La persona que entrevistó al Papa Francisco, es la hija del señor
coronel don Alejandro Duret, dejado en libertad por falta de mérito, en el
juicio oral por hechos ocurridos cuando
él padre era teniente recién ascendido, se comprobó que él no había conocido a
la víctima motivo del juicio. La Cámara
de Casación un año después lo sentenció a 15 años de prisión en Marcos Paz, sin argumentos nuevos en su contra.
Roma, 16 de mayo de 2013
Queridos hijos y nietos de PPs,
PPs, familiares y amigos de PPs:
Esta mañana nos recibió Monseñor Mamberti, Secretario de Relaciones del Vaticano con los Estados. Junto con su secretario,
Giuseppe, que tomaba nota
atentamente de nuestras palabras. Permanecieron con nosotros cerca de una hora.
Encomendado mi día al Espíritu Santo, después de un apretón
de manos a modo de bienvenida, le dije que:
Venía en representación del
grupo de Hijos y Nietos de Presos
Políticos cuyos padres y abuelos eran juzgados y condenados ilegalmente. Expliqué que se violaba, para ello, la
Constitución y las leyes. Por ejemplo, papá había estado en prisión preventiva
por 3 años y 7 meses, cuando la ley indica un máximo de 2 años.
Hijos y Nietos de Presos Políticos |
Le conté sobre mi preso en
particular (que fue absuelto, liberado, condenado en segunda instancia, sin
nuevas pruebas y sin darle la posibilidad de defenderse en juicio, y nuevamente
apresado tras un sospechoso accidente de los dos jueces que lo absolvieron. Ah!
Y que el desaparecido del que lo acusan es amigo reconocido públicamente de Cristina y Néstor).
Lo relacioné con todos los
casos de condenados sin pruebas, incluso mencioné el ejemplo de quién estaba de
luna de miel el día que ocurría el delito de que lo inculpaban. Hice especial énfasis
en el trato inhumano que reciben quienes están enfermos física y psíquicamente,
por la edad, debido no sólo a la falta de personal y de insumos, sino también a
la falta de voluntad.
Me preguntó por la edad de mi
papá y se sorprendió ante mi respuesta: 60. "Entonces
tu papá eran muy joven como para tener responsabilidad en..." Le
confirmé que tenía 23 años y que habían mucho más también jóvenes como papá.
Le dije que para los presos, en
términos de papá, cada segundo eran horas y que esperaban con ansias los días
en que nos veía. Le dije que él, por suerte, gozaba de buena salud, pero que
había quienes no y que incluso estaban lejos de sus familias y que no contaban
con los medios económicos para viajar a visitarlos. Hice como un resumen para
que quedara claro lo dolorosa que es nuestra situación.
Le repetí varias veces que
necesitábamos que se supiera en el mundo lo que estaba ocurriendo en nuestro
país con nosotros. Le pude decir que decir que éramos hijos de militar era mala
palabra, que si nuestro papá estaba preso creían que "algo habrá hecho" y que si además sabían que éramos
católicos, más puertas se nos cerraban. Por todo esto, nuestro grupo es apolítico
y de cualquier religión y llevamos la bandera del dolor de tener a nuestros
padres o abuelos presos por procesos ilegales.
Aprovechando la cruz que talló
papá para Francisco, le conté que
había casi 200 muertos en cautiverio. En la cruz de madera hay talladas tantas
rayas como presos hay en el módulo de papá de Marcos Paz, y tantas rayas como muertos de ese mismo módulo. Le
manifesté mi especial preocupación por las familias que pierden a sus seres
queridos en estas condiciones. ¿Cómo sobrellevan ese dolor? No somos rencorosos,
creemos saber canalizar nuestro dolor hacia el bien, y no queremos que otras
generaciones señalando a Guillermina,
que dibujaba en el papel de Giuseppe
sobre la mesita ratona, sufran por nuestro presente.
Le pregunté si estaba al tanto
de esto que le contaba. Me dijo que sí y me preguntó, en su trabado español,
por qué ayuda espiritual recibíamos. Le conté que en su mayoría, los presos
eran católicos y practicantes, pero que no sabía si les dejaban celebrar la
Misa en los penales. Que en Marcos Paz,
por ejemplo, no. Esto le pareció terrible. Le dije que sabía que los presos se
juntaban a rezar el Rosario un vez por día o por semana... yo no estaba segura.
Le aclaré que allí estaba el Padre Von
Wernich y que tenía prohibido celebrar la Misa.
