Por Mariano Obarrio
El fallo de la Corte
del 2 x 1 generó opiniones ideologizadas y otras políticamente correctas. La
ley del 2 x 1 fue aberrante para todos los delitos: asesinato, secuestro,
violación o crímenes de lesa humanidad. Pero si rigió entre 1994 y 2001 y los
defensores de los represores la invocaron, la Corte Suprema habrá encontrado
razones jurídicas para resolver su aplicabilidad.
Los motivos son los
principios de igualdad ante la ley y de ultractividad de la ley más benigna. Se
juzga un hecho ocurrido cuando esa ley regía y por lo tanto le caben al
condenado los mismos beneficios del 2 x 1 de los que gozaron violadores o
asesinos. Más allá de que todos hemos condenado el 2 x 1 y por eso fue derogado.
La ley del 2 x 1
ocurrió por los abusos de las prisiones preventivas que perjudicaban a
detenidos sin condena. El objetivo se desnaturalizó y se transformó en sinónimo
de impunidad y de exceso de garantismo.
Los terroristas de
Estado y los terroristas revolucionarios habían sido condenados en 1985/86 y
cumplieron prisión hasta que Carlos Menem indultó a todos en los años 90. Todos
salieron en libertad. Cuando asumió
Néstor Kirchner se reabrieron juicios hacia un solo lado: los represores
que cometieron crímenes de lesa humanidad.
Pero nunca se
reabrieron los juicios a los terroristas que también cometieron crímenes de
lesa humanidad, que también deberían ser juzgados como imprescriptibles al
igual que los represores. Si los terroristas internacionales que volaron la
AMIA, la embajada de Israel, las Torres Gemelas, los de ISIS, Al Qaeda, ETA o
IRA cometieron crímenes de lesa humanidad reconocidos por los principales
tribunales internacionales, y por lo tanto son imprescriptibles, también
entonces los cometieron los terroristas que volaron la sede central de Policía,
el departamento de Sanidad, los regimientos de Azul o de Formosa, o el
departamento del almirante Lambruschini.
Todos esos crímenes
fueron hechos sangrientos que buscaban fines políticos: doblegar a una
sociedad, en plena democracia algunos, sometiéndola al terror y al
autoritarismo de las armas y de la muerte. Y en última instancia tomar el
poder. Se hablaba de que “el poder estaba
en la boca del fusil”. Y que “cuanto
peor, mejor”.
Se reivindicaban los
atentados y se secuestraba y mataba a mansalva a sindicalistas, militares,
policías, empresarios, sociedad civil, mujeres, hombres y niños.
¿No
eran crímenes aberrantes? Claramente. Pero los terroristas no tuvieron juzgamiento
después de los 90, caminan libres, hacen política, dan lecciones de democracia,
y cobraron indemnizaciones y pensiones. No tuvieron el beneficio del 2 x 1,
sino del 0 x 0, que en las mátematicas siempre dará igual a CERO. Condena CERO.
Por lo tanto, la
Justicia argentina -también la política y el periodismo- tiene una deuda
pendiente: revisar los crímenes de los cuales fueron víctimas del terrorismo
miles de ciudadanos argentinos, juzgarlos y condenarlos. Y en algunos casos,
también tendrán el beneficio del 2 x 1, de acuerdo al último fallo de la Corte.
Ese será el verdadero paso para llegar a la verdadera igualdad ante la ley. A
la Justicia y la reconciliación. Sin discursos vacíos, tuertos ni políticamente
correctos.
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