Señores Académicos y
Amigos:
Habiendo visto las
consecuencias del fallo en los distintos grupos de la sociedad y conociendo en
detalle la situación del colectivo integrado por militares, policías, etc. que
se encuentra presos, siendo yo a la vez, parte interesada en este problema,
pues tengo una gran cantidad de camaradas y amigos, entre ellos tres compañeros
de mi promoción que se encuentran en prisión preventiva desde hace seis o siete
años y dos más fallecidos en prisión, uno de ellos en circunstancias de
negación de atención medica que motivó una denuncia por homicidio contra los
jueces actuantes, quiero hacerles llegar mi visión como integrante colateral
del grupo afectado.
Importa saber que
quienes integran este grupo, se encuentran en una verdadera situación de
abandono jurídico-político, pues para las autoridades del Poder Judicial este
tema no tiene solución jurídica y por lo tanto la solución debe ser política,
mientras que para las autoridades políticas no hay dudas que la solución debe
ser jurídica, creándose así una verdadera zona de nadie, una nebulosa de la que
emerge una conclusión: "los presos
militares, policías, etc. son un problema, pero son un problema de otros y por
lo tanto que lo solucionen otros", continuando su lento evolucionar
que lleva -y lo digo sin cinismo- a la solución del problema por muerte, pues
ya han fallecido 401 prisioneros, el 18,5% del total, de ellos 59 fallecieron
en el gobierno del Presidente Macri. En el caso de la Armada fallecieron el 30%
de los presos.
En esa quietud del
lento desaparecer, el fallo de la Corte -con el que concuerdo, pero para cuyo
análisis hay en la Academia voces mucho más autorizadas que la mía- produjo
inicialmente una ola de esperanza entre los presos, que se revirtió
posteriormente ante una avalancha de opiniones contrarias, fundadas o no, a las
que se sumaron las autoridades argentinas con un conjunto de acusaciones y
justificaciones cruzadas para no herir la línea de lo "políticamente correcto". Eso me lleva a tratar de
comprender el efecto general del fallo más allá de los efectos jurídicos inmediatos,
en su incidencia en la vida republicana.
El último fallo de la
Corte marca la política.
Si bien, era esperado
desde tiempo atrás pues el tema de la aplicación del 2x1 era seguido con
atención por algunos grupos de militares presos que podrían llegar a ser sus
beneficiarios, la reacción habida, hábilmente dirigida por un grupo
ideologizado, ha superado límites que no me hubiese imaginado, logrando el
cambio de posiciones públicas de autoridades nacionales, provinciales, y
eclesiásticas entre otras, así como así como el establecimiento de una especie
de competencia en la que la marca de éxito estaría dada por la gravedad de los
denuestos contra los Ministros de la Corte firmantes del voto mayoritario, así
como contra los procesados con o sin sentencia.
Como resultado de lo
vivido en la semana, tendremos una nueva ley tendiente a limitar la aplicación
del 2x1 al grupo militar, la que generará más confusión y violará una vez más
el principio constitucional de igualdad ante la ley, apartándonos del camino
hacia la Justicia y hacia una posible solución, alejándonos de la deseada
estabilidad jurídica. Afirmándose la idea que para los militares no hay
justicia, hay venganza.
Quedan por destacar
dos aspectos que aunque no están relacionados con el fallo en sí mismo hacen a
nuestra vida republicana:
a- El primero, que a
mi juicio ha sido una oportunidad perdida para avanzar en el logro de la
pacificación del país, pues hubiese sido suficiente que una autoridad nacional
hiciese constar la posición del gobierno: "la
justicia es independiente y los fallos deben ser cumplidos", pudiendo,
o no, agregar, si concordaba o disentía en lo relacionado con el fondo de la
cuestión. En lugar de avanzar, se ha generado entre los presos y otros grupos
sociales un fuerte sentimiento de sorpresa, traición y desesperanza; a la vez
que se han fortalecido las posiciones de los más ideologizados y revitalizadas sus capacidades de poder.
b- En segundo lugar,
creo que la reacción social podría llegar a mostrar, me atrevo a decirlo no
siendo en absoluto experto en la materia, un grado de histeria colectiva e
hipocresía tal que asombra y que quizás merezca un estudio específico pues
podría permitir la adopción en tiempo record de decisiones de gobierno fuera de
toda lógica y razonabilidad.
Surgen finalmente dos
preguntas que hacen a la esencia del gobierno: ¿Será esto una consecuencia de
actuar preferentemente dando prioridad a lo "políticamente
correcto" en desmedro de la verdad?, y finalmente comparándonos con el
mundo externo: ¿Cómo se relaciona la situación argentina mencionada herencia de
los 70 y que nuestro gobierno hace lo imposible por ignorar, con la solución
que comienza a aplicarse en Colombia y que fue elogiada en su momento por
nuestro mismo gobierno?
Los saluda
atentamente.
Enrique
E. Molina Pico
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!