En el artículo "La decisión de Hiroshima",
publicado el jueves, se afirma, entre otras cuestiones, que "la
explosión que acabó con la vida de 100.000 personas en nueve segundos sacudió
la conciencia universal, pero, a la vez, trajo alivio al mundo, porque selló la
derrota de Japón y puso fin a la Segunda Guerra Mundial".
Desconozco el origen de las cifras, pero no sé si contabiliza los muertos por
la destrucción de Nagasaki con otra bomba similar, los que fueron muriendo con
el correr de los años como consecuencia de las secuelas de la radiación, como
tampoco los miles de mutilados, todos víctimas inocentes de la locura de la
guerra. Traigo esto a colación por la frase que he seleccionado y que encabeza
este escrito: dos bombas atómicas que generaron que los japoneses tuvieron que
sufrir "la temperatura 50 millones de grados centígrados en la zona del
impacto y 1800 grados a una distancia de dos kilómetros" y vivir
hasta el presente en el espanto nuclear, para traer "alivio al mundo" omitiendo agregar "occidental" Casi dos tercios de las muertes de
sobrevivientes de los bombardeos atómicos registrados en el hospital de
Hiroshima hasta marzo de 2014 se debieron al cáncer de pulmón, hígado,
leucemia, intestinos y linfomas malignos. En ese mismo período, más de la mitad
de los fallecimientos registrados en el hospital de la Cruz Roja en Nagasaki
también se debieron al cáncer.
Esto me hace pensar en lo que, en
muchísima menor escala, hemos debido sufrir en nuestro país para "traer alivio" a la sociedad
argentina ante el flagelo terrorista de
los años 60, 70 y 80, con la diferencia que "Occidente" vio con buenos ojos la atrocidad nuclear para
lograr su "alivio" y en
nuestro país, más de mil miembros de las Fuerzas Armadas, de seguridad,
policiales y penitenciarias y civiles, purgan ilegal, ilegítima e injusta
privación de libertad por haber participado en la guerra contraterrorista que
le trajo ese "alivio". De ellos 305 ya han sido ejecutados en el
marco del plan criminal de exterminio de un sector de la población diseñado por
la corporación política y ejecutado por la judicial.
Tte Cnel (R) Emilio Guillermo Nani
NOTA: Las imágenes y destacados no corresponden a la nota
original.
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