Las Víctimas de las organizaciones terroristas
en Argentina en la década de 1970 son hombres, mujeres y niños -en su
mayoría efectivos militares y policiales- que fueron asesinadas, muertas en
enfrentamientos armados, atentados y en cautiverio, secuestradas o heridas por
los terroristas, que pretendían tomar el poder del estado por medio de la peor
violencia… la lucha fraticida.
Hoy rendimos un
sentido y sincero homenaje al señor Coronel
(P-M) Jorge Roberto Ibarzábal, quién se desempeñaba como jefe del Grupo de Artillería Blindado 1,
con asiento en la guarnición militar en la ciudad de Azul, tras un ataque perpretado
el 19 de enero de 1974, por la
organización terrorista Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP) fue secuestrado y mantenido cautivo durante
10 meses de martirio en las llamadas “cárceles
de pueblo”.
El ataque a la
guarnición militar de Azul, fue uno de los más salvajes ataques del terrorismo,
esa noche de enero los terroristas asesinaron al señor Coronel Camilo Arturo Gay -jefe del Regimiento-, a su señora esposa y al conscripto Daniel González que cumplía
con el servicio militar obligatorio. Fue también un estruendoso fracaso, ya que
no lograron su objetivo de capturar armas y explosivos necesarios para
continuar con su violencia. Después de sus crímenes se llevaron secuestrado al señor Tte. Cnel. Ibarzabal, para tratar
de negociar su libertad.
Tras 10 meses de
martirio en las llamadas “cárceles del
pueblo”, el 19 de noviembre de 1974
a la tarde, en San Francisco Solano, localidad de Quilmes (Buenos Aires), una
patrulla de control de ruta de la policía provincial advirtió el paso de tres
vehículos sospechosos, uno de ellos era una camioneta que llevaba en el techo
un armario metálico en el cual iba encerrado Ibarzábal. Al advertirlo, los efectivos policiales iniciaron la
persecución de los vehículos, iniciándose un tiroteo que terminó con la
detención de la camioneta, y quien se encontraba a cargo de la misma extrajo un
arma corta y efectuó un disparo al
interior del armario metálico que impactó en pleno rostro a Ibarzábal
ocasionándole una muerte instantánea. El terrorista arrojó el arma al suelo
y se entregó con los brazos en alto, sin resistencia.
Cuando los policías
lo detuvieron, comprobaron quién se encontraba en el armario. El estado físico de Ibarzábal era
deplorable, como consecuencia del prolongado encierro, en los que se lo
hacía rotar en forma periódica para evitar que las fuerzas del orden pudieran
localizarlo. Al día siguiente, en un
parte de guerra, el ERP justificó el asesinato.
Para Perón, que había asumido la Presidencia
apenas tres meses antes, el ataque a la guarnición
militar de Azul fue un desafío a su gobierno, como un ataque a las Fuerzas
Armadas y como una afrenta personal. Cargó las culpas sobre el entonces gobernador de Buenos Aires, Oscar Bidegain
-vinculado a Montoneros- y lo obligó
a renunciar.
Luego, en dos
mensajes, uno al pueblo y otro a los militares de Azul, Perón habló de "aniquilar" y "exterminar
uno a uno" a los guerrilleros a quienes calificó de psicópatas.
Por primera vez un presidente constitucional usaba esos términos para definir
el combate contra al flagelo terrorista.
Señor
Coronel Ibarzabal… ¡PRESENTE!
Sinceramente,
Pacificación
Nacional Definitiva
por
una Nueva Década en Paz y para Siempre
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