“Cuando ya ni
un perro pasa por la calle
Vos seguís
pendiente de cualquier detalle,
Y vagás
buscando restos de ternura
Como los
cirujas, entre la basura...” Chico Novarro
Tal como muchos preveíamos, el nefando aroma que
emerge de la Casa Rosada ha hecho que, finalmente, los habitantes de Comodoro
Py empiecen a fruncir la nariz con asco. En menos de una semana, varias de las
tortugas que pueblan el edificio de Retiro han comenzado a flexionar sus
músculos adormecidos y, lentamente aún, a entrar en las gateras para la gran
carrera con la que pretenden conmemorar el fin de una época y, a la vez,
reciclarse.
Ya el juicio oral en curso a personajes de la laya
de Avioncito Jaime y Schiavi señalaron un nuevo e inquietante movimiento pero,
el martes último, Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Federal anuló un dictamen fiscal que pretendía desactivar la causa iniciada por
la firma del contrato entre YPF y Chevron relacionado con Vaca Muerta y, como
consecuencia, ordenó continuar
investigando el caso, que involucra a la Presidente. Al menos, esa tarea
permitirá que los argentinos conozcamos los términos de ese acuerdo, hasta
ahora mantenido en secreto incluso frente a la Legislatura provincial que lo
convalidó.
La Corte, contra la cual tanto he dicho, parece
haberse dado cuenta que el presidencial aviso –“vamos por todo”- ya no estaba
tan dirigido a Clarín, en esa loca batalla que terminó en derrota el 7 de diciembre,
sino a las sillas curules del cuarto piso de Tucumán 550. Con la muerte de la
Dra. Argibay, rápidamente cerró filas –incluyendo al propio Zaffaroni- para
levantar un muro infranqueable frente al prometido avasallamiento. A partir del
jueves, cuando los ministros ratificaron la vigencia de la ley que lleva la
firma original de doña Cristina, entonces Senadora, y que redujo su número a
cinco jueces, y claramente explicó que mientras no se produzcan dos nuevas
vacantes el kirchnerismo no puede soñar, siquiera, con proponer un candidato;
aún así, para lograrlo entonces, doña Cristina debería contar, por convicción o
por “banelco”, con el voto de dos tercios de la cámara alta, un número que hoy
no tiene y que, dado el mismo olor fétido ya mencionado, será muy difícil de
adquirir.
Esto significa, además, llevar tranquilidad a la
ciudadanía en general, que hubiera debido preocuparse –y ocuparse- mucho más de
lo que ha hecho por la intención del oficialismo de designar doscientos
cuarenta y cinco conjueces para llenar igual cantidad de las vacantes, que ha
generado con su buscada paralización de los procesos de selección en el Consejo
de la Magistratura. Pese a que llevará al Congreso esa iniciativa, que pretende
aprobar sin reunir la mayoría legal, los
fallos que esos sospechados neo-magistrados puedan dictar serán revisados por
la propia Corte que, además, puede fulminar anticipadamente todo el proceso
declarando su inconstitucionalidad.
La
misma Cámara Federal, al fin, hizo precisamente eso con el inexplicable
mamarracho del memorándum que el ex Twitterman firmó con
Irán, que ya había quedado totalmente deshilachado por la resistencia de los
ayatollahs a aprobarlo. Ante tamaño deserción de los jueces que hasta hoy –hay
que recordar que anularon el valor probatorio de los miles y miles de mails
encontrados en la computadora de un testaferro de Avioncito Jaime- consideraba
propia tropa, el Gobierno ya interpuso recurso de casación, una instancia que
tampoco ya parece serle muy favorable.
La mayor prueba la dio la Sala IV de la Cámara
Nacional de Casación Federal, al rechazar, muy duramente por cierto, los
argumentos utilizados por la defensa de Guita-rrita y por el propio Fiscal de
Cámara (el inefable De Luca, integrante de la agrupación kirchnerista “Justicia
Legítima”, que encabeza la Procuradora Giles Carbó) para intentar
desincriminarlo en un juicio penal, en el que está imputado de realizar
negociaciones incompatibles con la función pública cuando era Ministro de
Economía, con la intención de robar para sus mandates la imprenta de billetes
que, entonces, se llamaba Ciccone. Seguramente, esa resolución de Casación será
apelada a la Corte Suprema pero, como ésta ha dicho hasta el cansancio que sólo
estudia sentencias definitivas, estoy convencido que ese recurso extraordinario
será rechazado.
Eso
pone, a Guita-rrita, al borde del procesamiento, y el Juez Lijo, y el Fiscal Di
Lello, que ya ha pedido que se lo llame a prestar declaración indagatoria,
avanzarán en ese sentido. La cuestión, entonces, pasará
por cuánta fidelidad o temor harán que Boudou calle y se convierta en chivo
expiatorio o incrimine a sus mandantes, la misma pregunta que me formulo
respecto a Báez, Fariña, Eláskar y el resto de los socios y testaferros de los
Kirchner que han sido expuestos por el periodismo a la luz pública. Nadie, en
toda la Argentina, puede creer que el actual Vicepresidente haya imaginado
armar, con la fábrica de papel moneda y pasaportes, una quintita propia en un
gobierno en el que sus funcionarios, antes de responder a un simple ‘buenos
días’, piden permiso.
El
otro tema que está avanzando es la denuncia de Prat-Gay por el indebido
–a la luz del presunto “sinceramiento” de las estadísticas del INDEC- pago de nada menos de dos mil millones de
dólares a los tenedores de los cupones de bonos atados al crecimiento del PBI
en 2009. Lamentablemente, resultará imposible recuperar ese pago de quienes
lo cobraron pero, al menos, nos quedará el consuelo de meter presos a los funcionarios que declararon poseerlos en sus
declaraciones juradas y que disponían información privilegiada (“inside
information”) para adquirirlos, como sucede en Europa y los Estados Unidos.
Pienso que también habría que investigar a quienes vendieron esos cupones
cuando se enteraron, con varios días de anticipación, que doña Cristina no los
pagaría en 2014.
Con
ese pseudo “sinceramiento” (el IPC-UN, reciente invento de Kiciloff, ya está
ocultando doce puntos porcentuales en la inflación anual),
que aún falta en las estadísticas de pobreza e indigencia que el INDEC se
rehusa a publicar, gran parte de lo poco que quedaba en pie del “relato”
también se desflecó; ahora resulta que también las tasas de crecimiento, como
los fantásticos préstamos imaginados y el ‘tren bala’, fueron verdaderos
cuentos chinos.
Cualquier ser normal –y la Presidente, pese a la
opinión generalizada, no escapa a esa categoría- se angustia cuando siente en
la nuca el hálito de una persecución en la nuca que que ésta, cada día, ha
comenzado a comerle un peón; resta sólo saber si optará por entregar a quienes
la rodean y enmascaran a los leones, confiando en que la omertá de los mafiosos
los hará callar o, por el contrario, por continuar abroquelándose frente al
“relatado” ataque, cuya autoría adjudica a los medios concentrados y a las
grandes corporaciones.
El martes pasado, lamentablemente, las máquinas
que están transformando a la calle Suipacha en peatonal, cortaron por accidente
el cable de suministro eléctrico a toda la cuadra y, por ello, no pude
concretar el programa de televisión previsto, para hablar de impuestos y de la
matriz recaudatoria, presente y futura, para devolver el federalismo a la
nación, con los doctores Eduardo Conesa y Guillermo Sandler; espero poder salir
al aire esta semana, en el horario habitual de “Un País Distinto”.
Enrique G. Avogadro
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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