Probablemente el Padre Carlos Mujica haya sido uno de aquellos sacerdotes referidos
por el Papa Francisco cuando señaló,
hace pocas semanas, que “se habían
equivocado al educarlos (a los jóvenes) y acompañarlos en sus utopías”, una
sutil forma para definir el grado de responsabilidad de los “educadores” y la praxis revolucionaria
marxista-leninista.
Pero accediendo a información de la
época, y alguna más reciente, no parece que el sacerdote citado haya bendecido
y acompañado la violencia armada de ideología marxista, más allá de su
influencia, en un comienzo, en jóvenes que luego optaron por el accionar
guerrillero y terrorista.
Por cierto, Mujica no fue un Camilo
Torres Restrepo, sacerdote colombiano del Ejército de Liberación Nacional, muerto en combate en la selva.
Tampoco fue como el capellán de Montoneros, el padre Adur. Tampoco puede compararse con Fray Antonio Puigjané, condenado por su compromiso en el ataque al
cuartel del Regimiento 3 de Infantería
de La Tablada, en épocas democráticas (gobierno
de Alfonsín).
Fray Antonio Puigjané |
Pero Mujica jugó con fuego, y su destino final encuadra perfectamente en
la lógica de los procedimientos propios de las organizaciones subversivas
criminales, cuando uno de sus miembros, o de alguna manera relacionado con las
mismas, opta en sentido contrario y afectando los intereses u objetivos
políticos de esas “orgas”
terroristas.
Veamos pues el contexto de aquellos
años para tratar de comprender el por qué fue asesinado el sacerdote y quiénes
pudieron ser efectivamente sus victimarios. No esperemos que el “relato oficial” nos saque las dudas.
El 12 de mayo de 1974, el diario “La Nación” publicó lo siguiente:
“El
padre Mujica, que en los últimos
años desarrolló su acción pastoral en las villas de emergencia, se inició en
ese quehacer como parte del equipo sacerdotal que fuera creado en 1969. Con la
aprobación de monseñor Aramburu se
hallaba enrolado en el Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo”
“Hace
dos meses, sus disidencias con los sectores de izquierda del movimiento villero
se hicieron públicas. El 19 de Marzo
último publicó con su firma un artículo en un matutino porteño, donde
enjuiciaba severamente al marxismo y lo responsabilizaba del ‘ideologismo’ en
que han caído los jóvenes peronistas”
“Casi
al mismo tiempo, en nombre del grupo de sacerdotes que lideraba el padre Mujica, había hecho contactos en
las más altas esferas del gobierno”
Al día siguiente de su asesinato, el
diario “La Opinión” en su página 9,
publicaba un mensaje del padre Mujica
dirigido a la juventud.
“Somos
conscientes que sin las juventudes el proceso revolucionario impulsado por Perón irá al fracaso. Pero advierto a
esta misma juventud que está en una encrucijada: optar por la revolución
nacional que se nutre de nuestra esencia cristiana y popular, incorporando a
las fuerzas del nuevo orden revolucionario, que como señaló el presidente Perón se oponen a las
fuerzas del desorden...o hacerlo por el socialismo dogmático, es decir por un
modelo ideológico colonial, en manos de una ‘élite científica’, actitud que
lleva a la dictadura del proletariado, la que se convierte en dictadura sobre
el proletario”
El número 38 de la REVISTA “MILITANCIA”
(de Eduardo Luis Duhalde –nombre de
guerra terrorista “Damián”– y Rodolfo Ortega Peña), publica una foto del Padre Mujica vestido de gorila detrás
de una reja, y a continuación el siguiente
texto:
Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña (1970) |
“Dos
mil años de política terrena ha enseñado mucho a la Iglesia Católica que es la
negación del democratismo interno. Sin
embargo, comprendió hace muchos siglos las ventajas de tolerar las distintas
corrientes que se forman en su seno. A un ala conservadora y retrógrada se
opone siempre un ala liberal progresista. Una jerarquía pro-oligárquica convive
con sacerdotes del pueblo. Están los curas humildes y silenciosos, y están las
estrellas publicitadas. A esta última especie pertenece Carlos Mujica, super star”
“El
padre Carlos (como lo conocen las
feligresas de su antigua parroquia de Santa Elena), o el cura
Mujica (como le dicen en los ambientes políticos) o Carlitos (como lo llaman los vecinos de Copérnico y Gelly y Obes -
corazón del barrio norte), siempre ha sido un
movimientista nato. Como queriendo resumir en su persona todas las
corrientes internas de la iglesia, trata de ser al mismo tiempo un conservador-progresista,
un oligarca popular, un cura humilde y bien publicitado. Un revolucionario y
defensor del sistema. Y así le va con el resultado”
“Lo
dicho no es una acusación gratuita. Con su defensa apasionada del celibato
eclesiástico y del acatamiento sin protestas a la jerarquía, es tolerado por
los pre-conciliares, como "un muchacho rescatable".