Le conté que los hijos y nietos nos sentimos postergados en nuestra vida, que vemos que la
vida sigue y que no podemos abocarnos a progresar porque en todo momento
tenemos presente la injusticia que estamos viviendo. Le conté que, en mi caso
particular, me cuesta mucho vivir tratando de olvidar que papá está preso y, a
la vez, tratando de no asumir que esto tiene que ser así. Como ejemplo de
nuestro esfuerzo, le conté que nosotros hubiésemos querido casarnos estando mi
padre en libertad, pero no sabíamos cuándo sería y no quisimos postergar más la
formación de una familia. En nuestro caso, papá había recibido permiso de la
justicia para entrarme a la iglesia; sin embargo, el ministro del interior dijo
"Duret no va" y Duret
se quedó vestido en la puerta del penal esperando que lo pasaran a buscar. Mi
marido, mientras retenía a Guillermina
que quería desarmar la orquídea del arreglo floral, acotó "es un claro ejemplo de que el poder político está por encima del
poder judicial".
Le mostré la tapa de nuestro
compilado de fotos y narraciones. La hicimos con pétalos del rosal de Marcos Paz. Le conté mi experiencia al
ver cuánto necesitaban desahogarse los que escribieron. Por su sonrisa, entendí
que le gustó el proyecto que realizamos. (¿Parece que le abrí los regalos casi
como Kristina!?)
Se sorprendió al saber que las
organizaciones de ddhh, igual que los querellantes, reciben dinero por cada
condenado. Lo comparamos con nuestra experiencia en EUA, donde supimos que los
defensores de ddhh lo hacen ad-honorem, porque creen en lo que hacen. Allí fue
cuando reiteré que necesitamos que se sepa la verdad, como decimos nosotros, de
la milanesa. Se rió por la expresión y hasta ¡creo que le dio hambre!
Llegué a decirle que el presidente de la suprema se expidió
diciendo que los llamados delitos de lesa humanidad eran una cuestión de
estado, con lo cual no hay defensa que valga para quienes estaban involucrados
en estas causas.
Le pedí su opinión y su
consejo, porque no sabemos qué hacer. Me respondió dos cosas: “que sigamos asistiendo a los presos y que
contamos con sus oraciones y las del Santo
Padre, ya que fue él quien le pidió especialmente que nos recibiera”.
(Les cuento que el miércoles la Basílica de San Pedro estuvo cerrada todo el
día porque había reunión de cardenales... A raíz de este comentario de Monseñor, estimo que el Papa hubiera querido recibirnos, pero tenía la agenda completa para
estos tres días).
Por último, le cedió la palabra
a su asistente. Enseguida preguntó
si habíamos intentado organizar una mesa de diálogo para lograr una conciliación.
Fuimos lo más breves posibles: cómo hacemos para negociar sino tenemos nada
para darles a cambio, cómo hacemos para conciliar si la otra parte no tiene
voluntad para hacerlo, cómo vamos a conciliar con gente que escribe las paredes
con "ni perdón... Juicio y
castigo". Asintió. Le dije que mi sueño era que surgiera la reconciliación de la otra parte,
pero que se necesita un milagro. Nos sugirió la intervención de un organismo
neutro. Le dije "buena idea!"
En algún momentito llegué a
decirle también que no sabía si lo que hacíamos servía para algo... incluso
llegar a molestarlos a ellos, que agradecíamos un montón todo este tiempo y la
mera aceptación de recibirnos, y que es que en nuestro país nos sentimos
atrapados y necesitamos que se sepa lo que nos pasa y que no encontramos
soluciones, por eso acudimos a ellos.
Sacamos una fotito con Monseñor, le dije que era para enviar a
todos los que estaban rezando por nuestro encuentro, que eran muchos. nos dio
un apretón de manos y le dejamos un abrazo a Francisco. Giuseppe nos
acompañó hasta el hall de recepción y nos despedimos hasta prontito.
Quedé en enviarle por email un
estado de situación de la asistencia religiosa que reciben nuestros presos.
Además de lo ya previsto, le entregué una pilita de estampitas con la imagen
del Cristo de los PPs de la capilla de
M.Paz, módulo IV. Se las había
mostrado como prueba de que nuestros presos son católicos y tienen fe.
Hasta aquí, el informe "formal". Además, les cuento
que el día anterior, justo cuando le dije a Santi que no sabía si servía para algo todo esa movida, me cagó un
pajarito en el brazo... Al día siguiente, después de la audiencia, ya a la tardecita
en la Fontana di Trevi... Hizo lo propio una gaviota! ¡En abundancia y en mi
hombro! Eso me devolvió la fe.
Lía
Duret y flia.
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