Habiéndome enterado
por los medios de que ciertos personajes que llevan años en el poder,
gobernando mi Patria, en una supuesta “democracia”,
cuando en realidad es una embozada tiranía , en el medio del caos social, económico y político jamás visto en nuestros suelo,
que ha dividido y enfrentado a los argentinos, como ningún otro gobierno, que
su grado de corrupción no tiene parangón con cualquier otra época de nuestro
pasado histórico, hoy pretenden elevar al status de “Símbolo Patrio”, el pañuelo de las madres de Plaza de Mayo.
Creía haber visto,
por mi edad, leído y estudiado en los clásicos, si bien no todo, gran parte de
lo bueno y lo malo del hombre a través de su historia, pero siempre existen nuevas retorcidas
actitudes, que lo sorprenden más, y este, es uno de ellos.
Cuando Juré
solemnemente seguir a mi Bandera, si fuere necesario, hasta perder la vida,
jamás pensé, que se pondría a la altura de la misma, un signo tan trágico de
división y enfrentamiento entre hermanos. Como argentino, ME NIEGO a respetar ese símbolo partidista, utilizado para el
escarnio de hombres que lucharon por
nuestro suelo patrio, y para que la AZUL Y BLANCA, flamease libremente, en vez
de un trapo rojo, que es lo que ese pañuelo representa.
No cuestiono a las
madres en el dolor. Ese mismo dolor, lo han tenido, las madres, esposas e hijos
de los asesinados por el terrorismo apátrida, que defiende justamente, esa
señora de pañuelo implicada junto a su familia y seguidores en actos de
corrupción, que pronto saldrán a la luz.
Jamás
y con la misma vehemencia y convicción con que Juré lealtad a mi Bandera,
respetaré ese inicuo símbolo como un símbolo patrio, hacerlo me convertiría en
PERJURO, ya que si defiendo a mi Bandera, jamás podré
rendir honores a aquello, que justamente representa lo contrario, encarnado en
aquella obscena y canalla gorda, que con la misma impudicia que insulta a
nuestra Justicia, defeca en nuestra Madre Catedral, insulta al hoy Beato Juan Pablo II, agravia al Sumo Pontífice, defiende a terroristas de la ETA, y festeja el
derrumbamiento de las Torres Gemelas.
No Señor Director, no
puedo en nombre de mis hijos y nietos, aceptar esto, no como hombre, ni como
Argentino.
Estos mediocres
traidores, al igual que aquellos que una tarde, desde ese mismo recinto,
abrieron las cárceles, también en nombre de la democracia, y que fueron los
responsables de las muertes que después se sucedieron, no me van a condenar de nuevo, ni a mí, ni a las generaciones
venideras, a que rindamos pleitesía, a un símbolo que pudo nacer como algo
justo, pero por el odio de sus portadoras, con el devenir del tiempo a
diferencia de mi amada Bandera, su Escudo, Escarapela e himno, símbolos de la
Historia, no es un símbolo de unión de
amor y de paz entre los argentinos.
Jamás
lo aceptaré.
Córdoba 03 de Julio
de 2014
ALEJANDRO
JULIO ALIAGA
ABOGADO
T 48 F 477 CPACF
ABOGADO
T 48 F 477 CPACF
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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