“Su
pertenencia al Movimiento de Sacerdotes
para el Tercer Mundo, lo refiere a los sectores de avanzada. Su hábitat en
el barrio norte y sus amistades, le permite no romper los lazos creados en su
carácter de Mujica Echague. Su labor
religiosa en la Villa Comunicaciones lo emparenta con el pueblo. Su condición
de colaborador de Bernardo Neustadt
en la revista Extra, le abre las
puertas de la contrarrevolución, avalado por su círculo de relaciones (aunque a
pedidos de algunos amigos como Hermes
Quijada). Todo mezclado como en el
poema de Guillen”
“La
Biblia y el Calefón”,
diría Discépolo. Ayer misa por Carlos Ramus, luego responso a Bianculli,
guardaespaldas de la UOM, y hoy un oficio religioso para Isabelita (siempre queda la excusa que la religión no hace distingo
políticos, como si él fuera el único cura de la aldea).
Como si fuera un corcho, siempre
flotando aunque cambie la corriente. “Montonereando” en el pasado
reciente, “lopezrregueando” sin empacho después del 20 de junio, Carlitos Mujica, cruzado del
oportunismo, ha devenido en: “¡Depurador ideológico!”
“…por
todo lo expuesto quede Carlos Mujica preso en la cárcel del pueblo,
aunque se quede sin asistir al casamiento de la hija de Llambi con Sergio Patrón
Uriburu”
El Padre Carlos Mujica no pudo ir al casamiento mencionado como
tampoco a la cárcel del pueblo, como sugerían Duhalde y Ortega Peña. Al sábado siguiente Mujica era acribillado a balazos.
En el libro de Eugenio Méndez, “Confesiones
de un Montonero”, editado en 1985, encontramos lo siguiente:
“Muchos
militantes que sobrevivieron a aquello han atestiguado, además, que varios de
los atentados contra sedes de agrupaciones adictas a la ‘M’ fueron en verdad
autoatentados cuyo propósito tendía a que no se alentaran esperanzas de un
arreglo negociado en el peronismo. El montonero
Antonio Nelson Latorre, que se jactó en la ESMA de haber sido quien abatió al capitán Roberto Máximo Chavarri en Ezeiza (y no Horacio ‘Beto’ Simona), afirmaba muy
suelto de cuerpo que fueron montoneras las balas que desplomaron al padre Mujica en la noche del sábado 10
de mayo de 1974 a la salida de la capilla de San Francisco Solano. Según él, el
hecho se había justificado por la conducta que tuvo en el último tiempo quien
fuera fundador del Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo en la Argentina; se la evaluaba como
próxima a López Rega, lo que podía despertar ilusiones contrarias a la política de
ruptura con el justicialismo. Algo puede haber habido: en contraste con el
resto de la prensa, el diario Noticias minimizó la cobertura del asesinato.
Ante la protesta de lectores y de algunos redactores, Firmenich publicó cuatro notas apologéticas de Mujica que, de ser cierto lo de la autoría de su muerte, eleva a la
esquizofrenia la hipocresía de la Conducción Nacional (de Montoneros). Sobre todo de Firmenich,
que eligió a Mujica para bendecir la
ceremonia de su casamiento. ¿Qué podía negociar Mujica con el ‘Brujo’ a
quien recurría por sus villeros? ‘Galvanizaban la fuerza propia, matándolo’.
Quizás los Montoneros creían impedir
cualquier entendimiento dentro del peronismo.”
En octubre del año 2008, el Dr. Antonio Cafiero manifestó en un
programa de televisión (TN) “Tiene
la Palabra”, que el padre Mujica
fue asesinado por los Montoneros.
En esa oportunidad el Dr. Cafiero hablando en ocasión del
aniversario del 17 de Octubre, sostuvo que en el año 1974, cuando era
Presidente de la Caja de Ahorro, lo visitó el padre Mujica, cuarenta y
ocho horas antes de su asesinato. Le manifestó entonces “que estaba con miedo y que temía por su vida por reiteradas amenazas
que había recibido”. Ante una
repregunta del Dr. Cafiero, el sacerdote
le dijo textualmente: “A mí me van a matar los Montoneros, y que
las amenazas provenían de allí”.
En 2014, época de “relatos” oficialistas, siempre mendaces, acomodaticios, hipócritas
y convenientes para el “proyecto nacional
y popular”, lo relatado en esta recopilación nos permite inferir como muy
poco probable que los responsables de la muerte del padre Carlos Mujica sean los mencionados por el relato oficial (“Página 12”, “678”, etc.)
En todo caso, se ajustaría más a la
verdad histórica que hayan sido los mismos que fueron expulsados por el General Perón de la Plaza de Mayo (“mocosos
imberbes y estúpidos”) y calificados por él mismo como “mercenarios al servicio del dinero
extranjero”.
Serían
los mismos que hoy desde el gobierno, el congreso, ciertos estrados judiciales
y otros ámbitos, pululan embriagados por el odio, la sed de venganza y el
resentimiento propio de los “Sin Patria”.
NOTA: Las imágenes
y destacados no corresponden a la nota original.
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