Por: Arturo Larrabure
El
autor es hijo del coronel Argentino del Valle Larrabure, asesinado por la
guerrilla del ERP
El pasado 24 de marzo
fue particularmente doloroso para los familiares de quienes fueron
secuestrados, torturados y asesinados por la guerrilla entre los años l973/76.
Salvo honrosas excepciones, un manto de silencio encubrió la sangrienta
militancia de ERP y Montoneros.
La mejor manera de
hacer memoria es rescatar el sagrado valor de todas las vidas, no otorgar
implícitamente una especie de licencia para matar a quienes -como lo destacara
la Cámara Federal en el juicio a los comandantes- llevaron a cabo la mayor parte de sus sangrientos actos en pleno
gobierno constitucional.
Ellos
no querían la democracia, deseaban imponer un régimen marxista,
y para esto trazaron y ejecutaron un plan criminal, que cobró tal intensidad,
que las fuerzas de seguridad fueron superadas, obligando a ordenar la intervención de las Fuerzas Armadas. No se
oponían al golpe, lo provocaban pensando que éste les iba a generar el apoyo de
la población. La historia prueba que sucedió lo contrario.
Hubiera sido oportuno
entonces que, en un día en que se pretende que los argentinos recordemos un
período tan doloroso de nuestra historia, a la par de juzgar la responsabilidad
de las Fuerzas Armadas, se juzgara la responsabilidad de los otros partícipes
directos del drama.
Hay preguntas claves, esenciales, que se
censuran, por no ser políticamente correctas.
¿Por
qué la guerrilla no depuso sus armas en pleno gobierno de Juan Domingo Perón?
¿Qué
hubiera ocurrido con la República, con los opositores, si la guerrilla hubiera
triunfado?
El reciente
testimonio prestado por el ex ministro de trabajo de María Estela Martínez de
Perón, Carlos Ruckauf, en la causa en la que se investiga el secuestro, torturas
y asesinato del coronel Argentino del
Valle Larrabure, secuestrado por el ERP en l974, ha corroborado que en ese
tiempo se había decretado el estado de
sitio "por el accionar terrorista
que era de gran magnitud", señalando que "era un ataque al gobierno y
a las instituciones", que afectó, sin duda, además "a civiles."
Refiriéndose a las
características que tuvo ese ataque Ruckauf señaló que "había secuestros, atentados
y ataques a cuarteles, estructuras policiales, personal judicial, personal
policial y civiles".
Preguntado si tales
ataques eran ocasionales, aislados o sistemáticos, respondió: "Hubo muchos hechos",
recordando incluso que fueron afectados niños, entre los que citó a los hijos
del Capitán Viola.
Interrogado sobre qué
tipo de gobierno se hubiera instaurado en el país de haber el ERP tomado el
poder, respondió: "Puedo suponer que marxista, porque ellos alegaban que eran marxistas..."
Al preguntársele si
las acciones del ERP fueron inorgánicas, aisladas o existía un plan trazado
para llevarlas a cabo, contestó: "Supongo que existía un plan, pero no lo conozco"..."En los
medios salía que buscaba el poder" -aclaró.
El plan criminal fue
minuciosamente expuesto en la Declaración
Conjunta a los Pueblos de América Latina, emitida en l974 por el ERP junto a otras organizaciones armadas
latinoamericanas, y que se encuentra transcipto en el Nº 31 de su órgano de
difusión Estrella Roja. [1]
Su lectura, esencial,
permite comprender que los guerrilleros
no luchaban por la democracia, la aborrecían; veían enemigos en los partidos
progresistas; no respetaban la legalidad y el parlamentarismo,
considerándolos exageraciones de los partidos reaccionarios; consideraban a la
violencia revolucionaria un método esencial para la toma del poder; proyectaban
implementar la lucha de clases, aniquilando a sus enemigos; la lucha armada era
para ellos la única posibilidad de triunfo.
¿Cuánta
gente hubiera muerto?
El filósofo e
historiador Tzevan Todorov, experto
en analizar la memoria después del horror [2],
denunció, tras visitar Argentina, que no "se puede silenciar la ideología que
inspiraba a esta guerrilla de extrema izquierda y al régimen que tanto anhelaba. Como fue vencida y eliminada, no se
pueden calibrar las consecuencias que hubiera tenido su victoria. Pero, a título de comparación, podemos recordar que,
más o menos en el mismo momento (entre 1975 y 1979), una guerrilla de extrema
izquierda se hizo con el poder en
Camboya. El genocidio que desencadenó causó la muerte de alrededor de un millón
y medio de personas, el 25% de la población del país. Las víctimas de la
represión del terrorismo de Estado en Argentina, demasiado numerosas,
representan el 0,01% de la población".
Arnol Kremer [3],
miembro del buró político del ERP, ha sido muy claro: "No nos chupemos el dedo. Está bien la pregunta, porque ahora hay
una cantidad de compañeros que se hacen los blanditos. La historia es la historia y hay que hacerla con la verdad. Pero la
verdad es que nosotros nunca pensamos en la democracia. Nosotros pensábamos en la democracia en términos de Lenín, como un paso, un instrumento para el
socialismo, teníamos toda la concepción lenilista más dura. Para nosotros
la sociedad socialista tenía una etapa previa que era la dictadura del
proletariado; y en eso que no se hagan los desentendidos".
NOTA:
Las imágenes no corresponden a la nota original.
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