Descripción o sinopsis:
Un
joven oficial de nuestro Ejército nos dejó una lección póstuma sobre el
significado del patriotismo y la ofrenda de la vida por la Patria; el Teniente 1° Roberto Néstor Estévez,
hijo de esta tierra misionera, en la que transcurrieran su niñez y su adolescencia.
El día 27 de marzo, en la sede de su Regimiento,
el 25 de Infantería, de Colonia
Sarmiento, en la provincia de Chubut, a pocas horas de partir para el frente de
las Malvinas, sin duda recogido en el silencio de su habitación, dejó trazado
de su pluma estos párrafos que siguen, cuya lectura despiertan la emoción y
aviva el sentimiento patrio. Es una carta premonitoria de su destino que dirige
a su padre, don Roberto Estévez
antes de partir el 27 de marzo de 1982. Esta debía ser entregada por un
camarada a su padre en caso de que el muriera en combate, lo cual ocurrió dos
meses más tarde en el combate de Darwin-Pradera del Ganso.
Texto:
Querido
Papá:
Cuando
recibas esta carta yo estaré rindiendo
cuentas de mis acciones a Dios Nuestro Señor.
Él, que sabe lo que
hace, así lo ha dispuesto: que muera en el cumplimiento de mi misión. Pero
fijáte vos ¡Qué misión! ¿No es cierto? ¿Te acordás cuando era chico y hacia
planes, diseñaba vehículos y armas todos destinados a recuperar las Islas Malvinas y restaurar en ellas Nuestra
Soberanía? Dios, que es un padre generoso, ha querido que éste, su hijo,
totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda
a nuestra Patria.
Lo único
que a todos quiero pedirles es: 1°) Que restauren una sincera unidad en la
familia bajo la cruz de Cristo. 2°) Que me recuerden con alegría y no que mi evocación
sea la apertura a la tristeza y, muy importante, 3°) que recen por mí.
Papá,
hay cosas que, en un día cualquiera no se dicen entre los hombres, pero que hoy
debo decírtelas:
Gracias
por tenerte como modelo de bien nacido, gracias por creer en el honor, gracias
por tener tu apellido, gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre
española, gracias por ser soldado, gracias a dios por ser como soy que es el
fruto de ese hogar donde vos sos el pilar.
Hasta
el reencuentro, si Dios lo permite. Un fuerte abrazo.
Roberto
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