jueves, 22 de mayo de 2014

FELICES LOS QUE TRABAJAN PARA EL 2015


“Felices los que trabajan por la Paz” fue el título del documento que los obispos argentinos difundieron tras la realización de la 107 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina. En general la dirigencia política partidaria hace una lectura de los documentos de los obispos, más preocupada siempre por el impacto mediático que puede llegar a generar que por el fondo de la cuestión. Cuando un dirigente está en funciones de Gobierno, además se preocupa por si existen señalamientos puntuales. Y cuando se está en la vereda enfrente, como opositores, se hace foco en la agenda que trata de marcar la Iglesia.


El tema adquiere más relieve en tiempos del Papa Francisco, cuando el Vaticano ha pasado estar más cerca para los argentinos, en el día a día. Pero a unos y otros algunas cuestiones se nos pasan de alto; o bien no nos detenemos a analizar el texto.

Y presurosos salimos a replicar, como se ha hecho en forma desafortunada desde lo más alto del poder politico, o peor aún a descalificar, como fue el caso del ex jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

Ambas respuestas parecen haberse detenido en los primeros siete puntos de la Declaración. Como si a la Casa Rosada no le hubiera complacido el diagnóstico de la realidad social que promueve el texto desde el inicio. Así poco y nada se repara en que el documento final es el resultado de los aportes que vuelcan en una Comisión los obispos de todo el país. Y que el encuentro fue promovido bajo la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” del Papa Francisco y sus propuestas programáticas.


Este Gobierno nacional, que desde 2003 hasta el presente ha tenido más desencuentros que comprensión con la Iglesia Católica, parece no querer aprender que los obispos no son un grupo de religiosos que juegan a la política y se ponen a garabatear un documento público en sus ratos libres. “Urge en la Argentina recuperar el compromiso con la verdad, en todas sus dimensiones. Sin ese paso estamos condenados al desencuentro y a una falsa apariencia de diálogo” señala en el octavo punto el documento.

Rescato este punto porque a partir del mismo, los Obispos concluyen en la necesidad de “construir la paz” y reparan en que todo parte de nuestros corazones, y somos cada uno de nosotros los que debemos cotidianamente tener gestos hacia la Paz. Claramente la Iglesia está mirando más adelante. Claramente extiende su mirada al 2015. Y hace un esfuerzo por meter en la Agenda de la discusión pública el tema de “la paz” que nos permita una mejor convivencia.

Y al hacerlo, las agrupaciones, frentes y partidos de opositores deberíamos ser los primero en aceptar el convite.


Deberíamos haber aprendido en más de 30 años de democracia que el tradicional documento de la Conferencia Episcopal nunca está dirigido a un sector sino a todos. Al conjunto del Pueblo. Y que sólo cuando quiere también es directo. Por ejemplo, al decir “Exhortamos particularmente a la dirigencia a desarrollar un diálogo que genere consensos y políticas de estado para superar la situación actual”.

Una invitación para los legisladores y dirigentes con ambiciones de gobernanza.

Deberían estar felices los que trabajan para el 2015. Los que trabajan para la Paz que necesitamos todos.


NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.



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