Claves de la defensa
nacional- Por Alberto Asseff [1]
08.08.2018
Por Alberto Asseff *
El Preámbulo de
nuestra Constitución es la excelsa síntesis del programa de la Nación. Como sus
metas son ambiciosas, su vigencia es permanente, más allá de que pasen las
décadas. Siempre habrá algo más por hacer para la unión nacional, para promover
el bienestar general, asegurar la libertad, consolidar la paz interior, proveer
a la defensa común y otros inmensos fines que enuncia esa introducción de
nuestra gran ley. Por ello, sus mandas nos obligan hoy como ayer.
Es la Constitución la
que nos impele a disponer de defensa nacional y de seguridad interior. No es,
pues, faena de tal o cual gobierno, de este u otro régimen. Todos están
-estamos- obligados a defender el país, y dar protección y seguridad a sus
habitantes. En 1983 la dictadura militar entregó el poder a la democracia
completamente fracasada. Empero, la democracia no supo o no pudo o no quiso
construir una transición. El Juicio a las Juntas terminó desmañado por las
leyes de punto final y obediencia debida, y los indultos de los noventa sucumbieron
con las ulteriores nulidades de aquellas dos normas y la reapertura de los
juicios, sin punto final y sin obediencia debida que valgan.
Con más búsqueda de
la venganza que de justicia, con más objetivo de revancha que de reparación.
Aunque si hablamos de ésta, sólo en los noventa se erogaron tres mil millones
de dólares en indemnizaciones. Y en el gobierno anterior se otorgaron pensiones
vitalicias a los combatientes civiles, que contrastan irritantemente con las
que percibe, por ejemplo, la hermana del soldado Luna, asesinado en el ataque
dominguero al Regimiento de Formosa, en 1975. Jovita Lidia Luna cobra, neto a
pagar 286,31 pesos.
INEPTA
PARA LOS ACUERDOS
En este asunto de
Defensa somos, como en otras áreas, adeptos a los vaivenes, enemistados de la
mera idea de una estrategia sostenida y continuada. La democracia no es perita
en transiciones, como parece inepta para los acuerdos, salvo el Pacto de
Olivos.
Ante flagelos
lacerantes como la pobreza, la corrupción, la inflación, la ausencia de horizonte
para el trabajo joven, el calvario de los jubilados, la democracia es incapaz
-hasta ahora- de concordancias. Cada sector va a su juego. Falta a luces vista
el juego común. Para "proveer a la
defensa común" llegó el tiempo de reconstituir las capacidades
operativas de las Fuerzas Armadas para disuadir ataques, persuadir a los
eventuales agresores de que el país responderá sin cortapisas y proteger el
territorio, los recursos, las vidas y los bienes de la Argentina y de los
habitantes, ciudadanos y residentes bienvenidos.
Las amenazas e
hipótesis de conflicto -que no son fantasmas, sino concretas y reales- hoy no
se limitan a las agresiones estatales. Descartados afortunadamente los vecinos
-con los que el desafío es profundizar la integración, en las antípodas de los
diferendos-, la posibilidad de un ataque estatal extranjero es tenue. Empero,
sí podemos ser embatidos por el terrorismo -narco o no-, el delito
transnacional organizado -trata de personas, tráfico de órganos-, las pesca
ilegal depredatoria -es un hecho-, el narcotráfico expansivo que es amo en el
espacio aéreo, con aptitud para crear territorios donde se enseñorea -caso Orán
(Salta)-, los ciberataques, contrabando en gran escala de recursos vitales,
estragos en el medio ambiente, entre otras acechanzas.
El decreto 727/2006
restringió hasta límites irracionales el rol de las FF.AA., y las hipótesis de
agresiones y amenazas externas. Por eso, sin necesidad de enmendar la ley, con
un nuevo decreto habrá que modificarlo, de modo de coordinar las funciones de
Defensa y Seguridad.
Deberán mantenerse
los deslindes entre inteligencia interior y exterior, y entre seguridad
interior y defensa nacional, propiciando su interacción en el marco del
concepto de Seguridad Ampliada. Ello en virtud de la comprobada conexión entre
los delitos y amenazas en el interior del país con los de origen externo. En
materia de Seguridad Interior, las Fuerzas Armadas brindarán exclusivamente
apoyo logístico (Vigilancia Electrónica, Transporte, Comunicaciones, Sanidad) e
intercambio de información.
BASTA
DE LUTO
Lo principal es
revalorizar a los militares en la democracia. El lapso de luto y llanto por la
dictadura ya pasó con creces. Así como nadie imagina a Putin degradando a sus
Fuerzas Armadas enrostrándoles los crímenes de Stalin, o a Trump reprochando a
las suyas las enormidades cometidas en Vietnam, en nuestro país terminó la
estigmatización.
Es hora de "proveer a la defensa común", vale
reiterarlo. Los derechos humanos deben llegar a las FF.AA. para proteger a sus
miembros. Desde 1986 murieron 78 militares por accidentes derivados de la
obsolescencia del material, de lo cual el trágico hundimiento del San Juan es
una flagrante prueba. Amparados, los militares protegerán nuestras vidas,
libertad y bienes, sin perjuicio de que todo nuestro sistema institucional y
plexo legal deben concurrir a esos supremos objetivos.
Es una grave
irresponsabilidad política que las FF.AA. continúen debilitadas, que sean "fuerzas desarmadas". No hay
fundamento ideológico que incida y si lo hace habrá que ponerle fin. Es verdad
que son momentos de vacas flacas, pero las FF.AA. no pueden ingresar a la
franja de los famélicos. Porque si fuere así, definitivamente la Argentina
tendrá un porvenir tan incierto como de pobreza asegurada. La antítesis del
programa preambular de la Constitución.
Obviamente, el gasto
militar deberá -como todo el gasto público- racionalizarse y habrá que separar
claramente la parte destinada a sueldos y mantenimiento del asignado a
recuperar sus capacidades operativas, atendiendo al concepto contemporáneo de
velocidad para actuar y medios electrónicos para la respuesta. No se puede
culminar sin recordar que para que el mandato de la ONU y de la cláusula
transitoria primera de la Constitución -negociar la soberanía de las Malvinas y
de todo el espacio insular y marítimo que abarca la grave cuestión con Gran
Bretaña- la diplomacia necesita el respaldo de la defensa nacional. Igual que
lo hace Londres con su Foreign Office.
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