por Enrique Guillermo Avogadro
Porque desde estas modestas columnas -que
no utilizan el lenguaje "inclusivo"- no dejaré de defender a la
República y a la democracia y, consecuentemente, seguiré enfrentando al
Gobierno y oponiéndome a los bastardos avances que realiza sobre la Justicia
para lograr la impunidad de Cristina Elisabet Fernández y el resto de su banda
gangsteril, presumo que pronto estaré en los radares del INADI (Victoria
Donda), del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad (Elizabeth Gómez
Alcorta) y del NODIO (la montonera
Miriam Lewin), el nuevo organismo creado para vigilarnos.
Si bien obedeció al pedido de la marioneta
que dice ser Presidente -"si ven que me equivoco o me aparto de mis
promesas, salgan a la calle y recuérdenmelo"- el gran éxito del banderazo
del lunes 12 superó las expectativas de los propios autoconvocados en todo el
país; la pretensión de los lenguaraces gubernamentales de minimizarla fue
impedida por los videos que inundaron las redes. Como fui uno de los miles de
"malos" que estuvieron en el Obelisco protestando contra esta
-todavía- "dictablanda", me alcanza la perversa descalificación del
Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, que notoriamente posee "capacidades
psicológicas diferentes".
La falta de fe en la permanentemente
contradictoria palabra presidencial y la reiteración infinita de torpezas que
exhibe la gestión son de tal magnitud que cada anuncio provoca una reacción
contraria de los mercados: bastó que Alberto Fernández dijera que no
confiscaría los depósitos en dólares para que se aceleraran rápidamente la
devaluación del peso y la caída en las reservas del Banco Central, ya
exangües.
Mientras el Gobierno se entretiene con sus
virulentos y aviesos avances contra la Constitución y la división de poderes
para intentar que no avancen las causas por corrupción a la procesada
Vicepresidente, y en sus descarados ataques a la propiedad privada, continúa
fracasando estrepitosamente en todos los campos que más inquietan a la
sociedad: la inflación, la inseguridad cotidiana, el desempleo, la pobreza y la
indigencia, la desnutrición infantil creciente, la falta de inversiones, el
cierre de empresas, la fomentada ocupación de tierras en los conurbanos, el
avalado y violentísimo "independientismo" mapuche, los contagios y
los muertos por Covid, la desesperanza que lleva a la emigración, y el
deterioro generalizado de la salud por la irracional cuarentena.
Ya se piensa en suprimir las PASO, un
formidable instrumento para organizar a toda la oposición republicana tras
propuestas comunes, algo en lo que muchos estamos trabajando. Pero,
lamentablemente, concentrar los esfuerzos en las próximas elecciones con la
actual dinámica diaria de los acontecimientos equivale a discutir el sexo de
los ángeles. Es que, sin duda, fin de año se constituirá en un momento bisagra
y obligará al Frente de Todos a tomar decisiones tanto en el raro formato de su
diseño de poder cuanto en el elenco ministerial; por primera vez, y en medio de
la fenomenal crisis multifacética que sobrevendrá, un gobierno perón-populista
carece de instrumentos para controlar sus efectos sobre la población y eso no
permite siquiera imaginar hoy qué podrá suceder entonces en la calle, cuando el
kirchnerismo pierda definitivamente todo atisbo de gobernabilidad.
No tiene -y asegura que no quiere tener- un
plan económico, y eso repercute en la conducta de empresarios, acreedores y
hasta de la población en general, que corre a tratar de salvar sus ahorros. Si
sigue emitiendo billetes para compensar el déficit público y sostener el
perverso sistema de subsidios, y mantiene o agrava los controles sobre la
compra de dólares, la devaluación del peso se agudizará aún más, con natural
impacto sobre la inflación ya desmadrada. Y la inexistencia de nuevas
inversiones, producto de la inseguridad jurídica y de la desconfianza, impedirá
la creación de empresas y de puestos de trabajo.
El oficialismo, totalmente desconectado de
la realidad y para complicar aún más el ya dramático escenario, utiliza su
menguante poder no sólo para intentar "reformar" la Justicia, liberar
a peligrosos delincuentes o condonar la monumental estafa de Cristóbal López al
fisco sino que, "combatiendo al capital", atacar a la industria del
conocimiento, dificultar la generación de empleo, crear nuevos impuestos
confiscatorios, intentar expropiar empresas, trabar a las compañías energéticas
y de comunicaciones, tolerar la prepotencia sindical y recortar ingresos a los
distritos gobernados por la oposición.
Amén de las odiosas y erróneas
comparaciones con otros países en lo que a la lucha contra el Covid, exhibe
flagrantes contradicciones: sus embajadores expresan, ante los organismos internacionales,
la sinuosa posición del Gobierno frente a la probada violación de los derechos
humanos por Nicolás Maduro, presuntamente justificada por la no intervención en
los asuntos internos de Venezuela, mientras apoya descaradamente a Evo Morales
y a su facción ante las elecciones de mañana en Bolivia[1], llegando al
extremo de autorizar que centenares de miles de ciudadanos de ese país voten
masivamente en las mismas escuelas a las que no permite que retornen los chicos
a clase por miedo al contagio.
Finalmente, saludo hoy a mis muchos amigos
peronistas en su Día de la Lealtad, el único en el año en que no se traicionan.
Por mi parte, aviso, estaré nuevamente en la calle el próximo 4 de noviembre.
Bs.As., 17 Oct 20
[1] Por haberse editado 2 días tardes,
las elecciones en Bolivia ya fueron ganadas en primera vuelta por el candidato
de Evo Morales.
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