sábado, 18 de febrero de 2017

MILES DE PRESOS POLÍTICOS ESPERAN SER LIBERADOS EN ARGENTINA

16 de febrero de 2017 - 20:02  - Por Luis Leonel León

"En Argentina hay más de 3.000 presos políticos, a quienes se les ha violado el derecho de defensa. No se les ha concedido la presunción de inocencia. No se ha respetado el debido proceso legal", denunció el activista cubano Armando Valladares

Los abogados Santiago Sinópoli y Victoria Villarruel, poseen amplia experiencia
en la investigación de los temas vinculados con los presos políticos en Argentina.
CORTESÍA / Wenceslao Cruz
“En la década de los 70’ hubo terrorismo en la Argentina. Se ha dicho y se ha hecho mucho a favor de las víctimas de las fuerzas estatales que tuvieron que recuperar el estado orden en ese país. Pero se ha dicho muy poco de los terroristas que también causaron víctimas”, señaló el destacado abogado y politólogo boliviano Carlos Sánchez Berzaín, en la presentación del coloquio “Derechos humanos y juicios de lesa humanidad en Argentina”, que sesionó en Casa Bacardí, sede del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos (ICCAS) de la Universidad de Miami.

“Hoy en Argentina hay más de 3.000 presos políticos, a quienes se les ha violado el derecho de defensa. No se les ha concedido la presunción de inocencia. No se ha respetado el debido proceso legal. No se les ha permitido tener jueces imparciales. Se ha presumido su culpabilidad como cuestión de Estado. Desde antes de ser detenidos y enjuiciados, ya estaban condenados por decisión política de un régimen tan arbitrario como corrupto”, denunció el intelectual y activista cubano Armando Valladares, al presentar a los dos abogados argentinos protagonistas del evento, Santiago Sinópoli y Victoria Villarruel, con amplia experiencia en la investigación de los temas.

“Estas conferencias tratan de reclamar por los olvidados, por los estigmatizados, por los derrotados, por los sin voz. Esta es una causa en la que yo milito porque fui un día un preso político, un preso de conciencia, un estigmatizado, un sin voz, una víctima de la dictadura castrista”, recordó a los presentes Valladares, quien sufrió en las cárceles cubanas desde experimentos psicológicos y biológicos hasta trabajos forzados y celdas de aislamiento sin luz ni natural ni artificial.

Ser políticamente correctos, a veces es cobardía

“Muchos de los presos políticos que hay en Argentina están enfermos y debían de ser puestos en libertad de inmediato. Pocos periodistas y organizaciones se atreven a denunciar esa situación. Por aquello de ser ‘políticamente correctos’ y a veces esa corrección es una zona reservada a la cobardía. Por suerte una ola de repudio a lo políticamente correcto recorre el mundo en estos días”, expresó Valladares, autor de Contra toda esperanza: 22 años en el Gulag de las Américas (1985), memorias de sus años en presidio.

Miembros del panel que denunció la situación de los presos políticos en Argentina,
en una conferencia en la Universidad de Miami. Miembros del panel que denunció la situación
de los presos políticos en Argentina, en una conferencia en la Universidad de Miami.
CORTESÍA / Wenceslao Cruz





“Este foro tiene el objetivo de escuchar a valientes defensores de las víctimas de ese silencio cómplice y de apoyar a los voceros de los olvidados. Hay presos políticos en las peores condiciones en las cárceles argentinas que han llegado a tal condición por el sólo hecho de que fueron escogidos por los Kirchner para dar un escarmiento, para que ‘nunca jamás’, en lugar de ser una frase de defensa de los derechos humanos, se convierta en una señal de terror para los defensores de la libertad. Los que con la metralla mataron a seres humanos inocentes y llenaron de luto hogares argentinos durante la guerra subversiva, después, desde el gobierno, siguieron llenando de tristeza y lágrimas los hogares argentinos”, concluyó el prisionero de político del castrismo por más de 22 años y luego embajador de Estados Unidos en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

Los que ganaron militarmente la guerra, fueron derrotados políticamente

Berzaín insistió en que la administración de los Kirchner (2003-2016) estuvo absolutamente vinculada al castrismo y el chavismo y formó parte del proceso de desinstitucionalización de la democracia que vive Las Américas, además de la extendida corrupción que los caracterizó y que cada vez se hace más evidente.

“Resulta que en el gobierno de los Kirchner, los vencedores de esa guerra -que se llamó Guerra Sucia de los 70’ en la Argentina y que fue un proceso de sublevación urbana- aunque ganaron militarmente la guerra, fueron derrotados políticamente. Y a través de una serie de procedimientos cuasi legales, cuasi jurídicos, fueron convertidos en presos políticos, que no existen por cientos como los hay en Venezuela, Cuba o Bolivia, sino que son miles de presos políticos los que por estas razones hay en Argentina”, enfatizó Berzaín, creador y director ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy (IID), institución que el pasado año, en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, realizó un primer foro sobre los presos políticos en ese país.

