
estos casos es la ruina familiar y personal, incluyendo la muerte por múltiples
motivos de muchos miembros de estas familias desamparadas. Es ingenuo creer que
con un subsidio temporal de 10.000 pesos se evitan esos dramas”, afirmó.
En su documento, publicado en la Agencia
Paco Urondo, el ex integrante de Montoneros, advierte sobre la existencia de un
riesgo evidente en caso de continuar con el aislamiento: “La
prolongación indefinida de una cuarentena ruinosa para millones de personas
para ‘mantener achatada la curva’ puede terminar en una rebelión social contra
la cuarentena por el estado de necesidad. El resultado sería un
contagio masivo con millares de muertes, perdiéndose el logro de minimizar los
fallecidos y con una debacle socioeconómica”.
A continuación, los principales conceptos de su
artículo:
La cuarentena exitosa… ¿hasta cuándo?
Nadie discute que la decisión de la
cuarentena total adoptada antes de que el coronavirus se propagara fue una
decisión correcta. Pero todos sabemos que sería suicida mantener la cuarentena
durante un tiempo indeterminado, paralizando todas las actividades sociales y
económicas.
Si bien es cierta la afirmación de que una
caída económica se recupera pero una vida perdida no, la afirmación deja de ser
cierta cuando no se refiere a la macroeconomía sino a la pequeña actividad de
trabajadores autónomos, comercios familiares y microempresas que permiten la
subsistencia día a día de millones de personas, porque en estos casos es la
ruina familiar y personal, incluyendo la muerte por múltiples motivos de muchos
miembros de estas familias desamparadas.
Es ingenuo creer que con un subsidio temporal
de 10.000 pesos se evitan esos dramas.
Una Nación de 3 millones de Km cuadrados y
un pueblo de 45 millones de personas en medio de una crisis nacional y global
no puede ser conducido como una sala de terapia intensiva.
El presidente Alberto Fernández durante una de las conferencia de prensa en la que anunció la continuidad de la cuarentena
La
continua postergación del “pico de la curva” es un alerta de que algo no está
bien previsto. Se ha comentado que la predicción “científica” es que en
Argentina se contagiarán con el coronavirus 250.000 personas. Pero,
si después de casi dos meses de cuarentena no se han contagiado ni 8.500,
¿tendremos semiparalizado al país durante 56 meses más esperando el contagio de
otros 241.500 argentinos? Hay algo absurdo en estas predicciones “científicas”.
Existe un riesgo evidente: la prolongación
indefinida de una cuarentena ruinosa para millones de personas para “mantener
achatada la curva” puede terminar en una rebelión social contra la cuarentena
por el estado de necesidad. El
resultado sería un contagio masivo con millares de muertes, perdiéndose el
logro de minimizar los fallecidos y con una debacle socioeconómica.
“Si después de casi dos meses de cuarentena no se han contagiado
ni 8.500, ¿tendremos semiparalizado al país durante 56 meses más esperando el
contagio de otros 241.500 argentinos?”
Es imperioso modificar la estrategia para
aprender a convivir con el coronavirus manteniendo una baja tasa de contagios.
Parece de sentido común que si el virus penetra por los ojos, la nariz y la
boca, el problema se soluciona cubriéndose los ojos, la nariz y la boca. Para
decirlo con cierta ironía, si se fuera obligatorio para todos andar en la vía
pública con un casco de moto, podríamos estar todos trabajando normalmente con
un casco de moto en la cabeza.
Aun cuando se impusiera ya mismo una
salida de la cuarentena con todos los medios apropiados de control sanitario,
el gobierno debería enfrentar una situación socioeconómica que ya es ruinosa. Se
impone como urgente necesidad un programa económico de reconstrucción y
reactivación económica que no puede limitarse a imprimir cantidades
ilimitadas de billetes.
La reactivación económica
Si la gestión de la pandemia finaliza
exitosamente, la realidad postpandemia será una desolación
económica y social, con más del 50% de la población en estado de pobreza,
incluyendo probablemente un incremento de la población excluida del sistema,
con inexistencia de los puestos de trabajo tanto formales como informales que
permitían a millones de argentinos sostener su nivel de vida, con inexistencia
de capital privado para la creación de nuevos emprendimientos, sin
financiación internacional para suplir la falta de capital privado nacional,
con un déficit fiscal mayúsculo y una inflación real muy superior a la previa a
la pandemia.
Vale la pena acotar que es erróneo y engañoso calcular el índice general de precios al consumo promediando precios de productos cuyas ventas estuvieron prohibidas. Si la producción automotriz del mes de abril fue ¡CERO!, carece de sentido promediar un “aumento cero” del precio de los automotores. La inflación real durante la cuarentena es la del alza de los precios de los productos esenciales, siendo lo relevante el alza de precios de alimentos y productos básicos.
Es una obviedad decir que el gobierno
deberá desarrollar múltiples políticas públicas destinadas a reconstruir (más
que reactivar) un tejido económico-social que ha sido destruido.
En este sentido, debería ser obvio también
que no
se saldrá de la depresión económica regalándole un pobre plato de comida a la
mitad de los argentinos. Lo necesario es invertir para generar
emprendimientos económicos que regeneren los millares de empleos que han
desaparecido.
Sólo así se podrá recomponer también las
finanzas públicas y controlar la inflación.
Plan de Reactivación
¿Reactivando las deformaciones
estructurales preexistentes?
Todos sabemos que la crisis social,
laboral y económica de Argentina no nació con el coronavirus. El aparato
productivo que se ha destruido durante la cuarentena no era precisamente un
ejemplo virtuoso de productividad y sostenibilidad, ni de justicia social, ni
de vanguardia tecnológica, ni de eficiencia.
A la hora de “reactivar la economía”, ¿se
reactivará el sistema ineficiente, injusto, insostenible, dependiente,
excluyente y atrasado que existía antes? No debería ser así.
Un plan de emergencia nacional debería ser
pactado en el Consejo Económico y Social.
Como suele decirse, las crisis presentan
oportunidades de transformación para mejorar la realidad preexistente. No
deberíamos desperdiciar esta oportunidad.
"No
existe un movimiento popular políticamente organizado capaz de ser un motor
político generador de propuestas estratégicas e impulsor de las
transformaciones estructurales necesarias"
Los planes de emergencia socioeconómica
para el corto plazo deben ser concebidos como los primeros pasos de un proyecto
largo plazo. Para ello, es necesario primero definir los rasgos estructurales
del Proyecto Nacional y a partir del mismo adoptar un conjunto de medidas aptas
para salir de la emergencia pero que estarían comprendidas en la maqueta del
proyecto de largo plazo.
La necesidad de superar la actual
impotencia del movimiento popular para impulsar un nuevo Pacto Constituyente
para el desarrollo de un Proyecto Nacional
Hace algunas décadas hablar de movimiento
popular en Argentina era sinónimo de hablar del Movimiento Peronista.
Sin embargo lo que existe hoy como “peronismo” no
es un movimiento políticamente organizado. Basta con mencionar algunas
evidencias básicas que definían al peronismo: “El Peronismo es un movimiento de
masas y el Partido Justicialista es sólo una herramienta electoral”
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