Por Roberto
Cachanosky
12 febrero, 2017
En las últimas
semanas, algunas víctimas del terrorismo han transitado por algunos medios
exponiendo sus sufrimientos. Se ve a periodistas y juristas escucharlos con
atención y decir que lamentan los que les pasó pero que como hubo terrorismo de
estado no tienen nada que reclamar. Algo así como: tengo que darte la razón
para no quedar mal ante el público, pero me importa un carajo si los
terroristas mataron a niños, a gente inocente, si secuestraron o torturaron.
Nunca se ve una condena explícita y categórica hacia el terrorismo e
inmediatamente remiten a la represión militar a partir del 24 de marzo de 1976
para desviar el eje del debate, no mostrar las atrocidades que cometieron los
terroristas y volver a centrar la atención en el golpe militar.
En rigor hacen casi
lo mismo que cuando entrevistan a una persona que se defendió de un acto
delictivo. ¿Usó el agredido una fuerza excesiva contra el delincuente que lo
amenazaba con un arma? ¿No podía defenderse de otra manera? ¿Tenía balas el
revólver con que lo amenazaba el delincuente? ¿Estaba seguro que el delincuente
le iba a disparar? Nuevamente la víctima del delito pasa a ser sospechosa para
muchos periodistas, con lo cual alientan la criminalidad y las muertes de
inocentes porque terminan envalentonando a los criminales, cuando no terminan
justificándolos.
Volviendo al tema
principal, este sistemático comportamiento de buena parte del periodismo
demuestra que su supuesta defensa de los derecho humanos es solo una postura y
que en última instancia comparten el proyecto autoritario que a sangre y fuego
quisieron establecer en Argentina y en buena parte de América Latina
organizaciones terroristas entrenadas en Cuba, Libia y con el apoyo de la Unión
Soviética.
El grado de cinismo
de buena parte del periodismo llega a niveles tales como querer hacer un
arbitrario corte el 24 de marzo de 1976. ¿Por qué ese deliberado corte
histórico? ¿Es que ese día se levantaron de mal humor una docena de generales y
empezaron matar y desaparecer gente? No, el corte se hace deliberadamente el 24
de marzo de 1976 porque durante la época de Perón comienza el terrorismo de
estado con la creación de la Triple A. Un grupo que fuera de la ley empezó a
combatir al terrorismo.
En rigor desde
España, Perón alentó a los terroristas
en sus fechorías y luego, cuando llegó a la Argentina y vio que los terroristas
querían coparle el poder, es Perón el que inicia la acción contra los
terroristas. El punto de máxima tensión llega el 25 de septiembre de 1973, dos
días después de que Perón gana las elecciones de septiembre de 1973, cuando
Montoneros asesina al dirigente sindical José Ignacio Rucci, amigo de Perón. El
mensaje de Montoneros fue muy claro a Perón, o hacía una revolución al estilo
cubano para establecer una dictadura o ellos la iban a hacer por su cuenta
desalojando a los tiros y los bombazos al gobierno de Perón.
La realidad es que el
periodismo nunca dice que los terroristas atacaron a un gobierno elegido en las
urnas, el de Perón. En ese momento no combatían contra el gobierno militar,
combatían contra un gobierno elegido por el voto.
Frente a este
asesinato y tantos otros, Perón reacciona y lanza todas las fuerzas legales y
no legales para combatir a los terroristas, pero por conveniencia política
muchos dirigentes políticos y periodistas hacen silencio sobre el período
previo al 24 de marzo de 1976. ¿Por qué no hablan de esos años anteriores a
marzo de 1976? Tal vez por ignorancia o, lo que es más grave, porque es
políticamente incorrecto señalar a Perón como el que inicia la cacería fuera de
la ley de los terroristas. Es esa postura la que los hace poco serios como
periodistas.
Pero ojo que también
fue terrorismo de estado lo que hicieron los terroristas. En efecto, el apoyo
logístico, entrenamiento y financiamiento que recibían de Cuba los transforma
en una fuerza agresora externa que mediante el terror apoyado en estados
extranjeros intentaron tomar por la fuerza el poder en Argentina para
establecer una dictadura. En otras palabras, muchos de los terroristas hoy
andan dando vueltas por los medios hicieron terrorismo de estado y deberían
estar presos. Es más, siendo que el terrorismo de estado de los terroristas se
apoyaba en estados extranjeros, es, a mi juicio, mucho más grave que el
terrorismo de estado de los militares, porque mediante el terror otro estado
quiso tomar el poder en Argentina. En todo caso acá hubo dos terrorismos de
estado, pero el más grave fue el de los terroristas apoyados por estados
extranjeros.
Cabe aclarar,
también, que hay serias sospechas que acciones terroristas utilizaron el apoyo
logístico de gobiernos provinciales que simpatizaban con los sectores
marxistas, lo cual los hace terroristas de estado, como fue el caso del
mencionado asesinato de Rucci.
Luce patético también
que algunos periodistas sostengan que si bien la cifra de los 30.000
desaparecidos no es cierta, hay que mantenerla como un emblema nacional.
Ninguna mentira puede ser emblema nacional y menos se puede construir un país
basándose en la mentira. Eso muestra, una vez más, que mucho periodista y
político no tienen realmente interés en los derechos humanos, sino que solo
pretenden defender a los terroristas con los que simpatizan forzando el
argumento hasta el ridículo para no reconocer que los montoneros, ERP y demás
bandas armadas también cometieron crímenes de lesa humanidad.
Ahora que se está
levantando el velo de tanta mentira y hechos que tratan de ocultarse de la
década del 70, pareciera ser que los falsos defensores de los derechos humanos
buscan nuevos argumentos para defender a los terroristas de estado apoyados en
estado extranjeros.
Como última reflexión
le formulo la siguiente pregunta: ¿cómo llamaría Ud. a un argentino que se
levanta en armas contra un gobierno elegido por el voto para establecer una
dictadura mediante el terror, siendo apoyado, estimulado e impulsado por un
gobierno extranjero?
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