El dinero, y no las ideas, lo está manejando todo

“La dictadura militar en la Argentina desapareció, pero luego ocurrió algo que tal vez ha sido peor. Aún hay miles de presos políticos. Muchos de ellos condenados en juicios exagerados y sin garantías”, explicó el Dr. Sinópoli, para quien “El juicio imparcial no existe. La imparcialidad de los jueces no existe. El dinero, y no las ideas, lo está manejando todo. Todos los procesos son caricaturas de procesos. Y más allá del maquillaje de juicios justos, lo que hay es un exterminio. Pues muchos de los presos políticos que hay en Argentina ya tienen 65 años y cuando sufren una enfermedad terminal los mandan a las casas, pues nadie quiere que le carguen esos muertos. Todo esto en Argentina no lo van a escuchar porque el relato oficial histórico es que la culpa de todo es de los militares”, afirmó el destacado abogado, doctor en Ciencias Jurídicas por la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires.

Para la abogada Victoria Villarruel, es importante reconocer que el régimen cubano tuvo gran influencia no sólo en las acciones terroristas en la Argentina de los años 70’, sino también en toda la región, principalmente en los países de Colombia hacia el sur, a donde con más fuerza exportó su Revolución.

Los años 70’s: la etapa más sangrienta de Argentina

“Hay tres elementos importantes en este contexto. El primero es que todo ocurrió en el marco de la Guerra Fría. El segundo, fue la infiltración del marxismo en la Iglesia a través de la llamada Teología de la Liberación. En 1967 se creó en Argentina el Movimiento de sacerdotes para el Tercer Mundo. Un grupo de sacerdotes y religiosas que criticaban la dominación imperialista y el capitalismo. Su consigna era era ‘La violencia de los oprimidos no es violencia, es justicia’. Varios de ellos se adhirieron a la Teología de la Liberación y algunos se convirtieron en terroristas. Estos sacerdotes adoctrinaban jóvenes, escondían armas en los altares. Y el tercer elemento fue el peronismo. Estos tres elementos maduraron y convirtieron la década de los 70’ la etapa más sangrienta de nuestro país”, manifestó Villarruel, vicepresidente de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.

Un mundo mejor jamás sobrevendría poniendo coches bomba

Villarruel contextualizó y pormenorizó los dos principales grupos terroristas responsables de innumerables crímenes en la Argentina de los años 70, que abiertamente reconocían su inspiración en Cuba: los Montoneros (organización guerrillera nacida en el seno de la Iglesia Católica y del peronismo) y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP, organización armada que fue la estructura militar del Partido Revolucionario de los Trabajadores, que se abrazó al indigenismo y al ateísmo marxista).

Según Villarruel, en el 2003 y hasta 2016, con el gobierno de los Kirchner, se fortaleció el relato parcial de los años 70’ en Argentina, resaltando el supuesto rol histórico de los terroristas bajo la concepción que sólo era jóvenes idealistas en busca de un mundo mejor:

“Un mundo mejor que jamás sobrevendría poniendo coches bomba. Con los Kirchner se reabrieron juicios de lesa humanidad contra los agentes del Estado, pero el Estado omitió cuidadosamente reabrir juicios de lesa humanidad contra los terroristas. Se ha impedido que las víctimas de los terroristas lleven al estrado a sus victimarios. El dolor de los años 70’ es de todo un pueblo que se ha desagrado y debe ser atendido por el Estado con igualdad. No hay muertos de primera o segunda. El Estado no debe fomentar esta visión discriminatoria de los derechos humanos. Las víctimas, a 40 años de los hechos, esperan el reconocimiento de sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación”, reclamó la coautora, junto con Carlos Manfroni, de Los otros muertos.

Los militares: material descartable para las nuevas generaciones

En su conferencia, Sinópoli enfatizó en el concepto, desarrollado por de Freud, de la transmisión transgeneracional de la actitud y la creencia, que analiza la “cadena de transmisión de significaciones que se lega de generación en generación, y que abarca ideales, mitos, modelos identificatorios y enunciados discursivos que involucran lo dicho, pero también lo que se omite por efecto de represión. De manera que tales enunciados adquieren la fuerza de mandatos cuya determinación es inconsciente”.

“Las nuevas generaciones ven a los militares como material descartable”, afirmó Sinópoli, quien además ha fungido como abogado mediador, consultor psicológico, especialista en derecho público y docente en la Escuela del Cuerpo de Abogados del Estado y militar, cerró su conferencia con una anécdota simbólica:

“El otro día, fuera de Argentina, entraba al baño en un aeropuerto y aparece un oficial uniformado una persona cuidaba el baño le dice: ‘Gracias por el servicio que me presta’. Yo estuve 35 años en las Fuerzas Armadas de mi país y nunca nadie me dijo gracias por el servicio que presta”.

“Luego de 12 años de un gobierno donde los derechos humanos fueron bastardeados, mantenemos la esperanza en la democracia. Esperamos que con el nuevo gobierno la Argentina sea un ejemplo de los Derechos Humanos y un país donde el terrorismo se ha enseñoreado”, concluyó Villarruel.


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